martes, 16 de marzo de 2010

COLUMNA: Off the Record

Por Bartolomé Rubio Hernández
ruherba@yahoo.com
Mi vecino y la libertad de prensa

Mi vecino está muy asustado después de que en dos ocasiones lo han asaltado en su tienda de abarrotes. Hace dos semanas los delincuentes le mataron a su hermano y al hijo de éste, quien también poseía otro negocio similar.
Los comerciantes de abarrotes de mi colonia están muy asustados, uno de ello vio cómo los delincuentes llegaron a un negocio de internet, que está en contra esquina del suyo y balacearon al joven que lo atendía. Dos días después un policía mató a su esposa y se suicidó. Fueron muchas sorpresas en pocos días.
Pero mis vecinos están más asustados, porque cuando han recurrido a denunciar los hechos, la impunidad y la ineficacia o corrupción de los ministerios públicos es muy obvia. Los malhechores se mueven y en pocos días salen libres.
Uno de ellos, también abarrotero de mi colonia -porque de estos negocios hay muchos, son muy socorridos pese a la crisis- lo asaltaron y tras el atraco, después de dos semanas llegaron los policías que habían levantado datos durante el evento para avisarle que ya habían detenido a uno de los ladrones. Los agentes le recomendaron que pasara ratificar su denuncia al ministerio público para que todo el peso de la ley cayera sobre los ladrones de su negocio.
Pero mi vecino les dijo: “yo no levanté cargos contra nadie porque cuando fui al ministerio público del Mariano Matamoros, me enviaron al de la central camionera y de ahí me volvieron a regresar al de el Mariano, y la verdad me enfade, mejor ahí que muera”.
Pero mi primer vecino, al que le mataron a su hermano, está muy molesto porque además de que le asesinaron a su hermano y su sobrino, en un audio de un video de la web del periódico El Mexicano, escuchó la voz de una mujer, que asegura que el asesinato de su hermano estaba vinculado con la delincuencia organizada.
Dice mi vecino que el no entiende como una reportera puede decir eso, sino no existe una investigación y ni siquiera sabemos si los detenidos el día del asesinato, eran realmente los responsables. Cómo le puedo hacer para evitar que sigan diciendo tal versión- me pregunta mi vecino- y este servidor le respondió que enviara una carta para desmentir, o sea derecho de réplica, al periódico haber si por lo menos el reportero dice quién le dio esa nota, si hay prueba o qué pasa con la fuente de la cual no estamos olvidando muchos periodistas cuando escribimos, los géneros periodísticos, primero porque muchos de los que swe dedican a este oficio, ni siquiera se han tomado la molestia de capacitarse en un taller de redacción, segunda porque nadie nos dice nada, nadie nos corrige cuando informamos mal.
Yo me pregunto cuantos de los más de 60 periodistas que han muerto en México desde el año 2000, pudieron haber sido asesinados por informar mal o por no llenar los requisitos mínimos para publicar una nota periodística, o porque más de algunos de los involucrados, sin ser de la delincuencia organizada, se molestó por la forma en que fue publicada una versión de él y su familia, que pudo haber sido víctima, y en la nota s ele acusó de delincuente.
Volviendo a mi vecino- de quien no cito el nombre porque él está muy sentido con los periodistas que no informan bien y porque además está dolido por el crimen de su hermano, al grado de que no me atrevo a preguntarle nada- uno se pregunta cómo es que a alguien que padeció un hecho tan grave, alguien del medio periodístico o autoridad se atreve a vincularlo con el crimen organizado, sin tener pruebas, sin investigar.
Los políticos, los funcionarios de gobiernos, nos acusan de exaltar los hechos violentos, no las buenas obras. Todo eso tiene fondo político, más que afán por darle buena imagen a Tijuana.”No se puede tapar el sol con un dedo”. En Estados Unidos, en San Diego- la prensa no trata mal al gobierno, a la ciudad, por eso hay más riqueza , más turismo, dicen muchos.
Eso es totalmente falso, lo que pasa es que en Estados Unidos sí se respeta la ley, nadie puede ser acusado, en tanto no se declarado por un juez, y mucho menos publicado en diario o revista. Por eso pocos salen en los periódicos. Así te va con las multas si difamas, muchos diarios de vecino país, sus directivos, lo saben, con toda la libertad de expresión que hay en ese país, hay que respetar la ley.
Aquí no ocurre eso, los reporteros corremos inmediatamente- cuando la policía o un jefe policiaco, o militar va a informar de los detenidos. Todas las cámaras están puestas en los sujetos apresados, casi todos, en su mayoría en muy mal estado físico , a muchos se les nota la pobreza económica e intelectual a cuestas. Son gente muy joven, sin ingresos económicos que se la juega ante la falta de motivación de un empleo. Eso no nos importa a los reporteros, queremos la nota, necesitamos llenar el periódico o los noticieros.
Hace cinco días vi a Juanito, un hombre humilde que nos sirve la cervezas en un restaurante en Tijuana, apareció en las cámaras de NOTIVISA Tijuana, “ mientras usted dormía”, mire lo que pasó, dice la conductora.
. Y ahí sale juanito, en la tele, muy molesto. Se le acusa, -dice la conductora- de intentar sobornar a los policías, iba manejando en estado de ebriedad. Los que conocen a Juanito aseguran que ni auto tiene y mucho menos dinero para sobornar a los policías.
“Yo no manejaba, era mi amigo, no intente sobornarlos, los policías me quitaron cuatro billetes de 50 pesos y uno de 500. Salí porque nadie me acusó, ni los policías acudieron a hacerlo”. Culpable o no “ya me quemó la tv y los agentes, lástima que o no era extranjero y organizador de un evento deportivo, porque los detenidos serían los policías”.
Nos falta a nuestros periódicos y noticiarios de medios electrónicos, a los reporteros, capacitarnos, clases sobre los derechos que tienen los demás cuando son detenidos. Afortunadamente los periodistas aún somos respetados en este México violento, no hemos perdido el respeto de la gente, a pesar de todo, como ha ocurrido con los políticos y los policías. Capacitémonos, sólo el conocimiento nos hará profesar mejor esa libertad de expresión que tanto defendemos y defienden los ciudadanos.
En estos momentos de violencia en México, es también la hora del periodismo, de recurrir a nuestra consciencia, a la ética periodística, para informar mejor a la sociedad.

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