Fragmento de la ponencia impartida por sociólogo Bernardo de Jesús Saldaña Téllez en el Congreso Internacional Repensando lo Público
La equivocada estrategia de seguridad pública que ha olvidado, no sabe, o no quiere saber, que la lucha de clases comienza con la violencia cuando al individuo se le han cerrado las opciones de desarrollo; paso a rescatar lo sublime de la seguridad ciudadana, un término en la cual se contempla la paz y el respeto irrestricto a los derechos humanos, la vigencia del contrato social, del orden jurídico y su poder de coerción para evitar el casos, la violencia, el salvajismo. Son paradigmas que no son iguales, son interpretaciones diferentes de la realidad. .
Veamos los valores trastocados; actualmente, México tiene el segundo lugar en el mundo con adultos enfermos de obesidad, 44 millones de personas respaldan la cifra; además se tiene el primer sitio con niños que padecen la misma enfermedad. Según cifras que dio a conocer especialista en nutrición del IMSS y así fue publicado por el diario El Universal, en su edición del pasado 15 de Octubre de 2008. Dice el artículo: “Revela una encuesta del Instituto (Mexicano del Seguro Social) que uno de cada cuatro menores de entre 5 y 11 años de edad, padece de este mal, por lo que el problema dejó de ser privativo de la población adulta”.
Esto significa que en el futuro, el Estado mexicano tendrá un fuerte gasto del presupuesto de egresos para atender un problema que no se ha previsto con anticipación, un tema tan importante para el Estado mexicano, como el tema de los hidrocarburos, los ferrocarriles, la energía y la política monetaria; la obesidad es un tema que traspasa las políticas públicas para convertirse en políticas de Estado, como la migración y el libre flujo dentro del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, tanto de mercancías como de seres humanos. Este porcentaje del presupuesto a que refiero para atender a los enfermos de obesidad, deberá estar completamente destinado para atender a adultos con problemas de salud por diabetes mellitus-2, hipertensión arterial esencial, dislipidemia, y todas las enfermedades colaterales que se generan a partir de la obesidad; será inmenso el gasto gubernamental para prepararse a atender a una población de niños que crecerán con ese problema. Un problema completamente severo y delicado para el Estado mexicano, para la calidad de vida de sus ciudadanos, a la ONU le preocupa la mortalidad infantil, en consecuencia la salud de los menores; tal vez si adoptáramos los Objetivos del Milenio (de la ONU), contribuirían a reducir en algunos grados las diferencias fronterizas que le dan forma a la imagen asimétrica.
Aun con los problemas inherentes al fenómeno social de la obesidad en México, a pesar de ser problema serio y mortal, considero, que el problema mayor reside cuando el colectivo social ve a una persona delgada, le preguntan que sí esta sana, y en casos extremos se atreven a preguntarle que sino anda en drogas. Así preguntan los enfermos, le preguntan a la persona que en las mas de las veces esta sana.
Al vincularlo con la concepción de la realidad, lo grave es que el régimen político de carácter conservador ha invertido los valores, ha trastocado los significados de lo inaceptable por perjudicial y lo deseable por utilidad pública. Con esa perversidad de los valores invertidos, se pretende hacer creer a los mexicanos que padecemos de inseguridad como un mal social. Reitero, sí hay síntomas de inseguridad pero realmente padecemos de ingobernabilidad, la falta de gobierno es la patología social.
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