Disparates, mentiras, dislates, cifras “maquilladas” unas, ocultadas las mas, nada creíble en la retórica “del final” de Bustamante Anchondo como alcalde de Tijuana, la estadística real, lo minimiza, lo condena y lo reprueba, detrás de las cifras alegres, bajo estudiado y mal aprendido “guión”, su administración arroja la peor crisis e inflación de su historia, de manera tal, que consideraríamos un trienio “desierto” que cierra con palabras una distancia abismal a los hechos.
“La palabrería” concibe una derrama defensiva a la propia ineptitud contra la demanda de obras y servicios sociales.
La protesta de regidores Panistas asumiendo “sordera” a una invitación de “informe” subjetivamente, sin “nada que informar” objetivamente, solo contextualiza la parte de manifestantes “engañados” que multiplicaban más foro en “la banqueta” que cupo en el suntuoso escenario, donde cámaras, luces y acción exhibieron al actor sin “Ariel” y aplausos obligados.
La fiesta de la falacia en “desairado” recinto, de espalda al pueblo y de cara a “la complicidad” entre “arrastrados” y “acarreados” fue un banquete de políticos donde se paladean engaños a puños, se saborea la conquista de salir librado sin sucesor que, antes que investigado, enjuiciado o “molestado” buscará acomodo directo políticamente o indirecto empresarialmente, ambas vertientes de la simbiosis del sistema actual en Tijuana, donde se hace indiferente el color, ya no avergüenza tanto la Institucionalidad que es por la que el sufragio defiende la democracia, como la defensa de intereses y poder, por encima hoy mismo de ideologías.
La magistral obra del “edil” Bustamante, es haber liberado del Buró de crédito a sus empresas, “encarcelando” más al Municipio, paradójicamente detonando expansionismo de sus socios hasta posicionar monopolios intocables, sin limitantes, verbigracia Jorge Hank Rhon, David Saúl Guakil, los Arretche, José María Lozano, Roberto Alcides Beltrones, etc, la estructura del megamonopolismo que sirve como inversionista de votos cada día con mas empresas, dueños de hoteles, restaurantes, bares, espectáculos, transporte, hospitales y clínicas -poco falta para que compren el aire y las calles- en cambio, a vendedores ambulantes los dejo sin empleo, con más hambre y un amanecer incierto…
La anarquía de sobre ruedas fue no solo permitida o tolerada por Bustamante Anchondo y el XX Ayuntamiento, a la inversa, se creó un sistema de corrupción bajo una red de operadores internos que subsistieron de ingresos sucios ante las matemáticas rojas con las que arribaron.
Daniel León Valdez, que terminó como director de la comuna sin ser político como su “jefe”, empezó la gestión como jefe de reglamentos con 7 inspectores ¡para más de 3500 negocios!, por lo que en contubernio con Vanesa Maldonado Bueno, decidieron contratar mano de obra “pirata” y la lista de “aviadores” y tramitólogos “cooptados”, terminó como “pueblo sin Ley” e “Imperio de delincuencia sin castigo” con un reparto a manos llenas provenientes de líderes de sobre ruedas que allanaron calles y permisos sin factibilidad, lo que sin registro oficial evidentemente fue liquidez a la caja negra libre de polvo, paja y sospecha.
Ni la Sindico Procuradora Yolanda Enríquez, eficientizó su cargo justificando sus ingresos, ni Dora E. Montano ofreció capacidad en su función, pues la opacidad que excusa a tanta acusación, la convierte en la peor funcionaria que de transparencia haya dado a luz pública la realidad solicitante de tantos expedientes archivados o “bloqueados”.
La desigualdad contrastante es de marca.
El edil Tijuanense se auto-compró un “titulo” como mejor alcalde, en su gestión promocionó el nombre de una vialidad Tijuanense a su padre Alfonso Bustamante Labastida, otra a su suegro Dr. Gustavo Aubanel Vallejo, y aunque sin consenso de cabildo, el Centro DIF “logra” en su trienio oficialmente el vitalicio “Sra. María Elvia Amaya de Hank”, se regaló viajes improductivos, nunca alcanzo el Plan Municipal en un 40% ni el Proyecto de la ciudad en más de un 25% .
En cambio, mas allá de salir de la deuda de sus empresas en un 80% , provocó expansión de su emporio remodelando el Hotel Conquistador, para crear una plaza sin importar permisos de obra, estudio e impacto ambiental, factibilidad y uso de suelo, nuevamente el tráfico de influencias, la omisión de competencia, y el alarde de abuso de autoridad en orfandad de justicia y castigo.
Donó del dinero del pueblo, convirtiendo en complejo “turístico” al equipo de los Xolos, de registro privado una dotación pública de 15 millones de pesos, aplausos y ovaciones antes que protestas e investigaciones.
El no tener que informar para exhibirse en aparadores de medios y vitrinas públicas, felicitaba a nombre de todos los Tijuanenses a figuras de espectáculos, deportes y grandes personalidades.
Se autodefine como satisfecho porque el “alcoholímetro” fue un arma recaudatoria, quizá la contraparte olvidada es que no hay menos dipsómanos, porque extendió la calle sexta como el santuario de los antros, la “nueva Tijuana etílica” igual que el Mariano Matamoros y el este de la Ciudad, donde regó de ingresos las arcas con fuertes propinas, antes que como requisitos obligatoriedad invariable.
Las luminarias de “temporada” – o sea de día- al igual que la ruta troncal “invisible” a todos, para él es tangible, aunque nacerá, vivirá y se reproducirá en otra gestión, su terquedad es invariable, tanto que rebasa su neofitez política, con creces demostrada.
A unas horas de su despedida, Bustamante Anchondo, disparó una última “bustamantada” refiriendo a un medio local que “hubiera deseado 4 años de alcaldía o una reelección”, el fin no le alcanzaba a sus mentiras por eso:
El verdadero informe, el honesto, el real, el verídico fue el informe de los regidores en contra del alcalde de Tijuana.
AL SILENCIO…Los dos previos fueron informes sin informante, hoy informante sin informe...
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