Por Gilberto Lavenant
Puede parecer una broma, pero no lo es. Lamentablemente.
En cada proceso electoral, los partidos políticos presumen que postulan a sus mejores hombres o mujeres. La verdad, eso es una soberana mentira, porque en la mayoría de los casos escogen a los peores, a los más desprestigiados, a los más incapaces, a los más mentirosos, a los más corruptos.
Pero, en fin, sin exagerar, ni siquiera reúnen las condiciones básicas para realizar un desempeño mediano.
Cabe decir, que es algo así como una versión del mundo al revés.
Como publicar un aviso en el periódico, buscando prospectos para las candidaturas. Con el clásico encabezado de : “Se busca”.
Se busca, hombre o mujer, con aspiraciones políticas.
No se requiere experiencia previa, ni capacitación específica. Basta que le guste ganar dinero. A manos llenas.
El puesto disponible, es una diputación federal.
Buen sueldo. Más prerrogativas.
Su compromiso, levantar la mano en señal de aprobación de alguna propuesta sometida a votación, o abstenerse de hacerlo, si así se le indica.
No debe cuestionar, nunca, las finalidades de las propuestas o los posibles beneficios o efectos.
Tener facilidad para mentir y por ende para prometer.
Ser cínico, desvergonzado.
No importa que no tenga facilidad de palabra, pero si la tiene, mejor.
Entre las personas, cuyos nombres se manejan como prospectos a una candidatura a diputado federal, los hay que reúnen varias o todas esas características. Y más.
Individuos antipáticos, soberbios.
Con una historia personal, llena de sospechas o malas notas.
De esos que presumen que son políticos, pero por el simple hecho de afiliarse a un partido o a alguna organización que se ostenta como tal.
Esperen a que sean postulados y obsérvenlos. No batallarán mucho para corroborarlo.
Algo verdaderamente absurdo, pues hoy, más que nunca, los electores se resisten a acudir a las urnas, por las pésimas experiencias de cada comicio. Como candidatos, fingen o simulan, ser de los mejores, pero resultan ser de los peores.
No se sabe, con precisión, si es que son más las personas negativas, que las positivas y por ello destacan los primeros.
O tal vez, simplemente abundan los malosos, y los buenos, siendo pocos, se abstienen de participar.
Ahí tienen, que en cada comicio, son muchos menos los que acuden a votar.
Y los que acuden, enfrentan el dilema de votar por los menos peores.
Tratando de alentar a los electores, hay quienes proponen, que se rifen objetos o dinero, entre quienes acudan a las urnas a ejercer su derecho del sufragio.
Ya se hace con los contribuyentes, en el caso de los que pagan oportunamente el impuesto predial o algunos servicios públicos. Es su obligación contribuir con la administración pública. Pero si pagan a tiempo, pues se les premia.
Qué chulada. De por sí, la organización de cada elección, cada día es más cara.
Los comicios del 7 de junio próximo, para elegir a 500 diputados federales, tendrán un costo estimado de 21 mil 786 millones 773 mil pesos, autorizados en el presupuesto de egresos de la federación.
Al Instituto Nacional Electoral, le autorizaron 18 mil 572 millones de pesos, de los cuales, 13 mil 217 millones corresponden a los gastos operativos del organismo y los restantes 5 mil 355 millones, para las prerrogativas de los 10 partidos políticos.
Conforme a tales cifras, la elección de cada uno de los 500 diputados federales, tendrá un costo superior a los 43 millones de pesos. Sin contar con lo que costará la operación de esta cámara.
Por eso, además de ser una lástima, da coraje que se proponga para candidatos a diputados federales, a los peores individuos, hombres o mujeres, sin una capacitación adecuada o sin experiencia previa. Un país pobre, eligiendo políticos malos, a un costo altísimo. Este, es un mundo al revés.
gil_lavenants@hotmail.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario