En el elevador repasó en silencio los puntos clave de su discurso. Enfrentaría al representante del país en materia de política interna. Y al salir de la torre azul, el edificio del senado, avanzó hacia Reforma donde ya lo esperaba el vehículo oficial y los hombres de su confianza. En el asiento trasero, abrió el documento y lo volvió a hojear, lo hizo con cuidado para no arrugarlo y en ese momento pensó en las veces que cruzó la avenida de los Charros sabiendo que al fondo se encontraba este penal, el de La Mesa, muy pegado a la delegación del mismo nombre. Pero este era el momento para hacer llegar ese horror que en la ciudad de México difícilmente se puede observar al pasar por Avenida Juárez en el tráfico denso del Distrito Federal. Acudiría por 3 horas a la glosa del II informe presidencial..
A tres mil kilómetros de distancia, en Baja California, nadie imaginaba que el secretario de gobernación JUAN CAMILO MOURIÑO estaba a punto habían de ser cuestionado por un senador de oposición que incluso había puesto a trabaja a su equipo para documentar lo ocurrido y en base a lo que no se informó en México presentara un informe pormenorizado de los muertos, de las familias agredidas, de los vehículos quemados, de los bloques que destrozaron parabrisas y una que otra humanidad de la policía.
Un deshonroso informe que tuvo que haber entregado el equipo del Secretario de Gobernación y no un senador de oposición con toda la ventaja para exhibir, cuestionar y denostar la función pública en el país, no sólo en Baja California.
Pero no sería el único ataque contra la administración del presidente Calderón senadores de todas las fuerzas políticas, incluido el PAN, reclamarían sobre el desgaste al que se ha sometido a las fuerzas armadas en el combate al narcotráfico.
En este tablero político, la administración panista se había puesto en la posición más desventajosa. Y en ese momento pensaba FERNANDO CASTRO TRENTI en los argumentos:
“…el estallido de dos motines es suficiente para indignar a cualquiera. Voy a entregar un documento irrefutable, es la cronología de los sucesos en el Penal recabado mediante los testimonios de los medios de comunicación. Los reos amotinados fueron tomados como práctica de “tiro al blanco” por las fuerzas policiacas”
¿Ese era el principal reclamo… la pérdida de la vida de decenas de reclusos?
No!
El Senador Castro Trenti tuvo elementos en las manos para acusar abiertamente ante el secretario de gobernación Juan Camilo Mouriño, las graves irregularidades registradas. Y cuando presentaba la queja sabía de antemano que estaba hablando con la máxima autoridad en todo el país en torno a la operación de los centros penitenciarios en todo México. Sabía que los tenía en jaque con lo ocurrido en Baja California y no perdonó la ocasión:
--Es gravísimo lo que sucede –señor secretario-- cuando las mismas autoridades locales, responsables de administración del Penal reconocen que no saben cuantos internos tienen, ni quienes son, por lo que no se sabe exactamente cuantos reos fueron muertos, desaparecidos o fugados.
El secretario lo escucho con atención y con respeto, parecía haber sido preparado para escuchar los ataques y máxima que vendrían de la oposición priísta en un momento coyunturalmente complejo para los funcionarios denunciados.
Otros reclamos se habían hecho sentir con igual magnitud:
--¿No les da pena tener al país como está? --insistió el perredista, Ricardo Monreal-- mientras el senador priísta Francisco Labastida Ochoa recalcó que el gobierno ha reconocido, pero no solucionado, “el grave problema de delincuencia y de la impunidad en México.
Castro Trenti, lo inundó con una mirada enérgica y le dijo viéndolo fijo a los ojos, para después soltar a boca de jarro:
--Lo que pasó lo consideró yo un verdadero “crimen de estado”, puesto que no se trata de un lugar abierto, de libre circulación, acceso o salida, además de la serie de barbaridades que allí sucedían y fueron toleradas, como se consigna en la breve cronología que le entrego para su consideración.
Lo peor que le puede ocurrir a un político de nivel es tener que poner la cara por los errores de subalternos de segunda y tercer escalafón. Y este es el caso del Secretario de Gobernación que tiene que soportar críticas severas y exigencias de solución inmediatas ante un conflicto como el de la penitenciaría que si bien no es un problema nuevo, la responsabilidad radica en dejarlo crecer aún más.
Y en esa misma coyuntura de reclamo se dio la postura de otros legisladores en torno a lo ocurrido en Michoacán.
No es la primera vez que reclaman airadamente al titular de la política interior de México Juan Camilo Mouriño, de hecho hay un sin número de reclamos, todos han sido escuchados y todos han tenido el mismo trámite: el compromiso de resolverlos a la brevedad. El secretario de gobernación dejo entrever una voluntad por resolver el conflicto, mostró decisión y sobre todo sinceridad luego de hojear el documento que previamente había salido del edificio azul para ponerlo sobre su escritorio.
Pero, Castro Trenti habló casi en forma simultanea a la generación de su respuesta, a esta actitud positiva del secretario y le habló entonces en un tono solemne, justamente como ameritaba el encuentro:
--Reconozco su sinceridad, pero no basta tener la voluntad de hacer las cosas, hay que tener capacidad y talento para realizarlas y cumplir con las responsabilidades.
En una interpretación colectiva continuó hablando de aquello que la población ha exigido en forma milenaria a sus autoridades:
--Lo que la sociedad quiere –señor secretario-- y lo que nos dice es ¡No queremos su reconocimiento, queremos que a los responsables, los metan a la cárcel!
Castro Trenti comentaría a los medios nacionales, en otro documento que tampoco llegó con arrugas:
--Accedí a una política de diálogo y acuerdos para la gobernabilidad pero a 20 meses de transitar por la administración, su ineficacia es cada vez mayor, destacando los muy lamentables subejercicios presupuestales y la falta de cumplimiento de los programas, en los que prácticamente no se alcanzan sus objetivos planteados, subejercicios que luego “flexibilizados” – agregó Castro Trenti-- se reasignan a otros programas “clientelares” con vista a la política electoral. (sic)
Pero en esa mesa, de frente el senador de oposición no perdió la oportunidad al oncluyó el Senador Castro Trenti preguntádole a Mouriño
--¿Saben usted cuales problemas tiene el país? Y ¿Saben cómo resolverlos? Porque hoy, no lo han demostrado.
En la glosa del segundo informe, el secretario de Gobernación, JUAN CAMILO MOURIÑO, defendió la participación del Ejército en el combate al narcotráfico, ya que, argumentó, la presencia militar es importante para frenar a las bandas criminales que están desafiando y disputando el territorio al Estado mexicano.
Y se comprometió a tomar acciones inmediatas en Baja California donde la amenaza de un tercer motín esta vigente.
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