* “Cuando mueren los periodistas”
Por Bartolomé Rubio Hernández
ruherba@yahoo.com.mx
Este miércoles 31 de marzo murió nuestro compañero, el periodista Daniel Lagunas. Hace exactamente una semana lo acompañé caminando desde la entrada a palacio municipal hasta las oficinas donde se resguardaba para pasar el día, en las oficinas de Joaquín Parad Ruiz. Se le veía ya muy mal, caminaba con mucho esfuerzo y le sugerí que ya no saliera, que podía caerse, se lo dije porque en dos ocasiones lo tuve que detener porque estuvo a punto de caer en el transcurso entre los dos palacios de gobierno: estatal y municipal.
Daniel es un ejemplo de lo que pasa a muchos periodistas en México, vivimos una época de halagos de los funcionarios públicos y políticos, creemos que estos van a perdurar, pero no, en este medio de la política en la que los periodistas estamos inmersos porque es parte de nuestro oficio o profesión, como lo ha dicho el periodista Rogelio Hernández, de Excélsior, “ los halagos se dan por conveniencia”.
Cuando ya no servimos a los políticos, cuando ya no hay un medio de comunicación que influya en la imagen de los políticos, simple y sencillamente nos ven de lejos o hacen como que “la virgen les habla”. Se acaban las invitaciones a las comidas, a los festejos de sus cumpleaños, como lo han puesto de moda los panistas y ocurre lo peor, el olvido de todos.
Supe en voz de nuestros amigo el periodista Franco Prado, que nuestro entrañable amigo, el periodista Mario Ortiz Villacorta, se encuentra olvidado en un asilo de ancianos, junto con su esposa. D e él no nos acordamos ni siquiera los periodistas que lo conocimos. Lo mismo ocurre con el señor Fernando Ramos Hernández, “ramitos”, periodista con casi 90 años de edad, se encuentra solo en casa, sin que nadie lo apoye, salvo algunos vecinos y conocidos.
Al que también le enviamos un saludo es a nuestro compañero Jorge Hemert Macías, quien se encuentra también enfermó, afortunadamente, él si acompañado de su familia.
Tal vez ese sea el destino de todos los viejos en México, y en el mundo, pero como periodistas creo que nos hace falta que aquellos que han sido parte de nuestro entorno, les busquemos mejores niveles de bienestar al final de su camino.
Hasta hace algunos meses que deje la presidencia de la Asociación de Periodistas de Tijuana(APT), y hoy lo refrendo, una de mis metas es lograr que el Instituto Mexicano del Seguro Social, afilie a aquellos compañeros que no tienen un trabajo fijo en algún medio de comunicación con el fin de que reciban los beneficios que da la seguridad social, como es atención en salud, Infonavit y AFORRE.
Muchos sobrevivimos vendiendo nuestros servicios de de asesoría, o adquiriendo un espacio en la radio o televisión por cable, o creando su pagina web, venden espacios de publicidad. Pero sin seguridad social.
Siempre he pensado que una organización como la APT, en vez de servir para que los políticos acudan a ella para lucirse, debe ser un organización que sirva a la sociedad civil, a aquellos que tienen mucho que informar y no tienen el medio. Pero principalmente, las asociaciones, deben servir a quienes la integran, para buscar mejores niveles de bienestar económico para sus asociados y sus familias, todo por la vía legal.
Los periodistas son un vínculo entre el poder y la sociedad civil, a ellos recurren los ciudadanos para hacer denuncias cuando se comete una injustica. Los periodistas reaccionan inmediatamente para cuestionar al poder público, somos muy sensibles a las injusticias que les ocurren a otros.
Pero creo que deberíamos preocuparnos también por las injusticias que nos ocurren y a nuestras familias, sin olvidarnos de nuestra responsabilidad como informadores.
Mucho he cuestionado que los periodistas, y sus organizaciones, cuando muere uno de nuestros compañeros, no tenemos dinero ni para comprarles una corona de flores. Es también cierto que los periodistas demandamos que los funcionarios cumplan con sus obligaciones, pero nosotros somos incapaces de organizarnos para defendernos, sobre todo cuando un compañero es asesinado, a lo máximo que llegamos es realizar marchas y protestas para demandar el esclarecimiento de los crímenes, pero no más.
Hay sido una racha de muertes de periodistas, primero fue Agustín Pérez, joven periodistas, con apenas 35 años de edad, fulminado , él y sus sueños, por un ataque cardiaco. Luego el fotógrafo ,durante mucho tiempo en el Heraldo de Baja California, Lorenzo Sánchez, quien murió de neumonía. Sánchez fundó un pequeño periódico en donde cuestionaba a sus compañeros de partido, el PAN, pero aún así se le respetaba en esas filas del albiazul. Ahora le tocó adelantarse en el camino al compañero Daniel Lagú´nes En paz descanse.
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