Lo sucedido durante la pasada sesión de cabildo del VII Ayuntamiento de Playas de Rosarito, entre el regidor representante de Movimiento Ciudadano (MC), Mario Hernández Martínez y el director de la paramunicipal conocida por su anacronismo como Prodeur, Héctor Fernández Muñoz, tendrá sus consecuencias y costos políticos, ya que el edil pertenece a uno de los tres integrantes del famoso Frente Ciudadano por México (FCM) y el segundo, es un empleado de un gobierno emanado de otro de sus miembros, el Partido Acción Nacional.
La plañidero y gemebunda acusación que Fernández Muñoz hizo en contra del edil naranja ante los integrantes del cuerpo edilicio, en la que señaló que éste se encuentra molesto con él por no haber aceptado que el hermano del regidor de nombre Víctor, llevará a cabo un negocio a través del cambio de las luminarias del sistema de alumbrado público del municipio, propuesta que le hizo en una reunión que sostuvieron ambos, que por cierto, fue promovida y atestiguo la regidora de Acción Nacional, Nancy Ramírez.
La confesión que que leyó Fernández Muñoz, generó la molestia y reacción del edil que de inmediato encaró al titular de Prodeur y con ello se desató el desorden en el recinto ante la imposibilidad notoria de la alcaldesa de imponer el orden y respeto a la investidura del recinto y cuerpo colegiado, hasta que finalmente se calmaron los ánimos y torno a la calma.
Fue curioso observar a Fernández Muñoz basarse en un evento en el que existe un testigo, asegurando que cuenta con audios, los que tendrá que presentar ante Sindicatura, entidad en la que ya ha sido denunciado por el hermano del edil, en los que el hermano de Hernández Martínez le insinúa acciones de corrupción, que él por su probidad no acepto, para defenderse y nulificar los constantes señalamientos que ha hecho el regidor de MC en su contra por actos de presunta corrupción y que hasta el momento han sido desoídos por el Sindico Procurador, Miguel Ángel Vila.
La falta de respeto en la que incurrieron, en primer instancia el director de Prodeur, Héctor Fernández, al haber llevado a cabo una acción sin haber consultado a su jefa, la alcaldesa, rompiendo con ello la armonía y el respeto al cuerpo edilicio, provocó que la reacción de su inquisidor provocaran un barullo que hizo ver mal a la alcaldesa quien batalló para poder controlar la situación y lograr que retornara el orden a la sesión.
Y, Hernández Martínez, por no controlar su carácter y haber interpelado casi a gritos a su acusador y contribuir con ello a que los ediles, especialmente del PAN, se inmiscuyeran en la discusión sin la venia correspondiente de la alcaldesa.
Este vodevil político ya se encuentra en el escritorio de los dirigentes estatales del PAN y de MC, José Luís Ovando Patrón y Francisco Alcibiades García, respectivamente, quienes tendrán que tomar la decisión de, si envían el asunto a sus respectivos comités nacionales, o lo resuelven ellos, es decir, tendrán que lavar la ropa sucia en sus respectivas organismos, y no es difícil adivinar la opción que tomarán.
Pero, cualquiera que sea la respuesta a la interrogante anterior, el efecto y consecuencia tendrá el mismo destinatario, la alcaldesa Mirna Rincón, a quien ambas dirigencias de los partidos políticos le reprocharan su incapacidad para mantener el orden y la disciplina entre sus subordinados y los integrantes del propio cabildo, la presidente municipal pagará la factura política de la confrontación entre ambos servidores ocasionada por la pésima decisión política que tomaron el director de Prodeur y su pareja sentimental, la regidora albiazul, Ana Luisa Esquivel Fierro.
Donde manda capitán, no gobierna marinero.
Y mientras tanto….
A muchos sorprendió la ausencia de vergüenza y dignidad política de la militancia priísta.
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