Por Gilberto Lavenant
En materia política, como ocurre en el terreno religioso, casi todo se maneja en base a dogmas. Wikipedia, la enciclopedia libre, explica que, en sentido común, el dogma es una creencia individual o colectiva no sujeta a prueba de veracidad, cuyo contenido puede ser religioso, filosófico, social, sexual, etc., impulsado por una utilidad práctica.
Hay quienes suponen que los dogmas, solamente son relativos a las cuestiones religiosas, consideradas como una ideología a la cual siguen sus creyentes. En pocas palabras, los dogmas, son un conjunto de creencias en la religión, que en principio son irrefutables, sin estar sujetas a opinión o cuestionamientos.
Pues algo similar ocurre en política. Los dirigentes de los partidos juran que es la base, o sea sus integrantes, quienes deciden quienes son sus candidatos a determinados puestos de elección popular. Si alguien los cuestiona respecto a la función del “dedazo”, aparentan desconcierto y aseguran que son simples leyendas urbanas.
Hace unos días, René Mendívil, encargado de la dirigencia estatal del PRI en la entidad, al ser cuestionado respecto al proceso interno para la selección de los candidatos priístas, en especial la del candidato a la gubernatura estatal, dijo que se deben esperar los tiempos legales para ello.
Indicó entonces que existen dos métodos estatutarios para elegir candidatos. Que uno es el de la convención de delegados, y el otro, la de consulta directa a la base.
Jorge Hank Rhon, al fin y al cabo “soldado de su partido”, como él mismo se define, declaró en días pasados, en términos similares a los de Mendívil, que en su momento, los candidatos priístas serán determinados, ya sea por encuestas o por medio de delegados. Pareciera que realmente está convencido de que son los priístas, comúnes y corrientes, quienes deciden a quien postular. Nadie más.
Igualmente dogmáticos, al menos en apariencia, en días pasados, en una entrevista conjunta, presuntamente para eliminar rumores de supuestas fricciones entre ellos, el Alcalde Carlos Bustamante Anchondo y el diputado federal Fernando Castro Trenti,reconocieron públicamente que ambos aspiran a la gubernatura de la entidad, pero que están dispuestos a apoyar a quien el partido postule. Que solamente están en espera de “lo que Dios decida”.
Unidad, democracia, consenso, libertad, disciplina y muchos otros conceptos, son meros dogmas políticos, creencias irrefutables, que no estan sujetas a opinión o cuestionamientos. Para los políticos, el “dedazo” o la imposición, no existen, son meras especulaciones. Lo curioso es que, sin importar el nivel cultural o socioeconómico de los políticos, prácticamente todos hablan en base a dogmas y los refieren como si fuesen verdades absolutas. Aunque saben que no son ciertos.
El lunes pasado, en Mexicali, ante el Grupo Madrugadores, el exalcalde priísta Eduardo Martínez Palomera, otro de los aspirantes a la gubernatura estatal, franco que es, dijo : “Ya basta de que nos sigamos haciendo tontos. Siempre ha sido así”, al señalar que es el Comité Ejecutivo Nacional del PRI el que decide quienes son los candidatos a la gubernatura.
Posiblemente muchos priístas, al saber de tales expresiones, se han de haber sentido seriamente decepcionados, pues toda la vida los han hecho tontos, al hacerles creer que son ellos, colectivamente, quienes deciden las candidaturas. O bien, como dice “el negro”, se hacen tontos, pues saben que “el señor”, “el dedo divino”, “el gran elector”, es el que realmente decide.
El exalcalde mexicalense, quien lleva años soñando con la candidatura a gobernador, cuenta que en el 2006 recibió una llamada del CEN del PRI, para notificarle que él no sería el designado. Como se dice comúnmente, habla la voz de la experiencia.
Y se defiende. Dice que es el mejor precandidato priísta a la gubernatura, aunque reconoció que Jorge Hank Rhon es el mejor posicionado en las encuestas.
Sabe, y lo reconoce, que dicen por ahí que ya está viejo para estos trotes. Por ello, aunque nadie lo cuestione, advierte que quiere ser gobernador, que tiene la experiencia necesaria para ello y observa : “Me dicen que la edad está en mi contra. Yo creo que la experiencia mata juventud”.
Sin embargo, realista como es, reconoce que él no es el que decide, sino el Comité Nacional del PRI. Si hubiese sido más franco, hubiera dicho que es el Presidente de la república, que en éste caso será el mexiquense Enrique Peña Nieto, quien tendrá esa facultad, la de decidir quien será el candidato priísta a la gubernatura de Baja California.
¿Por qué los políticos, no se atreven a llamar las cosas por su nombre ? ¿Por qué tienen que recurrir al uso de dogmas, para hablar de cuestiones que les atañen y que son de todos conocidas en cuanto a su forma de realización ?
Y esto es igual en todos los partidos políticos. Los compadrazgos o el amiguismo, están por encima de la capacidad, experiencia, eficiencia y honestidad. Es más, estas cualidades, en lugar de ser una ventaja o un “plus”, son factores desfavorables.
Si todos reconocieran abiertamente, sin dobleces o disimulos, que es el Presidente de la República en turno, el jefe máximo de su partido, quien tiene la facultad suprema de decidir o determinar candidaturas, como lo hacían los virreyes en los tiempos de la colonia, todo sería más sencillo. Total, así ocurre, como dice “el negroi”, para qué se hacen tontos.
En tales condiciones, ni para qué dar tantos brincos y sombrerazos. Nada de condicionamientos o pronunciamientos a favor de tal o cual candidato. En el caso de los priístas, su jefe máximo, el mexiquense Enrique Peña Nieto, asume la Presidencia de la República el sábado 1 de diciembre. La próxima semana ya estará en condiciones de poder empezar a analizar nombres, trayectorias y conveniencias, respecto a las candidaturas a gobernador, alcalde y diputados locales. Lo demás, son meras cuestiones dogmáticas.
gil_lavenants@hotmail.com
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