Por Teresa Gurza
Conmoción ha causado en los círculos poderosos chilenos, principalmente en la jerarquía eclesiástica y en los sectores acomodados de Santiago, las denuncias por abuso sexual que Cinco hombres interpusieron contra el influyente sacerdote Fernando Karadima.
Aunque la primera de las denuncias fue presentada ante las autoridades religiosas el año 2003, el Vaticano aún no ha respondido; y a la primera se han unido cuatro denuncias más de otros cuatro profesionistas presuntamente agredidos por Karamina.Las acusaciones han ocasionando indignación tanto entre quienes creen a los denunciantes, como entre los que consideran que las acusaciones son falsas y todo “es obra de los izquierdistas que quieren destruir la Iglesia”-Y aún mayor estupor causó un reportaje del canal estatal de televisión, que esta semana recogió los estremecedores testimonios de las víctimas del sacerdote Karadima, encargado de la Acción Católica juvenil y hasta hace poco párroco de la iglesia ubicada en el Bosque, uno de los barrios de clase alta de la capital chilena. En él, José Andrés Murillo, Juan Carlos Ruíz, Fernando Batle, y James Hamilton relataron con bastantes detalle los abusos sexuales de que fueron objeto ciando eran adolescentes y adultos jóvenes y la forma como el sacerdote les manejaba las conciencias para poder chantajearlos moral y sicológicamente.Lloroso, Hamilton que hoy es gastroenterólogo relató que en su caso los abusos perduraron por más de dos décadas, y que mientras él llegó a considerarse basura y sentirse culpable y a no poder vivir en paz por el dolor la ira y los remordimientos, Karadima, quien es famoso como “formador” de sacerdotes y obispos, quitaba importancia a lo que acontecía, lo instaba a que guardara el secreto y lo presionó a casarse con una muchacha de la misma parroquia. Según su testimonio el sacerdote actuaba con tal desfachatez, que en varias ocasiones que fue a su casa a cenar frente a su esposa e hijos le pedía subir a una recámara para que lo revisara aduciendo que se sentía enfermo del estómago; y ya arriba cometía un nuevo abuso mientras la familia, ajena a lo que sucedía, esperaba abajo. La situación se volvió para el médico incapaz de manejar, y fue una de las causas de su quiebre matrimonial; al enterarse de todo, su esposa lo animó a que presentara denuncia penal; y hoy, al igual que sus padres y hermanos le dan todo el apoyo. Tan desgarradores como los de Hamilton y su ex esposa, fueron el testimonios de los otros querellantes; que pusieron de manifiesto que el cura escogía para sus prácticas sexuales a más guapos de mayores recursos y “mejores” familias de la parroquia; y que sobre todos ellos ejerció fuertes presiones sicológicas y morales.Por otra parte, el clérigo acusado, sus feligreses y familiares aseguran que todo es falso, "es una cruz que Dios le manda para santificarlo más", y profieren insultos contra los que se han atrevido a denunciar lo que sucedía en ese exclusivo grupo.Y los abogados de Karadima sostienen que probaran que lo denunciado es mentira y que en todo caso, “si algo hubo, fueron relaciones consentidas entre adultos, porque todos eran mayores de edad”.Pero las víctimas precisan que los abusos en ellos, y en otros que no se han atrevido a denunciar, se iniciaron cuando eran menores de edad.El cardenal arzobispo de Santiago ha reconocido que las primeras denuncias fueron presentadas en 2003; que a sus manos llegaron en el 2005 y él las entregó para su investigación al promotor de justicia del episcopado chileno.Que si la investigación se ha llevado tanto tiempo, !es precisamente porque pretendemos hacer las cosas de manera cuidadosa y adecuada ateniéndonos al Derecho Canónico y con mucho respeto hacia todos los involucrados”.Y que en breve el encargado de la causa le entregará un informe confidencial; y advirtió que además de las denuncias, hay muchos testimonios a favor de la fecunda y generosa labor pastoral de Karadima, porque !a través de él, Dios despertó muchas vocaciones al sacerdocio y el episcopado.Tampoco ha avanzado en estos casos la justicia civil.
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