TIJUANA.- La Sala Carlos Monsiváis del Centro Cultural Tijuana, organismo de la Secretaría de Cultura, enmarcó con cupo lleno la conferencia Santo, El Enmascarado de Plata, a cien años del natalicio de Rodolfo Guzmán Huerta a cargo de Orlando Jiménez Ruiz, la tarde del jueves.
Más de 250 aficionados al pancracio, término griego para la lucha libre, acudieron a escuchar esta charla nutrida con anécdotas y datos, con videos y fotografías que Jiménez Ruiz preparó para ilustrar no sólo la leyenda que rodeó a El Santo, sino para brindar un panorama histórico de este deporte en México.
Águila Negra, luchador tijuanense con 19 años de carrera,comentó al llegar a la conferencia “todavía sigue vivo el mito de El Santo, fue mi ídolo desde que era niño, vi todas sus películas y nunca se va a acabar ese mito, ya es nuestro héroe del cine mexicano, los niños siempre lo seguirán, la gente mayor los jóvenes por él yo viajé a luchar a Japón siete veces”.
Carlos Sarabia, coordinador de la Sala Carlos Monsiváis,presentó al historiador y ensayista Jiménez Ruiz y rememoró una de las últimas luchas de El Santo, “fue a finales de los setenta, en el Toreo de Tijuana, un sitio muy grande, y no se alcanzaba a ver a lo lejos la famosa llave a caballo clásica con la que ponía punto final a sus rivales”.
Jiménez Ruiz dijo que para él, Santo El enmascarado de Plata le parece “un ser supremo creativo, todos conocemos al súper héroe, Rodolfo Guzmán traspasó las fronteras, no solo de los países, sino de los medios de comunicaciónporque primero fue conocido en los carteles de las luchas, las revistas, los comics y pasó al cine, las fotonovelas, la televisión y ahora está en internet.
“Esta charla la estoy basando en mi tesis universitaria que titulé Santo Guzmán anti biografía de un súper héroe de la industria cultural mexicana, hay un código muy fuerte en torno a los enmascarados, un elemento de la identidad de la cultura mexicana reconocida en el mundo”, apuntó el historiador y réferi de la lucha libre mexicana”.
“Santo fue un migrante que llegó a la Ciudad de México buscando la modernidad en los años veinte, su familia se asentó cerca de Tepito, él y sus hermanos eran jóvenes ejemplares deportistas, él empezó en la lucha como Rudy Guzmán, su hermano era el Pantera Negra y Jimmy Guzmán que también luchó brevemente porque padecía una deficiencia mental”, abundó Jiménez.
Rodolfo Guzmán ve como la lucha se fue transformado arraigándose en el público y empieza a enmascararse y fue primero El hombre Rojo, luego fue El Murciélago II, El Incógnito y el 26 de julio de 1942 debutó como El Santo, en una batalla campal, en la que pareció con una máscara de cuero de cerdo que él mismo hizo, y que el Hijo de El Santo aún conserva”, concluyó Ruiz quien también es curador de exposiciones como Lucha Libre: Una Historia Jamás Contada en el Museo del Noreste de Monterrey.
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