Por Sergio Anzures.
Perder a un ser querido es la prueba más grande y dolorosa que una persona puede vivir, pero esta triste experiencia se convierte en un calvario cuando las personas son de escasos recursos o, por desgracia, se ponen en manos de algunos empresarios del llamado negocio de la muerte: las funerarias.
Once días lleva el cuerpo del señor Miguel Bueno Hernández en el refrigerador de la funeraria Latinoamericana de la Zona Norte, porque su familia de escasos recursos económicos no puede pagar 25 mil pesos y la gerente Blanca García les responde: “Pagan o pagan, esto es un negocio”.
De un paro cardíaco murió Miguel Padilla, a los 75 años de edad, quien vivía con algunos de sus hijos en una ladera del cerro de la colonia Lázaro Cárdenas, una zona humilde de Tijuana.
La pérdida de su señor padre entristeció y desesperó a las hijas, que primero sufrieron para que les dieran el cuerpo en el Servicio Médico Forense, a pesar de ser muerte natural.
Luego acudieron a la funeraria Latinoamericana de la Zona Norte, con filial en tercera etapa de la Zona Río, allí les presentaron un paquete de 25 mil pesos que consistió en preparación del cuerpo, velación y traslado en una caja prestada a una misa para luego cremarlo.
Las hijas del señor Miguel Bueno firmaron el contrato con esa funeraria, pero para desgracia de la familia no lograron reunir con amigos esos 25 mil pesos.
En plena misa, la gerencia de la funeraria les pide el dinero, al decir la familia que no lo tiene, sacan la caja con el cuerpo del señor Miguel de la iglesia y lo regresan al refrigerador de la funeraria Latinoamericana en la Zona Norte.
Hoy cumplió 11 días el cuerpo del señor Miguel en ese refrigerador, mientras la gerente de la funeraria, Blanca García, dice: "No y no, deben pagar los 25 mil pesos del contrato que firmaron ".
Las hijas del fallecido le ofrecieron 5 mil pesos pidiendo les hagan una rebaja, o un convenio de pago en abonos, porque no tienen dinero para liquidar los 25 mil pesos.
“Esto es un negocio, entiendan. Ni un peso menos se va a recibir”, es la insistente respuesta de la gerencia de funeraria Latinoamericana.
Presumen a las hijas de Miguel Bueno que, igual que el cuerpo de su papá, se encuentran otros cuerpos en el refrigerador retenidos porque tampoco han pagado.
Desesperadas acudieron a varias dependencias del gobierno del Estado, a la Profeco, pero nada han podido hacer porque existe un contrato firmado.
La tarde del viernes solicitaron el apoyo de la Comisión Estatal de Derechos Humanos; a ver qué pasa.
Es el negocio de la muerte. En próximas columnas les daremos a conocer cuánto en realidad debe costar este tipo de paquetes funerarios, porque tienen un 300 por ciento de aumento en sus precios.
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