Pese a su experiencia en las lides políticas, el dirigente nacional del PRI, Manlio Fabio Beltrones Rivera, es y por mucho, el gran perdedor, el hombre de la derrota electoral del tricolor, su error, las pésimas designaciones, por no decir imposiciones, de candidatos a las gubernaturas, carentes de inteligencia y viabilidad triunfadora.
De las nueve gubernaturas en las que imperaba el PRI, pierde dos, si bien es cierto que recupera estados como Oaxaca y Sinaloa, más cierto es, que le arrebataron entidades tan importantes electoralmente como Veracruz, Tamaulipas, Durango y Quintana Roo, por el número de electores y porque en estos, jamás había existido otro partido en el gobierno.
Con ello, en primer instancia incumple su promesa de mantener el número de gobiernos que tenía su partido, al contrario, lo deja con menos espacios de poder y entre estos, los de relevancia en votos para los fines de la carrera presidencial, su arrogancia y egocentrismo, al creer que era el último de los ¨mohicanos¨ de la política nacional, lo tiene ahora a un paso de ser echado de la dirigencia nacional y ya ni para que soñar en la candidatura a la presidencia de la república en el 2018.
Y, el gran ganador fue el PAN, que no lo hubiera conseguido sin la aportación del PRD, pero que de acuerdo al líder nacional albiazul, Ricardo Anaya, para el 2018 se hará la alianza partidista para lograr un gobierno de coalición, y en ese contexto, ya vislumbran el umbral de la residencia oficial de los Pinos.
En fin, el desastre ya se dio, ahora solo falta que oficialmente se registren los resultados en cada entidad por parte de las autoridades electorales locales, lo que se tiene hasta ahora son los datos que arrojaron los conteos preliminares de los PREP en cada uno de ellos, y a partir de esto, el destino de Beltrones Rivera, será incierto.
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