Por Teresa Gurza
Ninguna de las medidas de emergencia indicadas para casos de temblor en el manual del organismo nacional de emergencias, ONEMI, se llevó a cabo la madrugada del 27 de febrero que asoló el centro y el centro sur de Chile un terremoto de 8. 8 grados seguido de varios tsunamis, que acabaron con los poblados costeros.
El manual establece que en caso de sismo fuerte, una bengala debe prenderse en cada ciudad, puerto o caleta; para que ilumine y sirva de alarma. Debe avisarse a la población con megáfonos móviles. Deben tocarse sirenas de sonido característico destinado sólo a esa alarma. Nada de esto se hizo. Tampoco se activó el sistema de protección civil; ni se evacuó a la población a zonas seguras. Y como ya he contado acá, tampoco se hizo caso de las tres alertas de tsunami que envió el Centro de Alertas de Tsunamis del Pacífico a la Armada de Chile. Es más, los intendentes de las regiones del Bío Bío y del Maule, las zonas más afectadas, han declarado que pese a sus esfuerzos, durante más de 48 horas no pudieron tener comunicación ni con los alcaldes de sus comunas, ni con las Fuerzas Armadas ni con nadie del gobierno de Michelle Bachelet. A todas estas consideraciones los responsables responden que están dedicados a la contingencia y ya habrá tiempo de analizar lo que falló. Pudieran tener razón si no hubiera tantas réplicas; pero como las hay; y como expertos en sismos de la Universidad de Chile advirtieron que esperan una réplica mayor a las de 6 y más grados que se han estado sintiendo, es importante que se analice y corrija lo hecho y no hecho para evitar futuras tragedias. Esta información, que hoy publica en primera plana El Mercurio, precisa que siempre que ha habido grandes terremotos, en pocos días o en menos de un mes ocurre una réplica grande. Más que en las autoridades, los vecinos de María Salvo una señora dueña de un faisán, le sugieren que lo venda a la Onemi. Publica hoy Ultimas Noticias que el pájaro ha sido bautizado como Terremotito; porque 5 a 10 segundos antes de cada réplica fuerte, canta como loco. “Así que cuando el faisán canta todos nos preparamos…” Mientras tanto, la vida sigue su curso. Turistas cancelan reservaciones en más de un 60 por ciento; y empresarios y trabajadores firman un acuerdo que permitirá evitar despidos. Lo que es de máxima importancia, porque la legislación laboral chilena establece que se puede despedir personal en caso de sismo, acogiéndose a las figuras de caso fortuito o fuerza mayor. Y que el patrón puede también declarar feriados colectivos, para todos, o suspensión sin goce de sueldo, pero manteniendo los pagos al seguro social y de retiro. En tanto, en las zonas dañadas la gente se traga las lágrimas para escombrar, limpiar y arreglar lo poco y nada que les queda. Y recibe solidaridad de varios tipos. Los presos de la comuna de Rengo, por ejemplo, donaron el pan que les corresponde dos días a la semana para dárselo a los más afectados de su vecina Curicó; y 200 dulceros de la Ligua, llevaron pastelitos y golosinas a los niños de Constitución y Talca. En Hualpén se juntan para denunciar que un hombre fue muerto por un marino durante el toque de queda y demandan investigación. En Arauco regresaron las casas básicas, construidas con dineros de la teletón del viernes pasado, por considerarlas “indignas” manifestando que prefieren esperar viviendas más definitivas, porque esas, de madera, se filtrarán enteras en las lluvias del invierno que ya esta próximo. Ya se interpuso la primera demanda civil contra una constructora que en San Bernardo hizo un edificio que está en el suelo. Y Sebastián Piñera que mañana toma posesión como presidente de Chile, atiende a las delegaciones extranjeras a la ceremonia; y la tarde de hoy jugará un partido “amistoso” de futbol con Elvo Morales, presidente de Bolivia. Además de Elvo están ya acá Felipe, príncipe de Asturias, el ministro chino Yin Weinin, el ex jefe del gobierno español José María Zxnar y los presidentes de Ecuador, Colombia, Argentina y Uruguay.
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