sábado, 24 de septiembre de 2011

Palco de Prensa: Los políticos

Por Gilberto Lavenant
Los partidos políticos, en general, y los políticos, en lo individual, son quienes registran mayor porcentaje de desconfianza, en el mundo entero.
Y no es para menos. Los políticos, son prometedores por estrategia, pero incumplidores por sistema o por naturaleza propia. Sufren una transformación camaleónica. En campaña, en la pizca de votos, son carismáticos, bonachones, supuestamente interesados en la problemática de la comunidad y de los ciudadanos comúnes y corrientes. Parecen, o mejor dicho, aparentan, sentir en carne propia las carencias sociales.



Pero una vez que “el voto popular” les dá el triunfo, cuando ya se encaraman en los puestos públicos, nunca jamás regresan a donde sembraron esperanzas y promesas fallidas. Hasta la siguiente “temporada de cosecha de votos”, cuando intentan obtener una nueva posición o cargo público. Entonces, vuelven a incidir en lo mismo. Prometen hasta lo imposible, que al fin y al cabo, el prometer no empobrece.



Esto ha mermado los montos de los votos en los diversos procesos electorales. La mayoría de los electores, piensan que ni siquiera vale la pena levantarse temprano el día de los comicios, si los políticos contendientes, seguramente volverán a prometer y volverán a incumplir. Al final, quienes votan, votan por quienes suponen son menos peores y los que ganan elecciones, ganan con cifras mínimas de votos. Casi parecen funcionarios de designación y no de elección popular.



Preocupados por el grado de abstencionismo, y tratando de legitimar triunfos electorales, ya se han hecho propuestas para establecer las normas jurídicas necesarias o pertinentes, para combatir a los políticos mentirosos e incluso se plantea la intención y necesidad, de retirarlos del cargo, si insisten en esas posturas deplorables y cínicas.



Ayer viernes, hubo un acto singular, en El Cubo del Centro Cultural Tijuana. Fue un acto político, en el que el protagonista lo fue un político. El diputado federal panista, Gastón Luken, rindió su segundo informe de gobierno. Los aspectos principales de su discurso, fue precisamente hablar sobre las causas que generan desconfianza en los políticos y la necesidad de rectificar, como para reivindicar el valor de la política en los cambios sociales.



El formato del evento, en cierta forma, fue singular. Unas 600 personas sentadas en sillas individuales, en formación circular y con vista al centro, donde se encontraba una plataforma de bajo nivel, desde donde el legislador hizo citas de sus tareas legislativas.



La mayoría de los asistentes, con buenas ropas, empresarios muchos de ellos. Pocas, poquísimas, personas de ropas humildes. No hubo ahí muestras de los clásicos o tradicionales acarreos. No hubo pancartas, ni porras. Nadie gritó que Gastón sería Senador, Alcalde o Gobernador. Nada de las viejas costumbres políticas.



Y no es que no hubiera ahí políticos, los hubo. En su mayoría panistas, obviamente, entre ellos el dirigente estatal del PAN, Sócrates Bastidas, y el dirigente municipal, Enrique Méndez. También quien fuese el primer Gobernador panista, Ernesto Ruffo Appel, los diputados federales Oscar Arce Paniagua y Miguel Osuna Millán.



En representación del Gobernador, el Secretario General de Gobierno, Cuauhtémoc Cardona, así como el Alcalde de Tijuana, el priísta Carlos Bustamante Anchondo y su hija Carolina Bustamante, así como directivos de organismos empresariales. Y no vayan a pensar que Bustamante cambió de bando. De ninguna manera. Simple y sencillamente fue un acto de cortesía, como primera autoridad municipal, y de gratitud, por el respaldo que ha recibido de parte del legislador, en la búsqueda de recursos para la ciudad.



Luken se pronunció, en folletos en los que sintetiza su informe, por menos legisladores, menos sueldos, menos dinero a los partidos políticos, menos gastos, menos rollos, más resultados, no plurinominales, no al fuero, candidatos independientes.



En dicho impreso, dijo : “…Rendir buenas cuentas es mi obligación. Devengar mi sueldo, es mi deber. Tengo bien claro que me debo a los ciudadanos, que soy su representante y ustedes mis patrones. Muchas veces los políticos no le dan la debida importancia a los ciudadanos. Eso no se vale y por eso para mi es muy importante informarles de manera transparente de mi trabajo como Diputado Federal”.



Esta es la tendencia actual de los políticos, el reconocer abiertamente su indolencia, su desinterés, el incumplimiento de sus promesas, el vicio y reiterado cinismo de prometer tantas cosas como les sea posible, aunque muchas de ellas ni siquiera son de su incumbencia.



Pareciera que hay la intención de rectificar. Que son en serio las intenciones de acabar con los políticos mentirosos. Parece ser demasiado, para creer que sea cierto. Sobre todo, después de tantos años de mentir en forma tan reiterada y con descaro.



Se tiene que trabajar demasiado, para recuperar la confianza de los electores, para tratar de acreditar, que político no es sinónimo de mentiroso. Aunque también es claro que no todos los políticos están dispuestos a cambiar, que son muchos, por no decir que todos, los que perciben sueldos que no devengan, los que hacen de las mentiras su principios fundamentales.



Habría que preguntar a los científicos, si las condiciones o conductas tan arraigadas en los políticos, son meras deformaciones o trastornos de conducta, o males congénitos. Porque en ellos el mentir es como una enfermedad crónica.





gil_lavenants@hotmail.com

No hay comentarios:

Publicar un comentario