Por Gilberto Lavenant
Este fin de semana, vía correo electrónico, la diputada local priísta Nancy Sánchez Arredondo, aspirante a ser postulada al Senado de la República, hizo circular un discurso sobre lo que considera son los nuevos tiempos en el PRI. Es la moda insistir en que el PRI ha cambiado. El reto es pasar del mero discurso político, a la práctica.
“Hoy como nunca –dice la legisladora- el priísmo nacional se encuentra ante un reto extraordinario; el de asumir responsablemente y sobretodo con visionaria humildad, un proceso electoral inminente, donde si se toman las decisiones correctas y cercanas a los deseos y aspiraciones de nuestra base militante muchas veces olvidada, habremos de recuperar la Presidencia de la República para nuestro partido”.
Bueno, también cabe observarle a Nancy, que el viejo discurso político, aquel que se extiende y se desarrolla en una retórica confusa y ambigua, ya debería ser cosa del pasado. Hoy en día, la mayoría de la población se resiste a hablar o escuchar sobre política. En consecuencia, se debe disertar mediante un lenguaje claro y sencillo. Llamar a las cosas por su nombre. Así de simple.
“Considero prioritario –dice Nancy en otra parte de su disertación- que ante este escenario, los procesos internos para la elección de los candidatos a Senadores y Diputados Federales, concuerden con estos nuevos tiempos políticos, tanto en la forma como en el fondo. El liderazgo del Comité Ejecutivo Nacional del PRI en el proceso de elección se reconoce ampliamente, no obstante, debemos asegurar que los procesos sean ejercicios verdaderamente democráticos y transparentes para todos, procesos que brinden reglas claras y equitativas para los que aspiramos a un puesto de elección. Es decir, un piso parejo para todos, sin distinción, sin privilegios, sin exclusividades!!”. Los signos de admiración, son de origen.
Ninguno de los partidos políticos es realmente democrático. Ninguno es claro en sus actos. Todos, funcionan como meras franquicias, que son regenteadas por camarillas de compas que suelen colocar en sus cuadros directivos a sus aliados y son precisamente a ellos a los que postulan. Las intenciones y deseos de las bases militantes, salen sobrando.
También dice que : “Deben eliminarse, los tratos diferenciados a candidatos por criterios de índole económica o intereses subrepticios, pues es fundamental que como partido mandemos un mensaje contundente a la militancia, simpatizantes, así como a la sociedad en general; donde se deje en claro que para el nuevo PRI es de esencial importancia reconocer a los mejores hombres y mujeres para que nos representen en las boletas electorales, y que estos cuenten sobre todo, con el apoyo de sus bases”.
Bueno, el escoger y postular a los mejores hombres y mujeres, es un pregón tantas veces repetido, que casi nunca pasa de ser un simple ideal. Si efectivamente se escogiera a los mejores, todos los órganos de gobierno estarían en manos de notables, honestos, eficientes y justicieros. Pero, salvo honrosas excepciones, ocurre todo lo contrario.
Pareciera que Nancy cuestiona los métodos bajo los cuales el nuevo PRI seleccionará a sus candidatos, cuando señala que : “…Si a fin de que se elijan estos hombres y mujeres, se elijen mecanismos de consulta, estos instrumentos deben ser claros y transparentes para fortalecer los procesos de elección, nunca elementos cerrados y disponibles para unos cuantos, mucho menos manipulados y hechos a su medida, para sustentar decisiones unilaterales y centralistas”.
Por si no lo entendió, le observamos que al obligarlos a firmar un “pacto de unidad”, claramente se les advirtió que se someterían o acatarían las decisiones que se tomarán en el centro y que todos se comprometían a solidarizarse con los elegidos, mediante el añejo método del “palomeo”. Esto no es nuevo, es tan antiguo como el propio PRI.
Lo señala ella misma, cuando recuerda que : “…Recientemente, los que aspiramos a ser candidatos al Senado de la República en las próximas elecciones federales, en un ejercicio de civilidad política y compromiso partidario, tuvimos una reunión con los representantes de PRI Nacional, para acordar los detalles del proceso de elección interna, acordando que dejábamos en manos del Comité Ejecutivo Nacional el buscar el mejor perfil; estuvimos presentes todos los que decimos aspirar a las candidaturas de elección popular, en congruencia con lo ahí abordado, con lealtad y convicción signamos el acuerdo que privilegia la unidad”. Luego entonces, bajo advertencia no hay engaño.
Nancy parece sincera, cuando manifiesta que :”… Los hombres y mujeres firmantes, honraremos el compromiso asumido ante los representantes nacionales por el bien de nuestro partido, y tengo plena certeza que los representantes del PRI Nacional ahí presentes de igual forma harán lo suyo, a fin de brindar certidumbre a dicho escenario. Los hombres y mujeres firmantes, esperamos respeto de todos a los compromisos signados”. El discurso evidencia dudas, lo cual es natural.
De manera especial advierte : “Algo es definitivo, la elección de candidatos con un fundamento y criterio distinto a lo aquí citado, se alejaría plenamente por lo que mujeres y hombres hemos luchado, y es que el Nuevo PRI no sólo se diga serlo, sino que igualmente se debe cumplir en los hechos. En el supuesto de que exista un proceso de elección discrecional y cerrado, no sólo nos afecta a los que participamos, sino que dañaría irremediablemente a nuestro partido y su credibilidad ante la sociedad que aspiramos gobernar”. No cabe duda que el sospechosísmo, está latente.
“Hoy –concluye Nancy- el PRI vive un tiempo extraordinario, entendiéndose que una decisión equivocada afectaría a todo un priísmo bajacaliforniano que tiene más de dos décadas luchando por recuperar la credibilidad social, no desaprovechemos este tiempo maravilloso, demos la oportunidad que los valores y principios que han hecho de nuestro partido la primer fuerza política nacional, prevalezcan por el bien de nuestro estado y de nuestra nación”. Está claro que los propios priístas, son excépticos ante el supuesto nuevo PRI. Si al interior hay dudas, al exterior con mayor razón.
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