Por Gilberto Lavenant
Cuando alguien, es invitado, por quien será el nuevo Alcalde, o incluso Gobernador, a integrarse a su equipo de trabajo, ocupando un puesto de primer nivel, se siente “soñado”. Le seduce la posibilidad de ejercer un mando, de tener autoridad, de tener a subalternos o colaboradores, que le rindan honores, que le expresen lisonjas.