Los cárteles de Sinaloa, del Golfo, Juárez y Tijuana han reclutado a los integrantes de 20 pandillas en Estados Unidos para la distribución al menudeo y mayoreo de todo tipo de drogas, conformando una red que opera incluso en las prisiones de la Unión Americana, en las que están recluidos los miembros de estas organizaciones asociadas con capos mexicanos.
El Departamento de Justicia de Estados Unidos revela así en un informe de inteligencia el poder que han alcanzado los cárteles mexicanos en ese país, incorporando a sus filas a los pandilleros.
Hoy se estima que 58% de estos grupos participan en actividades del narcotráfico.
De acuerdo con el informe elaborado por el Centro de Inteligencia Nacional de Drogas (NDIC), “las pandillas han desarrollado y fortalecido las relaciones con las organizaciones delictivas transnacionales, que les ha permitido tener acceso a fuentes internacionales de suministro de grandes envíos de drogas ilícitas que luego distribuyen”.
Se revela que “los cárteles de Sinaloa, del Golfo, Juárez y Tijuana mantienen relaciones de trabajo con al menos 20 pandillas callejeras y bandas en prisión, que operan en las comunidades urbanas y suburbanas en todo el país. Estas afiliaciones han aumentado significativamente la disponibilidad de drogas ilícitas en muchas zonas”.
Las labores de inteligencia estadounidense llevaron a identificar que las bandas que colaboran con los narcotraficantes mexicanos son: Mexican Mafia, Calle 18 y Mexikanemi, las cuales se ha detectado que no sólo están activas en las calles distribuyendo drogas, también algunos de sus integrantes operan desde la prisión.
Otras pandillas son Latin Kings, Bandidos, Mara Salvatrucha (MS-13), Barrio Azteca, Familia Guerrilla Negra, Bloods, Mongoles, Crips, Norteños, Florencia 13, Sureños, Gangster Disciples, Tango Blast, Hells Angels, Texas Syndicate, Hermanos de Pistoleros Latinos y la banda Vagos, que trabajan con los cárteles mexicanos.
Se detalla que estas bandas realizan operaciones de narcotráfico en el sur de Texas, donde se han identificado como sus zonas de influencia Eagle Pass, Laredo, y Valle Bajo del Río Grande; “algunas de estas pandillas se han asociado con bandas en las ciudades fronterizas de México”.
El documento indica que también tienen “una influencia significativa” en California, sobre todo en San Diego y Los Ángeles.
“Estas bandas trabajan muy estrechamente con los cárteles mexicanos, que operan, por ejemplo, en Tijuana, Baja California”, donde no sólo participan en las operaciones de contrabando de drogas, también en el cruce de indocumentados hacia Estados Unidos.
El NDIC señala además que estos grupos delictivos locales se encargan de distribuir mariguana, cocaína, crack, metanfetaminas y heroína en el mercado negro estadounidense.
Los narcotraficantes mexicanos han encontrado así socios estratégicos para sus actividades criminales. Tan sólo en 2006 se calculó que en Estados Unidos había alrededor de 785 mil miembros de pandillas activas en la calle, con integrantes cuyas edades fluctúan entre los 12 y 24 años; mientras que el año pasado se reportó que de los 201 mil reclusos en cárceles federales, 24 mil 163 eran integrantes de 26 pandillas, clasificados como “amenazas para la seguridad”.
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