SAN DIEGO.- El asesinato de un agente de la Patrulla Fronteriza en San Diego, California la semana pasada, recrudecerá el clima hostil que sufren los migrantes en su camino a Estados Unidos, advirtió el director del Comité de Amigos Americanos en el vecino país, Christian Ramírez.
Alertó que el aumento de vigilancia anunciado por la secretaria de Seguridad Interna del vecino país, Janet Napolitano, empujará a los aspirantes a indocumentados a zonas aún más peligrosas para intentar cruzar la frontera, y como resultado más personas morirán en su intento por alcanzar el “sueño americano”.
En entrevista aparte, el director del Centro Binacional de Derechos Humanos en Tijuana, Víctor Clark Alfaro, criticó que sólo después del incidente que afectó a un extranjero, las autoridades mexicanas se interesaron en la situación que prevalece en la zona fronteriza, donde el dominio de las bandas criminales quedó en evidencia.
Acusó que pese a que el problema no es nuevo, ninguna autoridad se ha hecho cargo de la situación, y han abandonado a los migrantes a su suerte.
El Grupo Beta, con menos de 100 elementos en Baja California que cuenta con más de 200 kilómetros de frontera, hace mucho dejó de ser protector de los indocumentados, y la policía no se acerca a la zona, y como resultado incluso las personas que intentan cruzar la frontera se convierten en “mercancía” y son “robados” por criminales que luego exigen rescate para dejarlos en libertad.
El pasado día 24, un sujeto que había ingresado sin documentos a Estados Unidos disparó contra el agente fronterizo Robert Rosas que intentaba detenerlo, junto con un grupo de individuos por el poblado Campo, California, colindante con Tecate. Al parecer utilizó el arma oficial.
Ante la reacción enérgica del gobierno estadounidense, autoridades mexicanas realizaron varios operativos que dieron como resultado la detención de cinco hombres, uno la misma madrugada del viernes, quien llevaba un arma y fue identificado como el homicida.
Los otros cuatro cayeron en manos de las autoridades en las horas siguientes, y de acuerdo con sus primeras declaraciones, se dedicaban a secuestrar, asesinar y violar migrantes.
Pretextos .
Christian Ramírez lamentó la muerte del agente Robert Rosas al señalar que el incidente confirma la presencia de grupos criminales que por mucho tiempo han atacado migrantes.
Mencionó que en particular la zona de Campo es una de las más conflictivas por ser una de las rutas principales de aspirantes a indocumentados.
Por ello, después del homicidio, el gobierno estadounidense adelantó que intensificará la vigilancia en la zona, y será un pretexto para aplicar toda la fuerza del Estado, como lo anunció la secretaria de Seguridad Interna, Janet Napolitano, consideró el activista.
El paso de migrantes por el área es constante, pero también la presencia de traficantes de drogas, obviamente de asaltantes, y también de grupos paramilitares que han asumido la vigilancia fronteriza, y cometen abusos contra quienes pretenden cruzar al vecino país.
Esto es conocido por las autoridades pero sólo actuaron cuando la espiral de violencia afectó a un estadounidense, lo que indica una doble moral de las autoridades mexicanas y del vecino país.
“Cuando un migrante es agredido, no pasa nada, pero cuando un agente sufre los embates de la violencia, la respuesta es otra”, lamentó.
Pero lo más preocupante es que este incidente empujará a los aspirantes a indocumentados a zonas más agrestes donde los riesgos se multiplican por las altas temperaturas, la accidentada topografía donde los accidentes son frecuentes, y obviamente la presencia de atacantes.
Abandonados a su suerte.
“Los migrantes están abandonados a su suerte porque están en una zona muy difícil, pues además de ser ruta del narcotráfico, en los últimos años ahí han proliferado los ‘bajadores’, aquéllos que se dedican a atacar a los indocumentados”, lamentó Clark Alfaro.
Asumo que muchos migrantes no denuncian y es parte de la diferencia en la aplicación de la ley cuando se trata de un agente de la Patrulla Fronteriza o contra los aspirantes a indocumentados, pero sí es condenable, dijo el antropólogo.
Clark Alfaro lamentó que por un lado las corporaciones policíacas se han desentendido de la situación a pesar de los reportes constantes de asaltos y ataques, y por su parte el Grupo Beta hace mucho dejó de ser un organismo de protección, como fue al principio de su creación.
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