Por Fernanda de la Torre
Bien dicen que no hay plazo que no se cumpla y el 2012 está aquí. A diferencia de otros años, viene acompañado de unas “profecías” que nos dicen que el mundo llegará a su fin. Antropólogos y estudiosos del tema coinciden que los jeroglíficos mayas en el Monumento 6 del Tortuguero, en Tabasco, aluden a un evento mítico durante el solsticio de invierno (21 de diciembre) en el que Bahlam Ajaw, un antiguo gobernante del lugar, se vislumbra como el anfitrión de la deidad Bolon Yokte, que retornaría ese día.
A pesar de que podamos encontrar por todas partes vaticinios sobre el fin del mundo, no hay tal cosa. Únicamente concluye un ciclo de 5 mil 125 años y e inicia otro.
Viendo las cosas desde otro ángulo, aunque esto del fin del mundo no tenga nada cierto, tiene mucha sabiduría. Es importante dejar de pensar que estaremos en este planeta para siempre y que nuestros actos no tendrán consecuencias.
Hace muchos años Santiago Corcuera, cuando dirigió mi tesis, me dijo una frase que no he olvidado: “Planea tu vida como si fueras a vivir 100 años años, pero vive como si fueras a morir mañana”. La cercanía de la muerte nos da definitivamente otra perspectiva: nos hace apreciar profundamente la vida y centrarnos en las cosas verdaderamente importantes que le dan sentido.
Entender que nuestro tiempo es limitado nos hace aprovecharlo. ¿Quién en su sano juicio malgastaría ese tesoro? El mal humor y la intolerancia quedarían fuera de nuestra existencia. ¿Quién quiere pasar horas criticando, quejándose, lamentándose y en pleitos cuando hay momentos únicos que disfrutar? Dejaríamos de desperdiciar el tiempo en discusiones absurdas o actividades superfluas. La mayor parte de nuestro tiempo lo aprovecharíamos en decirle a nuestros seres queridos cuán importante es su presencia en nuestra vida.
Profecías o no, lo único seguro que tenemos es la muerte. No sabemos cuándo o cómo, pero sabemos que llegará. A pesar que no nos guste verlo de esa manera, nuestros días están contados. Lejos de intentar alarmar a alguien, creo que comprender la fragilidad de la existencia, nos transforma y nos hace pensar diferente: eso que considerábamos que era tan importante —conseguir ese trabajo a costa de lo que sea, el dinero, la apariencia física, posesiones materiales— probablemente pasaría a un tercer plano.
Pensaríamos en aportar, más que en recibir o tener. Bien lo dijo Steve Jobs en su discurso en la Universidad de Stanford: “Recordar que moriré pronto constituye la herramienta más importante que he encontrado para ayudarme a tomar las grandes elecciones de mi vida. Porque casi todo, las expectativas externas, el orgullo, el temor a la vergüenza o al fracaso, todo eso desaparece a las puertas de la muerte, quedando solamente aquello que es realmente importante”.
Además de ser un fin de ciclo, para nosotros 2012 es un año electoral. ¿Qué sería lo realmente importante en política? Seguramente quienes dirigen el destino de la nación dejarían de pensar en las próximas elecciones y pensarían en hacer algo que nos uniese y buscar la manera de sacar adelante a México. Supongo que tratarían de ser recordados por las obras que ayudaron a transformar el país, no por el dinero que se llevaron; dejarían de anteponer sus intereses personales y partidistas a los de la nación. Como ciudadanos, seríamos responsables de nuestra parte para cambiar el país, dejaríamos de fijarnos en tonterías, descalificar y burlarnos de todo para poner atención en lo trascendente, para exigir, evaluar y aportar soluciones.
Doña Esra
Doña Esra, discípula de Don Miguel Ruiz, dice que no le preocupan las profecías, ya que trata de enfocarse en lo que es. “Sabemos que vamos a morir un día y lo que pase después no importa, lo sabremos en su momento. Lo trascendente es que la conciencia de la muerte, entender que dejaremos nuestro cuerpo, afecta la creación tu vida. Si sabes que vas a morir pronto llamarías a tu madre, probablemente la mayoría dejaría su trabajo para seguir su corazón. Debemos enfocarnos en cómo podemos tomar nuestras decisiones para no posponer nuestros sueños, porque si los dejamos para mañana, tal vez ese mañana nunca llegue.
“Creo que el darnos cuenta de que somos mortales es el primer paso en la espiritualidad, ya que cambia tu actitud y la perspectiva con la que tomas decisiones. Con esta conciencia, seguramente tendrías una lista de prioridades, pensarías dos veces antes de meterte en problemas o estar en una relación que no es positiva, tomarías decisiones más sabias en tu vida”, afirma.
Doña Esra recomienda para entender nuestra mortalidad agradecer siempre al despertar que estás vivo, pensar qué puedes hacer para que sea un día gozoso y poner tu atención en lo que te hace feliz.
A pesar de que las profecías no sean ciertas y sólo termine un ciclo y comience otro, quizá no sea tan mala idea pesar que el fin del mundo está cerca para que este 2012 vivamos cada día como si fuera el último, disfrutemos cada momento, logremos centrarnos en lo importante y persigamos sin descanso nuestros sueños. Estos son mis deseos para ustedes en este año que hoy estrenamos.
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