TIJUANA.- Apoteósica resultó la primera presentación en Tijuana del tenor mexicano Ramón Vargas, quien ofreció un recital confeccionado exclusivamente para el escenario fronterizo de la Sala de Espectáculos, en el marco del 35 Aniversario del Centro Cultural Tijuana, organismo de la Secretaría de Cultura.
Vargas estuvo acompañado por el renombrado pianista Ángel Rodríguez, quien desde hace cinco lustros ha subido al escenario con notables figuras de la lírica internacional como Rolando Villazón, Javier Camarena, Joseph Calleja, Franco Vassallo, Ailyn Pérez, Fernando de la Mora, Kate Lindsey, Rosario Andrade y María Katzarava, entre otros.
“Muy honrado de participar en este trigésimo quinto aniversario del Centro Cultural Tijuana tan maravilloso, muy contento, les agradezco mucho, es la primera vez que estoy en su ciudad, la primera vez que canto aquí, esta noche hemos preparado un encuentro entre la música italiana y la mexicana, la música napoletana que es la más famosa de aquel país, se parece mucho a la música mexicana”, dijo Vargas al inicio del concierto, la noche del pasado jueves.
La poderosa voz del multipremiado y prestigiado tenor inundó la Sala de Espectáculos, la ausencia de micrófono distinguió este recital que inició con A vucchella, de Francesco Paolo Tosti y Gabriele D'Annunzio; seguida de Parlami d'amore, Mariù de Cesare Andrea Bixio y Ennio Neri, concitando nutridos aplausos del público entre quienes destacaron intérpretes de la ópera en Tijuana, músicos y directores de orquesta, que dieron cuenta del arraigo del bel canto en esta frontera.
”La múscia de de Nápoles se parece a la mexicana en las emociones y en las historias que contamos, son las mismas allá que acá, dicen algunos que Passione está dedicada a los esposos, a las esposas por que dice: mientras más lejana estás más cercana te siento” precisó Vargas al presentar la pieza emblemática de Ernesto Tagliaferri y Nicola Valente provocando risas y aplausos del público.
El piano del cubano Rodríguez tocó Il mondo de Jimmy Fontana un arreglo de su propia inspiración, recibiendo un sonoro aplauso, lo que sirvió de preludio para la interpetación de Chiove de Evemero Nardella y Libero Bovio, Vargas leyó la traducción al español de la canción que Edoardo Di Capua y Alfredo Mazzuchi I' te vurria vasà, antes de cantarla.
Fue particularmente impactante la versión que Ramón Vargas hizo de Core 'ngrato de Salvatore Cardillo y Riccardo Cordiferro, “las canciones napolitanas son las mismas que las mexicanas, sólo cambia el dolor de los cantantes”, afirmó el tenor, ganador del Concurso Enrico Caruso de 1982 en Milán, Italia.
Luego de un intermedio, la dupla de Vargas y Rodriguez ofreció el repertorio mexicano, dotó de nuevos aires a Vereda tropical de Gonzalo Curiel y recreó el sentimiento de Manuel M. Ponce con su afamada Estrellita; seguida de Despedida de María Grever, antecediendo a la portentosa interpretación de Arráncame la vida de Agustín Lara, con otro arreglo hecho ex profeso por el maestro Rodríguez.
Los aplausos aumentaron conforme avanzó la velada que pese a sus dos horas de duración pareció brevísima, cada clásico de la música nacional emocionó más y más a los asistentes, vino entonces Te quiero, dijiste de Grever; Farolito de Lara y Cucurrucucú paloma de Tomás Méndez, para cerrar con la Serenata huasteca de José Alfredo Jiménez.
El publico no dejó irse fácilmente al maestro Vargas, lo volver al escenario un par de veces, en medio de una ovación de pie, para ofrecer, a manera de encoré, la canción El Triste del compositor Roberto Cantoral y dejar una memorable huella en este emblemático recinto.
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