viernes, 27 de julio de 2012

Palco de Prensa: El “dictador legítimo”

Por Gilberto Lavenant
La empresa consultora Mitofsky, hace una interesante observación respecto a las condiciones en que se encontraban, porcentualmente y en cuanto a preferencias electorales, los candidatos presidenciales, en los comicios del 2000, 2006 y 2012, al mes de marzo de dichos años.


En el 2000, el priísta Labastida iba a la cabeza con un 46%, seguido por Fox, con un 39% y Cárdenas, con un 12%. Al final, ganó el candidato panista y el PRI fue desplazado de Los Pinos.

En el 2006, quien iba a la cabeza era López Obrador con un 38%, seguido por Calderón, con un 31% y en tercer lugar el priísta Madrazo, con un 29%. Esta fue la primer dolorosa derrota de Andrés Manuel, pues finalmente ganó el candidato panista. Frustrado, el candidato de las izquierdas llamó Presidente espúreo a Felipe y él a su vez se autodenominó “Presidente legítimo” y constituyó lo que llamó un “gobierno legítimo”, alterno.

En el 2012, para el mes de marzo, iba a la cabeza Peña Nieto, con un 48%, seguido por la panista Vázquez Mota, con un 29% y en tercer lugar Andrés Manuel, con un 23%. Finalmente en los comicios del 1 de julio, el mexiquense quedó en primer lugar, seguido por López Obrador y Josefina en tercer sitio.

Podría decirse que es lógico que López Obrador, ante una segunda derrota, reaccione como lo ha hecho. Después de 12 años de campaña, en los que invirtió tantos esfuerzos y dinero, cuando que había perfeccionado su estrategia. Decía que ahora no permitiría el fraude electoral, que tendría representantes en todas las casillas, que habría cientos de observadores electorales, que sus encuestas lo daban como ganador.

Se entiende pues, que haga tantos reclamos, que saque de la manga todo tipo de recursos, en un desesperado intento por anular las elecciones y obligar a las autoridades a convocar a nuevos comicios, en los que obviamente él volvería a contender, con la esperanza de ganar y convertirse en Presidente de la República.

Ahora, no se ha autodenominado “Presidente legítimo”, pero bien podría llamársele “Dictador legítimo”, pues sin importarle el daño que le está causando a México, quisiera que todos respondieran a sus deseos, como si fuesen ordenes inobjetables.

Para Andrés Manuel, el Instituto Federal Electoral, no sirve para nada. El Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, tampoco. Ha seguido los trámites correspondientes en sus inconformidades, pero prácticamente ha ordenado que solamente deberán darle como respuesta la decisión de anular las elecciones del 1 de julio. Solamente así, estará tranquilo.

El día de ayer, precisamente, el tabasqueño, alegando vicios en las pasadas elecciones, a las que ha calificado como las más sucias, propuso que se invaliden, que el Congreso de la Unión nombre a un Presidente de la República interino y que en 15 meses, se llame nuevamente a comicios.

Lo cierto es que está preparando el terreno, presintiendo que el  Trife desechará todas las impugnaciones presentadas y declarará válidos los comicios y como Presidente electo al priísta Peña Nieto.

Por lo tanto, está anticipando que la única forma en que guardará compostura, es con una declaración de nulidad de los comicios y la convocatoria a nuevas elecciones, con la posibilidad de que ahora sí pueda ganar. Y si no gana, pues a seguir protestando y reclamando fraudes electorales. Para eso es experto.

En campaña, prometió que si perdía, se iría a “La chingada”, el rancho de sus padres. Pero obviamente no sabe cumplir sus compromisos y está empeñado en ser Presidente de México, aunque los mexicanos no lo quieran como tal.

Ante tal propuesta, el dirigente nacional del PRI, Pedro Joaquin Codwell, señaló que México no puede ser rehén de los caprichos de un mal perdedor. Que el tabasqueño apuesta a la insensata ruptura institucional del país.

El priísta hace una manifestación especial. Dice de López Obrador, que : “…Su desesperada estrategia de descalificación de las autoridades e instituciones antes de que concluyan los procedimientos legales y emitan su resolución, nuevamente nos muestra sus delirios mesiánicos y la vocación autoritaria que siempre lo han caracterizado”.

Y efectivamente, el tabasqueño es impositivo, autoritario, intolerante. Pretende que todos resuelvan a su favor. Que actúen conforme a sus deseos, como si fuesen ordenes.

Respecto al mismo tema, ayer mismo el panista Diego Fernández de Cevallos, declaró enfático, respecto a la postura y actitudes de Andrés Manuel, que : “…Es él o la guerra, es él o la nada, es él o que todo se pierda, no es un demócrata, no es alguien que esté luchando realmente por ideales sino por posiciones de poder y de fuerza”.

También dijo que el tabasqueño : “…no es un hombre que respete la ley, no es un hombre que respete las ideas de los demás”. Y concluye diciendo : “…A mí me queda muy claro que López Obrador tiene la posición de aquel que decía : -A mí me entierran gratis, o les apesto el pueblo”.

Todos tienen derecho a soñar y a aspirar ser Presidentes de México. Lo que no tienen derecho es a dañar al país generando zozobra, incertidumbre, desasosiego social, en una lucha estéril, enarbolando banderas como la defensa de la democracia, atentando contra la democracia misma. Ya fue seis años “Presidente legítimo”. Ahora será el “dictador legítimo”. Hasta ahí.

                                                                                                                                                                                  gil_lavenants@hotmail.com

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