Una, en nadar de a muertito con singular gracia para que toda crítica y reclamo ciudadano por su inoperancia se le resbale, en otras palabras cobra por “hacerse Pato”.
Esto sin atender las múltiples quejas ciudadanas de anomalías de funcionarios, quejas de abuso de autoridad de policías y otras aberraciones donde el pueblo sigue en el abandono, el desamparo total o esperar mucho del supuesto defensor de oficio de los ciudadanos.
La otra es que Vila Ruíz, se ha especializado en contar sus ganancias y pérdidas en sus tardes en los casinos que hoy abundan en Rosarito y donde tantos desdichados sucumben a las garras del vicio, como es la adicción a los juegos de azar o sufren de ludopatía.
Ante este descaro, ya nadie espera mucho del sonriente Síndico, solo exigen que cuando se vaya a saciar sus vicios, no utilice el vehículo oficial, pues qué mas pueden esperar, ni modo que se sancione así mismo, se preguntan con cierto desgano e ironía.
Presiona la imagen y...
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