Por Odilón García
Al pie de un farol colonial su vida estaba a punto de cambiar. El no escogió el escenario, todo ocurriría sin forzar nada. En ese farol, en el rincón metafórico más lejano de Tijuana, pero en pleno centro de la ciudad se daría el milagro.
De noche salen las minifaldas.
Donde se termina la Revolución, comienza la Zona Norte. Algunas zapatillas de cristal “bajan” hacia este sitio, está repleto de mariachis, taxis y un sol de colores en la esquina de la Coahuila.
Y precisamente ahí, cuatro bocinas, en la calle, un amplificador y varios micrófonos eran operados por Jesús, un dj experto. Cientos de discos en los porta CD´s con karaoke (del Japonés Kara=vacio Oke´sutora=orquesta, orquesta sin músicos) la noche fresca de viernes, vacía también de personas en su mayoría que se quedaron en casa. Pero ahí, bajo esas condiciones, se daría el concierto.
Sería un concierto histórico para Tijuana.
Y Roberto?
Roberto, el Teacher del Rock, un cantante de camiones, de la línea azul y blanco, estaba espantado. Lo invitaron a un concierto sin público, pero este sería el más importante de los que se han presentado en Tijuana.
Algunos peatones que caminaban por la calle y los mariachis que a 200 metros esperaban cotidianos clientes para llevar serenata en pleno viernes de Tijuana fueron sorprendidos por lo que estaba a punto de comenzar.
8 de la noche y el presentador lo anunció.
El Teacher me miró desencajado, leí que en la lengua tenía el decir “…yo así, no canto…” Pero se aguantó y solo alcanzó a decir:
--Está bien raro… nunca me había pasado algo así.
--Andele mi Teacher, --le animaron-- usted nada más cante y verá que la gente se va a empezar a juntar.
Nadie hacía caso del presentador, solo un espectador se mantenía atento, un hombre que sonreía y a sus más de 60 años de edad, delgado, de botas y escaso cabello lacio se detuvo a observar al trovador nacido en Tijuana y criado en el mismísimo Mirador.
El cantante urbano miró preocupado el reloj, asustado notó que no era mentira y que no llegaría más gente! Sus ojos no podían creerlo y su alma le gritaba renuncia!. Pero era tarde para eso, el anunciador ya lo había presentado, en una calle que para él se convirtió en una ciudad vacía, en un estado sin alma, en un país desértico.
20:05 viernes 3 de octubre, en plena Revolución, casi esquina con Coahuila, justo donde hay un círculo en el piso en medio del camellón protegido por tubulares, colocó su armónica en los alambres duros que la mantienen a la altura de la boca y sin afinar la guitarra con cuerdas casi a punto de reventar, comenzó a cantar…
Son gentes que se levantan
a buscar el chivo diario…
Los que se paran temprano
Aunque llueve o truene o se caigan
Mil raaaaayos!!!
Sólo la voluntad de recuperar las calles, la ciudad, el estado, el país con la música podría haber hecho el milagro. El rentero de enfrente salió con una cerveza.
Son los que siempre soportan
A esos que pesan, gandallas.
Que siempre andan de malas
Con las caras largas en cada mañana
…Son gente trabajadora
que le suda y que le atora
A la gente que es tan luchadora
Les canto mi rola…
Un estudiante trasnochado se sentó en una banquita y dos indigentes se aproximaron a escuchar. Una señora se acercó al cantante y él sin interrumpir el canto y le dijo:
“Hola bonita buenas noches!”
La señora sonrió y comenzó a palmear con ritmo, junto con unos músicos de sombrero regiomontano de color negro (los hermanos Sánchez). Entonces Roberto alzó la vista, dejo de hacer el visco al mantenerse viendo el micrófono y notó que ya tenía público. El primer espectador bailaba y aplaudía en medio de la calle, sonreía y se convirtió en ese momento en el hombre más feliz de Tijuana. Estaba regocijado en el mensaje, de amistad, de reconocimiento a los que vivimos en esta ciudad y sobre todo al esfuerzo que hacen muchos para ganarse el pan.
Fue en ese momento que empresarios de los alrededores salieron para escucharlo.
--Ya cállate gritó un mariachi que estaba como a 200 metros, en la esquina de Coahuila con Revolución, sus compañeros los vieron escépticos y esto alentó a uno vivaracho, joven y alegre que se aproximó al cantante para intentar acompañarlo con el acordeón.
Son gente trabajadora
que le suda y que le atora
A la gente que es tan luchadora
Les canto mi rola…
El reto más desmedido de toda su historia se había consumado, la idea de los empresarios turísticos que así colocaron la primera piedra de la plaza de la cultura era una realidad.
La gente siguió acercándose, el joven escolapio estaba sonriendo, poco a poco todos comprendieron que se había recuperado un espacio al arte, el que los grandes en el mundo iniciaron en la carpa, en la banqueta, en la calle, sin nada preparado y sin grandes anuncios mediáticos.
El espacio de Revolución y Coahuila nació este viernes 3 de octubre del 2008 como un espacio donde cabe la amistad, el canto, el arte, la convivencia, la música, la paz de los hombres mientras en la ciudad voces de sirenas, hombres ejecutados, los odios y la violencia que contrastó con el sudor que bañó por completo a este artista urbano, el primero de una serie que tendrán espacio cada miércoles bohemio de Jazz y viernes por la noche con música Rock Urbana en la danza de los acordes, las guitarras eléctricas, el Sax, las percusiones, los timbales, la expresión con altos decibeles en la muestra más legítima de la expresión, de la cultura.
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