PREOCUPACIÓN.- La abulia mostrada y demostrada por el gobernador del estado, Francisco Vega de Lamadrid, para hacer de este proceso un evento que sume a votar al mayor número de ciudadanos registrados en la lista nominal del Instituto Estatal Electoral, ha encendido los focos rojos de diversos organismos de la iniciativa privada que han detectado que, pese a ser el jefe del ejecutivo de Baja California el hombre mejor informado, no ha hecho nada por evitar la participación de personas dedicadas a actividades ilícitas a través de algunos candidatos que han aceptado dentro de sus fórmulas a terceros con una íntima relación con el crimen organizado.
Kiko Vega mantiene el reto de conseguir el mayor número de posiciones políticas en la decisión del 5 de junio y para ello ha apostado a inhibir la participación ciudadana, “echando toda la carne al asador” y fomentando el voto duro del Partido Acción Nacional, incrementando el déficit presupuestario y aceptando dádivas de dinero sucio para apuntalar su objetivo, así como implementando tácticas de terror en contra de todo aquel que perciba un salario en las estructuras y entes de gobierno que sea detectado, por mínimo que sea, participando en el apoyo a los adversarios o en contra de cualquier abanderado panista, al grado de prohibirles que acepten ser “etiquetados” en publicaciones de redes sociales que estén en contra de su proyecto.
El viajero gobernador ha llegado al extremo de ofrecer posiciones dentro de la estructura estatal a candidatos opositores que ve con posibilidades de triunfo, para allanar el camino de quienes enarbolan las causas del blanquiazul, verbigracia en Playas de Rosarito, en donde ha ofrecido el área de economía o turística a quien pudiera, con el apoyo de su progenitor, “tumbarle” la alcaldía de ese municipio a su candidata.
El jefe del ejecutivo estatal no ha reparado en mantener aceitada su maquinaria de operadores políticos para salir airoso de esta confrontación ante el dirigente nacional del Partido Revolucionario Institucional, Manlio Fabio Beltrones, aparentando ante la sociedad que la lucha política “es legítima”, pero a su vez dejando en claro que en la política los únicos enemigos son los seguidores de los candidatos, pues son los que dan y reciben golpes de sus contrarios, ya que quienes manejan los hilos del poder mantienen una relación de amistad estrecha y a toda prueba, llegando a la peligrosa cercanía con quienes se mueven en el bajo mundo del hampa.
Bien dicen que “La política es el arte de comer estiércol sin hacer gestos”.
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