Por Gilberto Lavenant
El pasado sábado, hubo un evento de jóvenes políticos, en Tijuana, que terminó a golpes. Esto escandalizó a muchos, sobre todo porque por ahí apareció en escena el Senador priísta Fernando Castro Trenti. Bueno, también estaba Rosanan Soto Agüero, dirigente del PRI en Tijuana y Julio Felipe García Muñoz, coordinador de la fracción priísta en la Legislatura Estatal, así como otros invitados especiales.
Se trataba de un evento, el cual por cierto tuvo lugar en el edificio de la Cámara de Comercio, avalado por Humberto López Flores, Presidente del grupo priísta “México Nuevo”, en el que se pretendía que tomara posesión como dirigente estatal de dicha agrupación Armando Lares Valenzuela.
El caso es que el dirigente de dicho grupo priísta, dicen, es alguien de nombre Heriberto Higuera, quien sumamente ofendido, porque su gestión concluye hasta el 2015, junto con un grupo de sus seguidores, todos ellos jóvenes, llegaron a reventar el evento. Y lo lograron. De los gritos pasaron a los jaloneos y de ahí a los golpes. El escándalo, fue mayúsculo.
En principio, hubo quienes adjudicaron la maniobra de la sucesión del grupo, a Castro Trenti. El columnista cosultó a dirigentes priístas, quienes aseveraron que el Senador era solamente un invitado. Que el conflicto era de carácter interno y quizás responsabilidad absoluta del dirigente nacional que pretendió imponer a un nuevo dirigente estatal, pasando por encima del dirigente en funciones.
Estuvo delicada la situación, porque después de todo el Senador priísta es jóven y pudo ocurrir que fuese agredido, bajo el supuesto de que era el autor intelectual del evento. Fue necesario que sus guardias de seguridad lo sacaran del lugar en forma inmediata y dejó ahí a los rijosos.
Finalmente el evento fue suspendido, intervino la policía municipal, detuvo temporalmente a unos 9 jóvenes y hubo algunos lesionados, De ahí, no pasó a mayores. Fue más el escándalo. Sobre todo por la presencia de los invitados especiales.
El caso es que este asunto, demuestra que no obstante el transcurso del tiempo, los guamazos sigue siendo la fórmula utilizada para someter, controlar y avanzar en política. Esto no es nuevo, evidentemente. Pero es sumamente lamentable. Se usa en muchos tipos de organizaciones.
Cabe observar que ese mismo día, en el Distrito Federal, en las instalaciones de la Expo Canaco, al término del Consejo Político Estatal del PRD, René Bejarano, cercano a Andrés Manuel López Obrador, conocido como “el señor de las ligas”, fue agredido a botellazos, acusado de tratar de imponer a una de sus allegadas en la Delegación Magdalena Contreras.
En el caso de los perredistas, es común que sus reuniones terminen precisamente a guamazos. Son demasiado “expresivos”, podría decirse, y la forma común para dirimir sus diferencias, es precisamente a golpes. Ellos no saben aquello de que “hablando se entiende la gente”.
El “expresarse” a golpes, es tanto como regresar a los tiempos primitivos, cuando los seres humanos sometían a control a otros, precisamente a golpes. La ley de la fuerza bruta era la que imperaba. Los golpes son pues, una forma de control primitivas.
Qué lamentable, que jóvenes supuestamente políticos, independientemente del partido u organización que sean, se impongan a base de guamazos y no con el uso de la palabra. Tratándose de bestias salvajes, se entiende. Incluso de personas de bajo nivel cultural, sean obreros o campesinos, que en su desesperación por dominar a otros, pues recuren a la agresión verbal o física directa.
Pero los jóvenes, en una ciudad como Tijuana, que sin conocerlos se puede decir que en su mayoría deben ser universitarios, y recurrir a los guamazos y no al diálogo, significa que algo está fallando. Sus dirigentes evidentemente no acostumbran utilizar la palabra, no conocen los métodos de persuasión, para ellos no existe la dialéctica, mucho menos las ideologías.
Sumamente grave que empiecen su carrera política en tales condiciones. Individuos agresivos, desde su juventud, cuando lleguen a edad madura, serán soberbios, prepotentes, salvajes, abusivos, altaneros, criminales en potencia.
Los dirigentes de las organizaciones a las que están afiliados esos jóvenes, deberían preocuparse por ese lamentable incidente y llamarlos a cuentas, para que corrijan sus métodos de control y expresión. Deben explicarles en qué consisten las ideologías políticas y como avanzar en política con el uso de la palabra.
Uno de los problemas básicos que se observan en política, es que a los dirigentes sólo les interesan los números, pero no la calidad. Los eventos masivos son un método común, para tratar de demostrar fuerza. Las ideas salen sobrando. No entienden que esos eventos masivos, con gente de calidad, representan una fuerza mayor que la aparentan por el número de sus asistentes.
Deben explicar a esos jóvenes, que no se es político, por adherirse o afiliarse a una organización o partido político, sino por entender cada una de las ideologías políticas y adoptar aquella que consideren mas positiva, más benéfica para la sociedad. Evidentemente, falta mucho trabajo sobre esta materia.
Hace mucho tiempo que los políticos olvidaron las ideologías. Lo que manejan son intereses económicos. Por eso vemos que un día son priístas y otro panistas o perredistas. Si son jóvenes, lo que importa es que sepan tirar guamazos. Ese tipo de “políticos”, cuando lleguen a edad madura, están destinados a ser guaruras. Nada más.
gil_lavenants@hotmail.com
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