Por Pedro Martínez Serrano
Tengo la impresión de que a Francisco Arturo Vega de Lamadrid, le cae como anillo al dedo, la fábula aquella de Augusto Monterroso del burro que tocó la flauta, aunque también se avecinan los días en que se exhibirá, presa de sus evidentes limitaciones intelectuales, académicas y políticas, como los perros de pueblo; esos que corretean el vehículo y cuando se detiene, echan a correr para atrás, no saben para qué tanto ladrido.
La semana anterior, en Tijuana, con un grupo de panistas de diferentes corrientes, el comentario generalizado y uniforme, fue en el sentido de que el Partido Acción Nacional y los que van de comparsa, que no representan nada, como el de la Revolución Democrática y el desmantelado Nueva Alianza, en ese momento, se encontraban ante la oportunidad de la trascendencia, de competir dignamente o, en el peor de los casos, ir a la contienda de puro trámite, sin oportunidad de triunfo, al menos a nivel estatal.
Y es que mientras al exterior del Partido Acción Nacional, se miraba al arquitecto Héctor Osuna Jaime, como el candidato capaz de enfrentar dignamente a la aplanadora política, a bordo de la cual marcha Fernando Castro Trenti como candidato del PRI al gobierno del Estado, en el interior del blanquiazul los momios favorecían (ayer se confirmó) a Francisco Vega de Lamadrid, el Kiko Vega, ejemplo de incapacidad y corrupción.
Ese ejemplo, se plasmó ayer, cuando gente de Kiko movilizó gente para acudir a votar; obvio cada voto, cada promotor al servicio de Vega de Lamadrid tuvo su pago. El dinero fue lo que sobró, como también las trampas que fue tendiendo a lo largo del proceso la directiva del Partido Acción Nacional, a cargo de Sócrates Bastida quien, evidentemente, jugó del lado del negocio y la componenda, que personifica el señor Vega.
Sin embargo la aduana de ayer, fue apenas un salto insignificante para alcanzar la altísima raya que le pintó el Partido Revolucionario Institucional al proceso electoral bajacaliforniano, con la designación del Diablo Fernando Castro Trenti, como candidato a gobernador quien, por cierto, se preparó emocional, mental y físicamente durante más de 2 décadas para buscar la posición que, sin duda, ganará en julio próximo, más aún con un pelele tramposo como adversario.
Y, precisamente por conocer la calaña, la baja estofa en que se mueve Kiko Vega, es que las autoridades electorales, sin duda alguna, le cuidarán las manos y, de paso, vigilarán con lupa lo que haga o deje de hacer el corrupto ex presidente municipal de Tijuana.
Por cierto, como diputado federal, Francisco Vega de Lamadrid a penas y aprendió a llegar a la sede de la Cámara Baja del Congreso de la Unión, porque no se tiene referencia de que haya participado no propuesto algo a favor de sus representados. El contraste entre el ladrón panista y el priísta, es abismal. Los debates serán interesantísimos, serán la oportunidad de que se exhiba el escasísimo nivel político y la nula preparación académica e intelectual del señor Vega.
El filósofo y estadista francés Michel Eyquem de Montaigne (1533-1592), decía que Nadie está libre de decir estupideces, lo malo es decirlas con énfasis.
En los días siguientes vamos a abordar el tema de los contendientes por las alcaldías y, obvio, las diputaciones locales.
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