Por Gilberto Lavenant
Luego de los días de asueto de la Semana Mayor, que tradicionalmente son más de jolgorio que de reflexión, los candidatos a los diversos puestos de elección popular, reanudarán este lunes sus actividades proselistas. Nada nuevo, mítines, improvisadas reuniones con grupos diversos y en los que se abordan temas por mera ocurrencia de alguien, sin la seriedad, ni la profundidad requerida.
Los candidatos presidenciales, preocupados por mostrarse como personas de carne y hueso, seres humanos que los ciudadanos pueden abordar y tocar, han sido tibios. Dicen cosas de manera genérica.
Los otros, los chiquitos, los que aspiran a ocupar un lugar en la Cámara de Senadores o en la Cámara de Diputados Federales, prácticamente ni siquiera saben lo que es una campaña electoral en forma. Algunos de ellos, como ocurre en Baja California, ni siquiera se preocupan por hacer campaña. Mucho menos si saben que ganando o perdiendo, tienen seguro un sitio en el Congreso de la Unión. Salvo honrosas excepciones.
“No daré tregua a los narcos”, dice doña Josefina. “Destinaré más dinero a la seguridad pública”, dice Enrique Peña Nieto. “Los invito a formar una República amorosa”, dice Andrés Manuel López Obrador. “Legalicemos la mariguana”, propone Gabriel Quadri.
Nada sustancioso, nada real, nada factible, nada de lo que los mexicanos quieren escuchar. Por ejemplo, cómo acabar con la inseguridad pública, el garantizar el derecho a la educación, a vivienda, a un empleo digno y remunerador. Las anheladas propuestas de reformas estructurales, políticas y legales, que dizque se siguen discutiendo en el Congreso de la Unión, un aparatote caro e ineficiente.
Deben entender que los mexicanos, por lo que respecta a los aspirantes al Senado o a la Cámara de Diputados Federales, ya están cansados de seguir pagando sueldos a políticos que no los devengan. Sobre todo, que no han sido capaces de establecer las normas y estructuras que permitan a México solucionar sus problemas y superar o mejorar las condiciones de vida de los mexicanos.
Los candidatos presidenciales, de todos los partidos, como si estuviesen “maiceando” a los mexicanos, recorren el país soltando a “cuenta gotas” sus presuntas propuestas. En un lugar dicen una cosa, en otro, otra. Luego en muchos otros sitios repiten lo mismo.
En un país en crisis, como lo es México, con más de 56 millones de pobres, con una violencia incontrolable, con un sector privado replegado, temeroso, pues hoy en día ser o parecer rico, es un riesgo casi fatal, con una educación deficiente e insuficiente para atender el derecho a la educación de todos los mexicanos, y los que si lograron cursar estudios universitarios, desempleados, sumados a los miles y miles de “ninis”, con las entidades federativas endeudadas hasta el tope, por la simple intención de los políticos de presumir obras de relumbrón que les dejan enormes ganancias, con un grado de corrupción que resulta vergonzoso, con políticos descalificados hasta por el simple hecho de decir que son políticos, dados los antecedentes de muchos de ellos, un índice de impunidad que rebasa el 90% y tantos problemas más, el reparto de volantes en las esquinas y el recorrer las calles con carros pintados o enarbolando las siglas partidistas, no motivan de manera alguna a los electores. Así, ni ìensen que van a ir a votar.
Tal vez antes, con un sistema unipartidista que duró más de 70 años, las campañas presidenciales eran verdaderas fiestas, porque al final de cuentas eran el preámbulo para el arribo del nuevo rey a la Presidencia de la República. No importaba el tratar de convencer a los electores sobre las cualidades del candidato. De todos modos, triunfaba porque triunfaba en los comicios. Pero los tiempos han cambiado.
En estos tiempos de crisis, de 12 años de gobiernos panistas que prometieron cambio, pero que “hasta con la feria se quedaron” y empeoraron las condiciones de los mexicanos. No obstante lo cual, se defienden diciendo que los priístas estaban peor que ellos o que lo que padecemos es parte de la herencia del viejo PRI, las cosas son totalmente distintas. Las fiestas, el jolgorio, el saludo, la sonrisa, las fotos con niños o jóvenes, ya no funcionan.
No cabe duda, los políticos han equivocado la estrategia. Ciertamente, en estos primeros días de contienda formal, han recorrido varias zonas del país y, dependiendo en el lugar en que se encuentran, han esbozado algo sobre sus presuntas propuestas. Meras generalidades.
En los recorridos a pie, varios de ellos han sufrido amargas y bochornosas experiencias. Doña Josefina, allá a Tres Marías, Morelos, una jóven universitaria le hizo duros cuestionamientos. La candidata debió entender que su nombre y representación política, no infunden respeto, ni temor, mucho menos confianza o esperanza, en muchos mexicanos.
Ayer domingo, Gabriel Quadri, candidato del Panal, quizo darse un “baño de pueblo” y se subió al Metrobús, en la capital del país. La verdad, no hallaba en qué momento pedir la parada para bajarse. Un jóven, ataviado con una playera roja con la foto del Ché Guevara y una gorra color verde militar, lo cuestionó en forma agresiva y fulminante : -¿ Qué hay, por ejemplo, de la parte de que la campaña es sólo para sacar recursos del IFE y darle un espaldarazo a Elba Esther Gordillo. Que lo único que ustedes buscan es mantener el Panal, porque no tiene ninguna posibilidad y lo único que hace es ser comparsa, una botarga, un teatro. Que no tienen ninguna trascendencia. Que las elecciones ya están decididas ?
Y, como en el boxeo, casi de inmediato le lanzaría lo siguiente : -Usted nunca va a hablar de esos temas, porque usted, como el PRI, como el PAN, están para taparle el ojo al macho, y como el PRD. Están como para hacer que pasa algo, cuando no pasa nada. Ustedes son siervos de Elba Esther Gordillo, que sólo están para mantener la caja chica que es el Panal. Usted no tiene capacidad para llegar a la Presidencia. Quadri, se quedó cuadrado.
Qué diferente hubiese sido, si los candidatos presidenciales hubieran iniciado sus campañas, organizando reuniones temáticas regionales. En Baja California, por ejemplo, el tema de la tan anhelada Zona Económica Estratégica, hubiese sido básico. Agregado el Siave y la restricción de los dólares. La migración, la reforma fiscal, el desempleo en la frontera, por citar los principales.
Mientras sigan con tibiezas y exponiendo sus presuntas propuestas a “cuenta gotas”, no van a lograr mucho. Trátese del candidato que se trate. Las simples promesas no quitan el hambre, ni dan empleo a nadie, ni mucho menos intimidan o frenan a los narcos. Se requiere trabajo de fondo. La problemática nacional es sumamente seria y por lo tanto se requiere seriedad para enfrentarla y solucionarla. Si no pueden, que digan.
gil_lavenants@hotmail.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario