lunes, 9 de agosto de 2010

COLUMNA: Palco de Prensa

* Fracasados y traidores
Por Gilberto Lavenánt
Los políticos bajacalifornianos, y en especial los tijuanenses, están desconcertados. Efectivamente, desconcertados y decepcionados.

¿Motivo, causa o razón? Pues simple y sencillamente han observado, y comprobado, que las cualidades o características que siempre se les dijo que era necesario conservar y cultivar, para ascender en su carrera política, como la lealtad, la eficiencia, ya no son requisitos esenciales o indispensables, para ascender en su carrera política y ocupar puestos públicos.

No. Ahora el fracaso, la mediocridad y por lo tanto la ineficiencia, parecieran ser más virtudes, que defectos. Al menos para los panistas.

El principal ejemplo de esto lo fue el panista Francisco Blake Mora, que desde la Secretaria General del Gobierno del Estado, fue el principal operador de la campaña de los candidatos panistas a diputados locales y munícipes, y por lo tanto el autor intelectual de la estrepitosa derrota que sufrieron en los comicios del 4 de julio.

Los propios panistas lo señalaron con índice acusador y le reclamaron al Gobernador José Guadalupe Osuna Millán, que lo corriera del gobierno estatal y prácticamente demandaban su expulsión de las filas del Partido Acción Nacional.

Osuna Millán estuvo a punto de ceder, y no lo hizo, porque al hacerlo, también hubiese tenido que reconocer su culpa en relación con dicha derrota. Afortunadamente para Blake, fue rescatado por el Presidente Calderón, quien le vistió de “méritos” que le inventó a “vuelo de pájaro” y lo sentó en la silla principal de la Secretaria de Gobernación.

Sus acusadores, los panistas bajacalifornianos, no lo podían creer. En lugar de un merecido castigo, un premio inmerecido. En lugar del fin de su carrera política, dió un salto impresionante y hoy está en la fila de los prospectos o aspirantes a la Presidencia de la República en el 2012.

Para no sentirse menos, o comprendiendo la situación en que se encontraban, Blake acudió al rescate de otros fracasados o derrotados de los comicios del 4 de Julio. Entre ellos, uno de los principales, fue Raúl Leggs, quien dejó la coordinación del equipo estatal, para lanzarse por la Alcaldía de Playas de Rosarito. Pero también fue derrotado. Y ahí andaría en estos momentos, como “perro sin dueño”, pero lo rescató Blake y lo puso en la silla de coordinación de asesores de la Secretaria de Gobernación. Para envidia de muchos.

Otro más de los artífices de la derrota panista, Antonio Valadolid, el coordinador general de la campaña de Carlitos Torres a la Presidencia Municipal, a quien muchos condenaban al destierro, en lugar de castigarlo por tan fea derrota, lo premiaron, designándolo Delegado Regional del Instituto de Migración.

Estos casos, y muchos otros que no han sido tan publicitados, han generado desconcierto y decepción entre muchos panistas. Para ellos, la mediocrudad, el fracaso, la derrota, ya no es una mancha en la carrera de un político. Ahora es un distintivo. Antes se les castigaba con el destierro. Ahora se les premia, con puestos públicos. En los que puedan refugiarse, para protegerlos y evitarque sean agredidos, y además para que se repongan de los gastos de campaña.

Algo similar está pasando a los priístas, pero en otro sentido. En ese lado de la política, están desconcertados y decepcionados, porque si antes la traición, la deslealtad, el “chaqueteo”, eran acciones vergonzosas, imperdonables, ahora no parecen tener la menor importancia.

Tal es el caso del expriísta, Antonio Cano Jiménez, cachorro del priísmo, que cuando vió que habían terminado las expectativas del PRI, dió el “chaquetazo”, se cambió la camiseta tricolor y se vistió con la del Panal de la maestra Gordillo, y eso le llevó a ocupar la diputación local que ostenta actualmente. Ni por aquí le pasó la idea de que un día volvería a cobijarse bajo la sombra de algún priísta. No es que intente o trate de reingresar al PRI. De ninguna manera. Para el caso, es casi lo mismo.

Cano, es hijo político de Carlos Bustamante. Se formó bajo su sombra. Eso todo mundo lo sabe. Pero cuando abandonó el PRI, no había ni la más remota esperanza de algún día obtener el triunfo electoral. Mucho menos que su “padrastro político”, Bustamante Anchondo, fuese el privilegiado por ese triunfo.

Así es que, luego de los resultados de los comicios del 4 de julio, no se le separa ni un metro a Bustamante y se dice que será uno de sus más cercanos colaboradores. Nadie le ha advertido al Alcalde electo de Tijuana, que Antonio Cano es un traidor, que abandonó el barco priísta, cuando se acabaron los triunfos electorales, que hoy viste la camiseta del Panal, que ese tipode individuos, merecen el destierro de los dominios priístas.

Pero como prácticamente es considerado “el cachorro” de Bustamante, hoy le toleran, y le envidian.

Este caso es el que ha generado, entre los priístas, desconcierto, y decepción. Están comprobando que la traición y el “chaqueteo”, ya no son defectos políticos, sino virtudes, méritos. Pero nadie se atreve a comentarlo en voz alta. Ni siquiera los dirigentes del PRI, tanto locales como estatales.

Tanto panistas, como priístas, están como las mujeres mexicanas : traicionadas, vapuleadas, abnegadas, tolerantes. Nadie puede reclamar lo que les hacen, si ellos guardan silencio.

gil_lavenant@hotmail.com

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