La existencia y “hazañas” del capo Joaquín Guzmán Loera, mejor conocido como “El chapo”, ha desatado una serie de niñerías.
Un trato inadecuado, tanto de parte de las autoridades, como de los particulares.
Los unos incompetentes, incapaces de frenarlos. Los otros, idealizándolos, cual si fuesen ejemplos de buenas coductas, aunque más bien son ejemplos de supuestos seres invencibles, que no sucumben ante la autoridad.
Pese a las serias acusaciones en contra del capo y lo que representa, el gobierno mexicano no ha dado la necesaria seriedad al asunto. Por eso ha hecho el ridículo.
Guzmán Loera dos veces escapó de prisiones de supuesta máxima seguridad, no por arte de mágia o porque el individuo sea un émulo de Houdini, el célebre escapista austrohúngaro-estadounidense.
“El chapo” mostró que el dinero, es la llave que abre cualquier puerta.
El caso ha sido tan mal manejado, que lo han convertido, casi en una leyenda.
En un “chucho el roto”, ídolo de las clases populares, ejemplo para ridiculizar a los goernantes mexicanos. En especial al Presidente Enrique Peña Nieto.
Primero fue la segunda fuga. La persecución y finalmente la recaptura.
Las redes sociales han sido el canal que capta las expresiones de repudio hacia los gobernantes mexicanos.
Pero se está incurriendo en un error. Enorme. El gobierno mexicano, se ha encargado de fortalecer la idea de que el narco convierte en poderosos a los individuos. Hasta hacerlos casi invencibles.
Muchos particulares, por su parte, con sus expresiones de admiración, prácticamente han convertido a Joaquín en un ídolo. El personaje de los antivalores, que muchos quiseran imitar.
El caso de “El chapo” pasará a la historia, pero surgirán otros “chapos”. Algunos de ellos que en estos momentos han de ser apenas unos niños. Pero que pronto, lamenablemente, seguirán sus pasos.
Son muchos los que tratan de restarle importancia a su recaptura. Confunden las cosas. Afirman que la captura de “El chapo” tiene poca importancia, ante las graves condiciones económicas del país.
Dicen que el haberlo capturado, no significa nada, ante la desventajosa paridad del peso frente al dólar. Que la violencia continúa. Que el narcotráfico sigue galopante.
No entienden, que cada cosa existe y subsiste en forma independiente o en conjunto con las demás.
Mientras existan “Chapos”, habrá corrupción, narcotráfico, asesinatos, inseguridad, violencia, secuestros, asesinatos.
Lamentablemente, la sociedad mexicana se ha acostumbrada a vivir, pese a todo eso. Está acostumbrada a todo eso.
Incluso a padecer la corrupción del gobierno y sus efectos.
Y no entiende, que las cosas serán peores, en tanto sigan fomentando los antivalores.
Los jóvenes y los niños, observan más corto y sencillo, el camino del mal que el del bien.
Aunque la vida les cueste, muchos sueñan en convertirse en parte del crímen organizado. Narcos o criminales, que acumuan enormes riquezas.
Total, han de decir, a muchos les cuesta la vida, el luchar. El tratar de ser individuos de bien, y logran tan poco.
Con enorme frustración, observan que la ley no aplica para los poderosos. Criminales o políticos. Que al final de cuentas el dinero les permite alcanzar o comprar protección.
El pueblo mexicano parece que celebra la existencia de “El chapo”. Olvida que es víctimas de individuos como Joaquín Loera.
Los asesinatos, secuestros y agresiones, se danpor miles cada día.
Las drogas envilecen a los jóvenes y entorpecen o frustran su desarrollo.
Dicen que son los efectos del llamado “Síndroe de Estocolmo”. Un fenómeno que se da, y que consiste en el enamoramiento o solidaridad de las víctimas hacia sus victimarios.
Una reacción psicológica, en la que la víctima de un secuestro, violación o retención en contra de su voluntad, desarrolla una relación de complicidad y un fuerte vínculo afectivo, con quien la ha secuestrado.
Los conocedore dicen que básicamente se debe a que malinterpretan la ausencia de violencia contra su persona como un acto de humanidad por parte del secuestrador.
Datos del FBI, indica que alrededor del 27 % de las víctimas de 4700 secuestros y asedios, asentados en su base de datos experimentan esta reacción.
A esto agreguen la falta de seriedad de los gobernantes mexicanos. Ambas partes ven muchas películas y olvidan que la realidad es algo totalmente distinto.
Resulta ridículo que ahora pretendan perseguir a todos los que idealizan a “El chapo”. Esas son niñerías. Lo harán leyenda.
gil_lavenants@hotmail.com
-------------------------------------------------
-------------------------------------------------------
-------------------------------------------------------
No hay comentarios:
Publicar un comentario