Muchos no entienden, ni reconocen, que las estructuras son la base de la operación de los partidos políticos. Bien o mal, sin estructura, no se llega a ninguna parte.
Son muchos los integrantes o componentes de una estructura. Son los socios, compañeros, auxiliares, mandos. Nadie hace nada, solo.
Estos razonamientos básicos, se aplican a muchos niveles. Cuando alguien hable de cambiar al mundo, observen quien le acompaña. Con quien está asociado. Quienes son sus amigos.
Tanto como aquello de : ”dime con quien andas y te diré quien eres”.
Se obvserva en los casos de aquellos que fueron, más o menos, exitosos políticos, y que ahora, bajo otras siglas partidistas, tratan, inútilmente, de repetir su historia.
Los caminos por los que antes transitaron, bien o mal, los llevaron a posiciones importantes.
Hoy tratan de hacer lo mismo, o algo similar, y se dan cuenta que ya no son tan populares como antaño. La frase de : “ya lo hicimos y lo haremos mejor”, ” no es tan convincente, como parece.
Es más, nadie recuerda, fielmente, qué hicieron. Decir que a hora lo harán mejor, resulta inútil, sin repetirles la película, para que cada quien haga su valoración y determine qué tan bien lo hicieron en el pasado y les permita tener una idea de lo que supuestamente podrían hacer mejor.
Bien o mal, las estructuras de las organizaciones políticas en las que militaban, les permitieron llegar a ocupar posiciones importantes. Aunque ahora digan que son estructuras viciadas, torcidas, defectuosas.
Hacer esas estructuras, demoró mucho tiempo. Ellos no las hicieron, las usaron. Algo así como agarrar la escalera del vecino, para subir al techo.
Pretender a hora, seguir subiendo techos, sin estructura, es como tratar de ascender, sin escalera.
Algunos, tratan de ascender, aprovechándose de organizaciones nuevas, cuya estructura no ha terminado de construirse, no se ha probado su efectividad. El fracaso es evidente. No han advertido que las escaleras chiquitas, no permiten llegar muy alto.
Otros, todavía peor, ingenuamente pensaron que podrían subir a los segundos y terceros niveles, sin estructura, o sea sin escalera. De manera independiente.
Las películas de ciencia ficción, o el excesivo uso de la cibernética, les ha hecho perder contacto con la realidad. Ese tipo de individuos, vive en mundos virtuales.
Que no les digan, que no les cuenten, los personajes que en el pasado llegaron a nieles superiores, y que ahora, ahora pretenden repetir la historia, bajo otras siglas u organización, pretenden engañarles. No ascendieron por méritos propios. Les prestaron la escalera para subir.
Ahora dicen que la escalera que antes usaron, ya está vieja y desvencijada. Seguramente.
Los hay quienes, estando en segundo o tercer nivel, quizás mareados por la altura, desechan y reniegan de la estructuran que usaron para llegar ahí, insistiendo en su pregón de cambiar el mundo. Ingenuos.
El sistema político mexicano, no es de caudillos. Para avanzar, se requiere de alguna estructura. Socios, compañeros, cómplices.
En México, no caben los apartidistas, que sería tanto como mesías o iluminados.
Tampoco caben los contrapartidistas. Mucho menos de aquellos que nacieron o surgieron de determinada organización política. Son simples renegados, traidores. Malagradecidos.
Quien pretenda dar la batalla a los partidos políticos, tendrá que armar su propia estructura, lo que resulta difícil, casi imposible, en un país de apáticos o comodinos.
México seguirá, durante muchos años, bajo el dominio del bipartidismo. Las escaleras chiquitas, no permiten llegar muy alto.
Quien diga lo contrario, está mintiendo.
gil_lavenants@hotmail.com
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