miércoles, 9 de junio de 2010
COLUMNA: Palco de Prensa
* “No hay culpables”
Por Gilberto Lavenant
Se sabía, desde un inicio, que se trataría de encubrir a los responsables, pero no en forma tan burda o simplista. La verdad, nadie les cree. Y lo saben perfectamente.
¿De qué se trata?
El asunto del severo deslizamiento de tierra ocurrido el domingo 2 de junio, aquí en Tijuana, en el Fraccionamiento Laderas de Monterrey, dejando a 35 familias damnificadas, entre ellas la del Senador panista Alejandro González Alcocer.
Apenas surgió el nombre del fraccionador, Roberto Curiel, y de antemano se supo que terminaría el asunto, como se pretende que termine. Libre de responsabilidades. ¡ Que chulada ¡
Los conocedores de la zona, como de muchas otras, pero de esta en particular, por tratarse de emparejamiento artificial de terrenos accidentados, inaccesibles, para convertirlos en “paraísos cortoplaceros”, sabían y comentaron que el deslave y destrucción de viviendas era un efecto natural por hacer desarrollos habitacionales en zonas de alto riesgo y retando las leyes más elementales de la naturaleza, sin tomar las medidas técnicas requeridas.
Las sospechas de que algo turbio se planearía, surgieron de inmediato, al saber que por una parte uno de los afectados lo era el Senador panista Alejandro González Alcocer, Presidente de la Comisión de Justicia de la Cámara de Senadores y que el fraccionador lo era Roberto Curiel, que presume amistad con prominentes políticos.
Se pensó en la posibilidad de echarle la culpa a la CESPT e incluso surgieron algunas voces en tal sentido, por parte de damnificados. Cargarle la mano al organismo administrador del servicio de agua por tubería, hubiese sido catastrófico, porque se trastornarían los programas del mismo, dado lo cuantioso de los daños.
El Alcalde Jorge Ramos, extrañamente interesado en este asunto, contrató a expertos en suelos, cuya identidad y calidad moral no está muy clarificada, o mejor dicho se desconoce, para que hicieran un estudio de la zona, a efecto de tratar de conocer las causas del deslizamiento y asentamiento de tierras. Los factores que lo originaron, son plenamente conocidos por muchos, pero más bien se trataba de encontrar justificantes que beneficiaran al “amigo” Curiel.
Y ya tienen la respuesta : ¡ No hay culpables!
Supuestamente todo se debió a una mezcla de arcilla y agua en el subsuelo, así es que no se puede culpar a nadie. A nadie se habrá de castigar.
Curiosamente, el flamante Senador panista, González Alcocer, dada su investidura y su influencia con los gobiernos panistas de Baja California, además de ser abogado, que se sepa, no hizo reclamo alguno. Seguramente su amigo Curiel ya le construyó otra vivienda más grande y bonita que la que se le derrumbó y que le había construido en agradecimiento por haberle concedido la obra de construcción del penal de El Hongo. Total, para eso son los amigos.
Pero extrañamente, tampoco ningún otro de los afectados, que se sepa, hizo reclamo alguno, como habían amenazado en un principio.
Seguramente demoraron un poco en sacar esta versión oficial, porque, aunque sea inverosímil, es más cómoda que reconocer públicamente que el fraccionamiento fue desarrollado en una zona de alto riesgo, que no se cumplieron ni las más elementales normas de seguridad y prevención al efectuar rellenos y movimientos de tierras, para convertir –aparentemente- en terrenos de alta calidad y costo, simples barrancos inaccesibles.
Darían pie para que los afectados reclamaran cárcel para el desarrollador e iniciados los procedimientos legales, resultaría más difícil protegerlo. Así es que mejor le prepararon la coartada y le dieron oportunidad de que se arreglara con los afectados. Sencillo.
De paso, resultarían raspados los funcionarios públicos que solaparon ese desarrollo irregular, sin exigirle el cumplimiento de los requisitos mínimos.
Sin duda alguna al “flamante” desarrollador le costó mucho dinero este asunto. Pero no pisó la cárcel. Aunque también se sabe que el gobierno municipal, y quizás el estatal, están invirtiendo recursos, oficiales obviamente, para arreglar la zona dañada y muy probablemente, pasado un tiempo, el fraccionador podrá desarrollarla de nueva cuenta y venderla a nuevos incautos. No cabe duda que como México, no hay dos.
Al señor ingeniero Manuel Guevara Morales, Administrador de la ciudad, quien dió a conocer los resultados de la “sesuda” investigación, habría que decirle que mejor “nos cuente una de vaqueros”. Diga lo que diga, nadie le creerá su versión. Diga lo que diga, no podrá eliminar las sospechas o, mejor dicho, certidumbre, de que en este asunto, “hay gato encerrado”, que hubo “cuchupo”. Huele mal. Apesta.
¿Por cierto, los señores empresarios, integrantes del llamado Grupo “Ciudadanos en Positivo”, avalarán este tipo de “arreglos”? Lástima que, en una campaña política, tiren al bote de la basura la fama ganada como luchadores contra la corrupción. Lástima, que luzcan como simples buscachambas y hayan abandonado la línea de combate.
gil_lavenant@hotmail.com
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