Por Alfredo Calva.
Hay dos personajes que se desempeñan en las administraciones del XXIV Ayuntamiento de Tijuana y en el Gobierno del Estado que guardan similar resquemor en contra de los titulares de las respectivas Secretarias Generales de esos Gobiernos, derivado de su frustrado intento durante los respectivos periodos de transición gubernamental, para lograr ser ungidos en esa posición por las damas que encabezan dichos gobiernos, Montserrat Caballero Ramírez y Marina del Pilar Ávila Olmeda.
Sus nombres, Miguel Ángel Bujanda Ruíz y Alfredo Álvarez Cárdenas, entes que manifiestan a su alrededor su amargura, porque ellos creen, que tienen mayor experiencia y empaque político que los actuales Secretarios Generales de Gobierno del Ayuntamiento de Tijuana y del Gobierno del Estado, Jorge Salazar Miramontes y Catalino Zavala Márquez, respectivamente.
Bujanda Ruíz, goza de turbio pasado y una pésima fama e imagen como servidor público, de ADN político panista ligado inicialmente a la corriente del ex gobernador Francisco Vega de Lamadrid, lo que aprovecho para enriquecerse y lograr que lo protegiera haciéndolo diputado local y ya como legislador traicionó al panismo declinando al partido del que tanto se benefició, para inclinarse y postrarse ante la imagen del entonces gobernador Jaime Bonilla Valdéz, haciendo alianza con la subordinada del ejecutivo en el poder legislativo, Caballero Ramírez, quien terminó siendo la alcaldesa de Tijuana.
Durante el período de transición Bujanda Ruíz buscó afanosamente que la alcaldesa electa lo designara como su Secretario de Gobierno, inclusive filtró a algunos medios de comunicación el dato de que Montserrat Caballero lo tenía ya contemplado para la segunda posición más importante del ejecutivo municipal, sin embargo, la realidad que por miopía política nunca vio y menos ha entendido y aceptado, le dejo en claro quien era el “dueño" de la plaza a la que aspiraba y sigue ambicionando, Jorge Salazar Miramontes.
Lamiendo aún la herida que le generó su fracaso Bujanda Ruíz busca apoderarse del mayor número de posiciones en el gobierno municipal a través del reclutamiento de funcionarios de primer y segundo nivel que estén dispuestos a elucubrar e intrigar en contra de Salazar Miramontes, confiando en que fracase para exponer sus yerros,-como fue el caso de su colaborador Jesús Gabriel Sánchez Farfán, a quien mantuvo en su puesto a pesar de haber sido detenido el pasado 27 de noviembre a bordo de un vehículo particular con estrobos, droga y una fuerte cantidad de dinero-, ante la opinión pública para ir socavando su fuerza política y lograr desplazarlo de la posición para conseguir la bendición de Montserrat Caballero y lo designe el sucesor de Salazar Miramontes.
Entre los adheridos a su conjura se encuentran algunos regidores de Morena que guardan resquemor en contra del Secretario de Gobierno, encono ocasionado por no permitirles controlar algunas direcciones bajo su subordinación, como alcoholes e Inspección, en las que buscaron colocar a recomendados en esas posiciones para saciar sus ambiciones económicas personales.
Y mientras su intriga rinde frutos, Bujanda Ruíz fiel a su natural tendencia a la corrupción, aprovecha toda oportunidad para sacar provecho de ella, y si algún subordinado se opone a sus deseos lo presiona hasta que tome una de dos opciones, aceptar realizar la acción de corrupción o presentar su renuncia al cargo que ostenta, prueba de ello la dimisión de su primer director de Obras e Infraestructura Urbana Municipal, Alfonso Padrés Pesqueira, profecionista que tiene imagen y fama pública diametralmente opuesta a la de Bujanda Ruíz, quien prefirió renunciar que seguir el juego corruptor de Miguel Ángel Bujanda.
Si la alcaldesa Montserrat Caballero no quiere un cisma en su gobierno, deberá acotar el comportamiento de Bujanda Ruíz y de sus seguidores, especialmente en los ediles que en su presencia hacen apología de sus cualidades y acciones de gobierno, pero en reuniones privadas con sus allegados y amistades, se mofan de ella y su Secretario de Gobierno.
De ella depende sofocar las intrigas palaciegas.
Y mientras tanto….
El juicio político en contra de la alcaldesa de Playas de Rosarito, Araceli Brown Figueredo, duerme plácidamente en la comisión jurisdiccional, que encabeza la diputada local, Rocío Adame.
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