Por Gerardo Díaz Valles
Si bien no existe cura contra la soberbia y por ende contra los malos gobiernos que se desentienden de su compromiso con la gente a la que supone gobiernan y se deben. El dirigente electo del PAN en Rosarito, Rafael Antonio López Sotomayor hace una confesión de parte, acepta errores y confía en que los Panistas después de todo lo sufrido, los años oscuros, las camarillas de bandoleros y bribones; los nuevos ricachones gruperos ya son parte de la historia truculenta del partido de los humanistas.
Ajá, confía pues que los panistas hayan aprendido la lección tras varios descalabros electorales en Rosarito. Lo que en el gobierno estatal se advertía una última llamada. En sus palabras Rafael denota vehemencia, razón y nostalgia al añorar "los viejos buenos tiempos" . "Si olvidamos a la gente, con que cara volvemos a ella solo en tiempos de elecciones?","Rectifiquemos el rumbo cuando las cosas se hacían bien, empezando por escuchar a la militancia". Luego perfila a un partido triunfador cercano a la gente. Un partido que no sea comparsa del gobierno. "Un partido sin rencores donde nos sintamos como un solo equipo. Vamos por el fortalecimiento interno con esfuerzo, respeto, la participación, el consenso y el trabajo de todos los Panistas. Luego el dirigente saliente, Fernando Serrano García, elogia en este tenor "el legado" de Silvano Abarca, al ser este quien de alguna manera les puso el ejemplo a los Panistas al insistir que la política debe servir para la gente, con humildad y con honestidad. Ya lo veremos.
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