Las elecciones intermedias del 2015, pusieron de moda a los candidatos independientes. Pero no solo porque alguien, al margen de los partidos políticos, se haya atrevido a retar a la partidocracia, sino porque lograron arrebatarle algunas posiciones. Parecía imposible, pero se logró.
Empezando por Jaime Rodríguez “El Bronco”, quien logró ganar la gubernatura de Nuevo León, una de las entidades más importantes del país. El PRI y el PAN, le hicieron los mandados.
A partir de entonces, muchos políticos, pensaron que no sería difícil imitar esa hazaña. Según ellos, todo es cuestión de parecerse a “El Bronco”. Entrones, recios de carácter, retadores, voz golpeada, ropa vaquera, mirada penetrante.Como los chavos malos de la película.
Supusieron que ese era el perfil que reclamaban los electores, respecto de los nuevos políticos. Y hubo quienes empezaron a clonar broncos. En algunos casos, de una manera simplista, como disfrazar a un monigote. Pero cuando se trataba de hablar, le salía la voz ladina o afeminada.
Quienes buscan el poder, impulsando broncos de imitación, se niegan a reconocer, que los pueden vestir y maquillar, para que parezcan igualitos a Jaime Rodríguez, pero que, lo que no pueden hacer, es dotarlos de carisma, esa cualidad o don natural, que tiene una persona, para atraer o conquistar a los demás, por su presencia, su palabra, su personalidad.
Como muestra de que no todos los candidatos independientes ganadores, deben de ser como “El Bronco”, cabe observar que hay otro personaje, que no es precisamente como Jaime Rodríguez. Se llama José Pedro Kumamoto Aguilar y resultó electo como diputado local por el Distrito 10, de Zapopan, Jalisco.
Kumamoto, como se le identifica, tiene solamente 25 años. Rodríguez, “El Bronco”, tiene 57 y en diciembre llega a los 58.
Kumamoto, apenas empieza en la vida. Es estudiante universitario y ha destacado como líder estudiantil. Rodríguez, de origen, es campesino, pero logró cursar estudios profesionales. Ya es maduro.
Kumamoto, no es político. Rodríguez fue priísta, hasta el 2014, en que renunció al partido tricolor, para lanzarse como independiente.
La única coincidencia entre ambos, es que, ante la falta de recursos para realizar sus respectivas campañas, aprovecharon al máximo las redes sociales. Bueno, hay otra coincidencia, y sin duda alguna la básica, que les permitió alcanzar posiciones de elección popular, uno como Gobernador y el otro como diputado local, fue el carisma de ambos.
Así es que no se hagan bolas. El carisma, es la base para lograr éxito, como candidato independiente. Y claro, que además de lograr la atención y aceptación de los electores, diseñar una estrategia eficiente, para comunicarse con ellos.
En principio, quien no tenga carisma, que se ponga a trabajar. En lo que sea, que les permita lograr el sustento de sus familias. La política, no es para ellos.
Sin embargo, a los electores hay que recomendarles, que no se vayan con la finta. El que alguien se promueva como candidato ciudadano, no garantiza que será buen gobernante. Al final de cuentas, todos son ciudadanos.
Obviamente, los electores relacionan a los políticos tradicionales, a los que militan en determinado partido político, con la corrupción. Con las tranzas. Con los compromisos partidistas. Con los usos y costumbres de la política.
Por ello, se inclinan por los candidatos ciudadanos. Los que no tienen antecedentes partidistas. “El Bronco”, fue priísta. Ganó como independiente, y su historia política es como una colita que le estorba y que hay quienes aprovechan para pisarla.
En descargo, podemos decir que hasta antes del 2000, el único que ganaba contiendas electorales, era el PRI. Por ello se le llamaba “la aplanadora”. Quizás aún en contra de su voluntad, muchos militaban en el PRI, porque era la única vía para aspirar a puestos de elección popular.
Luego vino el PAN, y también en el panismo surgieron muchos políticos corruptos. Ni modo que digan que no.
Más que candidatos ciudadanos, se requiere acabar con la impunidad, para poder combatir la corrupción. Hay que adecuar la legislación, para tapar todos los accesos a los ratones. Y si insisten en robar, aniquilarlos.
Al paso que van las cosas, podrían existir políticos apartidistas, sin partido. Las reglas electorales, para las candidaturas independientes, son tan severas, que definitivamente, solos, es un tanto difícil cubrir los requisitos que les exigen. Por eso, están pensando seriamente en aliarse. Pronto los conocerán como los PSP, o Políticos Sin Partido.
Pero cualquier agrupación, sin estructura jurídica definida o propia, no llega muy lejos. La codicia les lleva a tratar de ostentar los liderazgos, para negociar a nombre de los demás. Y aunque no sen propiamente partidos políticos, conforme a la legislación electoral, funcionarán como tales. Al final, será la misma gata, nada más que revolcada.
gil_lavenants@hotmail.com
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