Por Gilberto Lavenant
Sin duda alguna, todos coinciden en que el origen o base de la problemática social, lo es la falta de valores. Los niños y jóvenes, ya no respetan a sus mayores. No respetan a sus padres, ni a sus maestros.
Por su parte, muchos de los adultos, no respetan a nadie. Ni a niños, ni a mayores. Ni a hombres, ni a mujeres.
Los legisladores locales, se acaban de percatar de ello. ¡Enhorabuena! Seguramente han de pensar, que descubrieron “el hilo negro”. Lo más interesante, es que, ingenuamente, creen que es un problema fácil de solucionar. Si lo que falta son valores morales, pues hay que dotar de dichos valores a los políticos, que son los más nocivos.
Un boletín de prensa, surgido este viernes de la Legislatura Estatal, refiere esto, que podría considerarse como una “Misión Imposible”. No como las fantásticas películas norteamericanas, bajo esa denominación, desarrolladas en el ámbito de la ciencia ficción, pero no por ello menos fantasiosa.
En dicho comunicado, se da a conocer, que el diputado panista, Gerardo Álvarez Hernández, presentó ante el Pleno de la XXI Legislatura, iniciativa para la creación del Código de Ética para los Servidores Públicos de Baja California, “cuyo propósito es constituir un catálogo de valores y principios que deberán ser aplicados por funcionarios y empleados de la administración pública estatal y municipal que participan o coadyuvan en las funciones del ejercicio público”.
¿Lo pueden creer? ¿Que por mero decreto, se dote de principios éticos a los políticos? O sea, que por ley –para el caso que les hacen- deben ser honestos, evitar hacer cosas nocivas o malas para los gobernantes. No robar, no mentir, no tranzar, desquitar el dinero que perciben. Esa es la “Misión Imposible”.
En el comunicado, se da a conocer que “en la máxima tribuna del Estado, el diputado panista refirió que la ética, como disciplina teórica, versa sobre un marco de reflexión ideal para que todo ser humano tome decisiones de acuerdo al criterio de aquello que es correcto y justo”.
Que se sepa, los políticos, y en este caso los legisladores, no manejan esos parámetros, de “lo correcto y justo”. Para ellos, se trata de atender o respetar los lineamientos y consignas partidistas y el lograr el máximo beneficio personal, sin detenerse a pensar si algo que hacen, es incorrecto o injusto. La mayoría de ellos, por no decir que todos, son amorales. No hay en sus cerebros –los que lo tienen- valor alguno.
Algunos de los que se encontraban en el recinto legislativo, sorprendidos, por lo que decía el inicialista –así se le dice a quien presenta una iniciativa de ley- seguramente cuestionaban : ¿Y éste, de cuál fumó? Y respecto de la ética, se cuestionaron a sí mismos : ¿Y eso, con qué se come?
Pero las cosas no pararon ahí. Engolando la voz, el diputado Alvarez, siguió con su rollo : “Estamos convencidos que en nuestro Estado, el servidor público debe ser un promotor de valores y principios en la sociedad, basado en una cultura de transparencia, honestidad y objetividad en el desarrollo de actitudes y compromiso consigo mismo, con la sociedad y con las instituciones a las que representa”. ¡Ufff…! Difícil de digerir.
Nadie lo dijo, pero seguramente varios supusieron que el legislador, acababa de acudir a un servicio religioso y que “le lavaron el coco”.
Consciente de que “se había elevado demasiado” y que seguramente más de uno, no le entendió, explicó que “la ética no sólo está vinculada con el ámbito personal, sino también con el público. Por ello consideramos muy importante la creación de un marco normativo que describa y desarrolle ampliamente la ética y los valores que se deben practicar en el contexto del servicio público, en el entendido de que el factor humano en la función pública es una de las partes más importantes de la relación del Estado con la ciudadanía”. Menos le entendieron.
Más adelante, comentó que “en la actualidad, los funcionarios o servidores públicos de los tres órdenes de gobierno se encuentran obligados a respetar y salvaguardar los principios de legalidad, honradez, lealtad, excelencia, profesionalismo, objetividad, imparcialidad y eficiencia, y para asegurar este servicio, los entes gubernamentales aplican medidas técnicas y de control, pero hace falta implementar valoraciones sobre la actuación del servidor público desde los principios éticos que rigen su vida y su comportamiento”.
Luego observó, que : “Esto ha incrementado la desconfianza de los ciudadanos en los empleados públicos, con las correspondientes repercusiones negativas, respecto de la transparencia en la rendición de cuentas del gobierno y de las instituciones que representan”. Totalmente claro. Como dicen los panistas : ¿A poco no?
Pero no crean que Alvarez es el único que trae este rollo. La propuesta la hizo a nombre de las fracciones del PAN, PEBC y PRD. Y tampoco es un invento de los legisladores de dichos partidos políticos. La Administración Pública Federal, emitió, el 25 de julio de 2002, el Código de Ética de los Servidores Públicos Federales. El diputado panista considera necesario, que un mecanismo similar pueda incluirse en el marco normativo estatal para hacer más específica su aplicación.
Por eso, si nadie sabía la razón, los políticos ahora son un ejemplo de moralidad. Están atiborrados de valores. Quien suponga que esto puede ser posible, olvida aquello de que “árbol que nace torcido, no se endereza”. Enderezar políticos, es una “Misión Imposible”.
gil_lavenants@hotmail.com
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