Por Gilberto Lavenant
Los periodistas generalmente nunca son protagonistas de las notas, crónicas o análisis que redactan. Es más, por regla general los periodistas no acostumbran escribir en primera persona. Palco de prensa, es una denominación que indica que el columnista ocupa un lugar en todo acontecimiento, como mero observador y crítico.
Lo ideal es que los periodistas no tengan interés personal respecto de los asuntos que abordan. Por aquello de evitar ser juez y parte. Cuando un periodista manifiesta ser seguidor de algun grupo social, deportivo o partidista, con la simple manifestación en ese sentido pierde valor su trabajo periodístico, pues en realidad se convierte en promotor o defensor de dicho grupo. Su condición periodística se reduce a casi nada.
Sin embargo, hay ocasiones en que, ni modo, se tiene que asumir el protagonismo, sin querer queriendo. Por ejemplo, cuando se reciben amenazas, generalmente de muerte, o cuando determinada institución reconoce el trabajo periodístico de alguien.
Ya en días pasados abordamos la condenable agresión sufrida por el periodista mexicalense Antonio Heras Sánchez. Un asunto que será motivo de comentario en los próximos días, porque la Procuraduría de Justicia del Estado, “no encuentra como escabullir el bulto”.
El periodista describió a sus agresores, las características del vehículo en el que viajaban y casi el total de la nomenclatura de las placas. Pero los investigadores están encerrados, tratando de imaginar o inventar, qué hacer, para dar con la pista de los posibles agresores. Generalmente, los casos que resuelven, se “los ponen”. Por lo tanto, están en espera de que surja por ahí un “soplón” voluntario, que les resuelva el asunto. Como cuando en la escuela alguien les pasaba el “acordeón” para el exámen.
Otros dos desagradables y condenables asuntos, en los que aparecen periodistas como protagonistas o personajes centrales de tales hechos, son los casos de amenazas contra periodistas del Semanario Zeta, presuntamente por miembros del Cártel de los Arellano Félix.
Bajo el título de “Amenazas del narcotráfico”, en la edición 1978 del 28 de febrero del año en curso, la codirectora de Zeta, señala con precisión el alcance de las amenazas recibidas, los términos y posibles autores de las mismas. Este es un tema respecto del cual los periodistas estarán pendientes. Sobre todo, exigiendo que las autoridades brinden atención a la denuncia y protección a los periodistas que se pretende callar.
Por si fuese poco, los periodistas de la Revista Diez4, que dirige Marco Tulio Castro, recibieron una andada de amenazas, crueles, salvajes. “Tú vazzz a llegar en pedacitos pendejo, salva tu familia y todo por tus putos reportajes mierda”, dice una de las múltiples amenazas recibidas, la madrugada del 6 de marzo.
Marco explica que las amenazas son firmadas por un tal “Tio Juan”, pretendiendo intimidarlos para que dejen de hacer reportajes digitales, con expresiones tales como las siguientes : “pinches reporterillos de mierda no sabes que inventar se los sacan de la manga por tal de gastar tinta y publicar .ya quicieran tener talento de grandes y luego por que amanecen en bolsas cuartizados …”. Las referencias son directas en contra de los reporteros de la revista, así como en contra del director de la misma, Marco Tulio Castro.
Los amagues llegan a dos años de iniciada la publicación y el propio Marco Tulio define su postura : “…Consideramos que callar, ante las intimidaciones, sería tan absurdo como la impunidad. Tan opuesto a la razón, como la fuga de delincuentes o como la exclusión y maltrato de los deportados. Guardar silencio sería una derrota. Pero en este reto, el gobierno debe cumplir su tarea. Elemental: garantizar la seguridad de todos sus ciudadanos. Eso incluye a reporteros. «La ley de las calles», dice la amenaza en un estado de derecho”.
Explica que “…la mañana del siete de marzo, el consejo editorial de la revista decidió presentar una denuncia de hechos contra quien resulte responsable. El agente del ministerio público inició la averiguación previa 2315/12/2111AP por el delito de amenazas. En estos dos años como revista de Tijuana, Diez4 se ha dedicado al periodismo narrativo y a la literatura, cubriendo mayormente lo que sucede en la frontera. Temas como migración, economía, narcotráfico y corrupción, reafirman cada día nuestro interés por imprimir la realidad, aunque esto afecte. Para mal de muchos y bien de pocos, la ilegalidad ha ocupado la agenda periodística, política, cultural y social de México”.
Marco Tulio plantea un cuestionamiento natural y obvio : ¿Qué sigue? Responde de inmediato : ”… Lo que debería suceder en automático. Que cada quien cumpla la labor que le corresponde: que el estado investigue, que los medios publiquen y que los lectores ejerzan su ciudadanía”.
Esta es la postura valiente y firme de quienes ejercen el periodismo. Los periodistas no entienden de cobardías, de medias tazas, de achicarse. Ejercen o desempeñan su papel, como corresponde. Que las autoridades competentes -¿o incompetentes?- brinden seguridad a la ciudadanía y entre ellos a los periodistas.
Pero no todo son notas malas para los periodistas. La codirectora del Semanario Zeta, la periodista Adela Navarro Bello, fue considerada por la publicación Newsweek, dentro de la lista de “Las 150 mujeres valientes” del mundo.
Adela es una jóven periodista. Inició sus tareas periodísticas, bajo la guía de Jesus Blancornelas. A su fallecimiento, junto con uno de los hijos del periodista, se hizo cargo de la publicación de Zeta. Con enormes esfuerzos y con una gran valentía ha seguido adelante. En su camino ha recibido numerosos reconocimientos. Honor, a quien honor merece.
Cabe aclarar que los periodistas no andan en busca de protagonismos. Sino de la verdad. Los riesgos son enormes. Se requiere de mucho valor para ejercer el periodismo. El periodismo es una tarea de valientes, no de cobardes.
gil_lavenants@hotmail.com
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