Por Gilberto Lavenant
Todo un “folcklor” ha resultado el proyecto de la Ciclovía en algunas vialidades de Tijuana. Que entorpece y complica aún más la ya de por si congestionada circulación vehicular.
Para algunos, es un gasto inútil, además de que representará un riesgo para los automovilistas, en el caso de toparse con enormes cuadros de cemento, en medio de las vialidades, en especial en caso de emergencias, como ya lo han experimentado, quienes irremediablemente se han topado con tales obstáculos.
Dificultan aún más la circulación vehicular, pues el proyecto abarca dos carriles de las vialidades en donde se sembraron las “mojoneras” de cemento, el destinado para la circulación de las bicicletas y el contiguo para el estacionamiento de vehículos de presonas que desean hacer alguna compra en algún establecimiento comercial.
Al ser una novedad, y por lo tanto la falta de costumbre, se observa extraño que haya automóviles estacionados en plena vialidad, que comúnmente ha sido utilizada para tráfico vehicular.
La última, que ha estado circulando, es que el proyecto de la Ciclovía está generando malestar entre muchos tijuanenses, porque, no obstante sus nobles objetivos, está degradando a Tijuana, al convertirla en un publo bicicletero. Eso sí, ya duele.
Llamar “pueblo bicicletero”, a una comunidad, es para destacar que es una comunidad pequeña, en la que muchos de sus habitantes, apenas si pueden pensar en adquirir una bicicleta para transportarse de su casa al centro de trabajo, lo que denota su economía precaria.
Comentan, que esto es ideal para una comunidad pequeña, pintoresca, tranquila, con reducido parque vehicular, y en especial con bajo nivel de inseguridad pública, donde sus habitantes pueden recurrir al uso de bicicletas, para recorrer la ciudad en forma tranquila. Pero observan que Tijuana no reúne esas características y por lo tanto, la Ciclovía resulta absurda e inútil.
Es más, advierten que de seguir con proyectos de este tipo, no está lejana la posibilidad de que alguien proponga la creación de “burrovías” o “carretavías”, con lo que Tijuana podría aspirar a ser considerada como un “Pueblo Mágico”.
Si les sirve de consuelo, deben saber que la Ciclovía, no es precisamente una mera ocurrencia. Fueron varios los factores que se conjugaron y que dieron lugar a esto que, tarde que temprano, tendrá que ser eliminado, porque resulta peor, el remedio que la enfermedad.
Lo que pasó, es que el fomento del uso de bicicletas, está considerado como una opción del Programa Nacional de Prevención del Delito. El pasear en bici, relaja al individuo, le distrae y le aleja de las posibilidades de realizar actividades delictivas.
Además, el ciclismo es un deporte, que permite conservar y mejorar la salud de quien lo practica, e incluso, llega a ser, como recreación, una práctica que fomenta la integración familiar.
No es, como lo afirma el Ing. Roberto Sánchez Martínez, Secretario de Desarrollo Urbano y Ecología, del XX Ayuntamiento de Tijuana, el ofrecer a los tijuanenses, alternativas de transporte, que reduzcan sus tiempos de traslado y disminuyan la contaminación de la ciudad. Eso, ni él mismo se lo cree.
Con tal aseveración de dicho funcionario, se aclara, que la Ciclovía, no es un proyecto destinado a los ciclistas. Se trata, supuestamente, de que los trabajadores lleguen más rápido a sus trabajos y no contaminen tanto. Sobre todo, al dejar de utilizar “autos chocolates”, que parecen fumigadoras.
Este propósito, es aplicable, en comunidades pequeñas, en las que el servicio de transporte es más que pésimo, además de escaso, de tal forma que en lugar de estar perdiendo tiempo, para abordar un autobús o táxi, agarran su bicicleta, para trasladarse de inmediato a donde deseen ir. En Tijuana, por las distancias y el enorme tráfico vehicular, esto es absurdo.
Cuentan, que para este programa, inviable para Tijuana, el Pronaped destinó 8 millones de pesos. Alguien se percató que estaba a punto de agotarse el plazo para el uso de tales recursos. Buscaron en los archivos del Instituto Metropolitano de Planeación, Implan, y se toparon con el proyecto de la “Ciclovía Tijuana”, elaborado desde el 2011, que consideraron, “como anillo al dedo”. Podrían aprovechar recursos, que estaban en peligro de perderse y se le aportaría algo a Tijuana.
Así es que, está claro, no se trata de una mera ocurrencia. Se trata de una “ideota” –idea grandota, pues-, diseñada por algún tecnócrata, que estaba guardada. Archivada, dicen. Y es multiusos. Para empezar, ha generado múltiples controversias, y es tema de debate para los políticos. Ideal para la actual etapa preelectoral.
Por ello, los panistas, Juan Manuel Gastélum, diputado federal, Cuauhtémoc Cardona, Mario Osuna y Gerardo Alvarez, diputados locales, Luis García y Guillermo Zavala, regidores del XXI Ayuntamiento de Tijuana, así como Bernabé Esquer, Síndico Social, no se aguantaron las ganas, “se subieron a la bici” y fueron a hacer un “tour” a la Ciclovía. Aunque en realiodad solamente fueron a “medir el terreno”. Luego deberán “sudar la camiseta”.
Ahora, a las promociones turísticas de Tijuana, habrá que agregarle la modalidad de “Pueblo bicicletero”. ¿Vamos bien, o nos regresamos?
gil_lavenants@hotmail.com
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