martes, 24 de diciembre de 2019

Expediente Político: La recolecta

Por Alfredo Calva.
A partir de que la dirección de Policía y Tránsito Municipal en Playas de Rosarito se convirtió en Secretaria a través de una sesión extraordinaria de cabildo, celebrada el pasado uno de noviembre, Francisco Arellano pasó de ser director de la corporación preventiva al titular del nuevo ente gubernamental, y su segundo en mando, Carlos Meza Ávila, se convirtió en el 01, clave con la que se designa al director de la corporación. 
La velocidad de reacción de Meza Ávila ante el nombramiento se puede considerar extraordinaria, en cuanto supo que sería el nuevo director, se entregó a la elaboración del tabulador en el que plasmaba el monto que los agentes de la corporación, deberían hacerle llegar con prestablecida periocidad, bajo el entendido de que el que no cumpliera estaría sujeto a las acciones punitivas que se le ocurriesen.
A partir de que hizo del conocimiento de la tropa el tabulador creado, dejó  en claro que, solo él podría autorizar licencias, vacaciones, permisos especiales, borrar inasistencias, etc, los mandos solo se responsabilizarían de las situaciones operativas, sin injerencia en las cuestiones administrativas.
De acuerdo a las fuentes consultadas al interior de la corporación, los aranceles obligados a entregar cada elemento de la tropa en activo, está sujeto a la sección en que se desenvuelven y la zona en que se les asigna, siendo estas: en Plan Libertador y zona centro, 3500 pesos, a la semana; en la delegación municipal de Primo Tapia, 2500 pesos, por semana; los asignados a la sección turística, 50 dólares diarios; motociclistas 100 dólares diarios. Y a lo anterior, se le adicionan 100 pesos por el derecho a usar una patrulla.
En éstos casi dos meses que han transcurrido desde que se implementó obligatoriamente el pago de impuestos a los agentes de la policía municipal en activo, los rosaritenses y ciudadanos que visitan el quinto municipio, que caen por cualquier razón en las garras de los oficiales preventivos, y sin importar la falta cometida o que les inventan los agentes a los ciudadanos, son presionados al punto de que los obligan a ofrecer una cantidad de dinero a fin de que les permitan continuar con su camino, o librarse de una acción punitiva de carácter administrativo o del orden penal.
Obviamente las quejas y protestas ciudadanas no se hicieron esperar, sin embargo, los afectados que tuvieron el valor civil de presentar denuncias, se enfrentaron y siguen enfrentando una triste y decepcionante realidad, el área responsable de vigilar e inhibir las acciones de corrupción y de ocurrir, sancionarlas, la Sindicatura Procuradora, es solo un ente con discapacidad visual y auditiva, que simula actuar en consecuencia, pero que en la praxis no es más que un depredador para las arcas municipales y un lastre para la sociedad rosaritense.
Por desgracia, en el gobierno local auto denominado de la cuarta transformación, su principal divisa fue la no permisividad y combate a la corrupción, slogan que solo resultó una promesa más de campaña, una consigna que sirvió para engañar a la mayoría de los escasos electores que el pasado dos de junio salieron a elegir presidente municipal, para que sufragaran en favor de Morena y sus coludidos, y lo lograron, llegaron para cambiar la forma de hacer gobierno, para que todo siguiera igual, y en algunos rubros, peor.
Solo resta preguntar, ¿Cuánto recibe Francisco Arellano de la gran bolsa de la corrupción? y ¿está enterada de lo que sucede al interior de la policía la presidente municipal, Araceli Brown Figaredo?.
En Rosarito, en casi tres meses de gobierno municipal, pasó “de la cuarta transformación, a la transformación de cuarta”.

Y mientras tanto….
Este escribidor les desea, que pasen una gran Noche Buena y una Feliz Navidad.

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