viernes, 13 de enero de 2012

Palco de Prensa: Los cacicazgos

Por Gilberto Lavenant
Parece algo absurdo, una exageración, pero es la verdad : Baja California es un pueblo de caciques. Aquí, determinados personajes pueden hacer y decir lo que quieran y nadie, o casi nadie, se atreve a criticarlos, a señalarlos. Por miedo o supuesta precaución, los plebeyos prefieren cerrar los ojos, para hacer que no ven lo que hacen, taparse los oídos, para negarse a escuchar y a hacerse los desentendidos, para eludir las respuestas que les comprometan o expongan a supuestos riesgos.


Los cacicazgos florecen, por llamarle de alguna forma, por el cinismo y la audacia de los caciques. Sabedores de que nadie se atreverá a cuestionarlos, actúan con todo descaro, como cuando en los tiempos de la colonia los hacendados o caudillos eran dueños de vidas y haciendas.

Puede tratarse de prominentes comerciantes o empresarios en general, funcionarios públicos, políticos en general y hasta dueños de medios de difusión, como estaciones televisivas, radiofónicas o periódicos. Son una casta divina. Son considerados como intocables.

Tal es el caso de Eligio Valencia Roque, un individuo de personalidad gris, pero audaz. De simple linotipista, llegó a ser dirigente sindical y actualmente ostenta la propiedad del periódico El Mexicano.

Ante él desfilan quienes desean el beneficio de sus favores, o quienes temen de sus venganzas o rencores. La nobleza del periodismo, en sus manos resulta ser mera utopía, una farsa. El domingo 8 de enero, al fin y al cabo es su periódico, publicó en primera plana y con letras de gran tamaño: “Eligio y Maria Elvia, garantía de triunfo” y luego un breve subtítulo : “Reconocen dirigencia y sectores que es lo mejor que tiene el partido para ganar”.

La nota correspondiente, en la que se le señala como “el mejor” para ser postulado al Senado de la República, se basa en supuestas declaraciones del dirigente estatal del PRI, René Mendívil Acosta, del dirigente estatal de la CNOP, Enrique Acosta Fregoso, Julio Felipe García, coordinador de la fracción parlamentaria priísta en la XX Legislatura Estatal y el Alcalde de Playas de Rosarito, Javier Robles Aguirre.

Eligio puede hacer con su periódico, lo que guste, aunque es una falta de respeto hacia los lectores, al exponerles como cierto algo que evidentemente es una mera maquinación y con lo cual rompió el pacto de civilidad suscrito por él y otros 15 priístas aspirantes al Senado, apenas hace unos días.

La tradición priísta ha sido que cuando se da un “destape”, en cuanto alguien hace la primera declaración, un pronunciamiento sobre tal o cual aspirante a determinado cargo público, de inmediato sigue una avalancha de pronunciamientos. En este caso, no ocurrió nada, salvo un par de entrevistas manipuladas y tendenciosas, aprovechando la buena fe de los entrevistados. Ninguno se pronunció en contra. Nadie fue capaz de criticar al audaz. Los presuntos declarantes, desaparecieron. No hubo desmentidos. En silencio, confirmaron que fueron parte de la maquinación.

De las oficinas de la dirigencia estatal del PRI, no salió ningún comunicado aclaratorio. Dos días después, una tibia declaración del diputado Carlos Murguia, comisionado en el área de fisusión. Dijo que no tenían validez oficial ese tipo de declaraciones. Hasta ahí.

La dirigencia estatal priísta, a cargo de Mendívil Acosta, adoptó la postura de la avestruz : metió la cara en donde nadie lo pudiera ver, ni cuestionar. Ni uno solo de los demás pretensos se atrevió a reclamar. Optaron por el silencio cobarde.

¿Cómo explicarán los dirigentes priístas locales y el propio Eligio, la actitud de unos y otros, ante los dirigentes nacionales del PRI ?

¿Cómo explicarán que soslayaron a Eligio y accedieron a sus ruegos, porque se trata de un priísta influyente. De un cacique?

¿Cómo pedirles calma a los demás pretensos, que se disciplinen, cuando que son los propios dirigentes priístas los que ponen el desorden?

Ni un desmentido, ni nada. Ni siquiera una manifestación de aparente sorpresa, ante lo publicado.

¿Quién le hizo creer a Eligio, que puede ser el Peña Nieto de Baja California? Ni la burla perdona.

¿Cómo se atreve a suponer que podría tener mejor votación que Ruffo o Victor Hermosillo?

Audacias o maquinaciones como la de Eligio, deben ser severamente castigadas. Aunque se trate de un cacique.

Se supone que hay más involucrados en todo esto. Se sabe que un informe completo, al respecto, ya llegó hasta el Estado de México.

¿Tendrá alguien el valor de fustigar, señalar y criticar este tipo de actitudes?

¿Se atreverá algún priísta a combatir este tipo de cacicazgos ?

Estos hechos, hacen aparecer a Baja California como un rancho.

El día 21 de enero, deberán registrarse los candidatos priístas al Senado. El 27 se registraran los candidatos a diputados federales. Habrá que ver si es que entre unos y otros anotan el nombre del presunto “destapado”. A la mejor, ni de suplente.

gil_lavenants@hotmail.com

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