Por Miguel Rojas Salazar
Una red de corrupción opera desde la aduana “invisible” el “Tráfico” de aranceles y recaudación “clandestina”, la millonaria caja “subterránea” de Amadeo González Guilbot y mafia aduanal.
Más de un millón de dólares de “cuotas” mensuales ingresan a la “aduana libre” de Tijuana, por permitir el trafico de cigarrillos de Estados Unidos a la ciudad fronteriza, el trasiego de tabacos mantiene a la aduana corrompida entre más de 12 bandas dedicadas al creciente cruce de ilícitos arancelarios, paradójicamente mas penalizados por leyes hacendarias para “inhibirse”, que se convierten en la recaudación clandestina y millonaria caja “subterránea” de Amadeo González Guilbot “protector” o jefe detrás de la “mafia aduanal”.
El “modus operandi” de esta red de corrupción que opera las 24 horas los 365 días del año, no es novedad ni el hilo negro, Tijuana, desde su nacimiento como frontera en su dinámica aduanal mueve más de 10 mil operaciones de exportación-importación diarias, por ahí cruzan además de cigarrillos de USA a Tijuana y de Tijuana de regreso a USA, alcohol, medicinas, fruta, y un largo etc.
El “etcétera” más recurrente de Estados Unidos a México es el tráfico de armas, los otros menos peligrosos pero igual o más remunerados ilícitamente, son paquetes de cigarrillos, línea blanca, muebles, ropa y calzado de medio uso que se vende principalmente en sobre ruedas de la Ciudad fronteriza.
Tanto el Director Alejandro Amadeo González Guilbot, como el subdirector de la aduana de Tijuana Lic. Yunes, utilizan como impedimento para ejecutar acciones contra la “mafia corrupta” la ausencia de la “flagrancia del delito” como pretexto, entre tanto inspector para evadir responsabilidades y “lavarse las manos” en caso de una investigación que los vincule seriamente.
Sin contar el pago de 40 dólares “pasaporte-negro” por “Truker” para ingresar sin ser “molestado” por la aduana de Tijuana, pacas de ropa entre más de 5 mil movimientos dos veces por semana, los números de la caja subterránea de González Guilbot, explicarían porque tiene residencias en Estados Unidos por más de 4 millones de dólares, usa los relojes más caros y los autos que todo diputado y senador aspiran en su “colección privada”, que le costó un par de meses atrás ser denunciado periodísticamente por un medio de poder editorial y circulación Nacional.
Llama poderosamente la atención la reproducción de bandas dedicadas a traficar con tabacos, un “sui generis” mercado negro incitado por la venta de cigarrillos que sin impuestos expende -hasta en un 50% menos- el comercio legal de Estados Unidos y que por ello, alerta y supone un convenio con la aduana Mexicana para evitar el retorno a su País, incrementando en ese mismo porcentual -50%- ganancias redituables. Sobra decir que el punto de revisión mexicano es una “coladera” a veces, otras, filtro justificador de decomisos arancelarios.
La “leva de los carteles del tabaco” en el paraíso fiscal.
Para detectar y atacar el tráfico ilegal de mercancía proveniente de Estados Unidos, El semáforo “fiscal” verde, es obsoleto, aunque se vuelve “invisible” para los cárteles del tabaco.
El semáforo rojo no es para los “traficantes de cigarros” el que enciende al cruzar si no tienen “suerte”, pues aunque este en “verde” el auto es detenido por la mano de algún inspector de la bien estructurada banda de operadores corruptos al mando de González Guilbot y su “delegado” en esta comisión el Lic. Yunes subdirector “recomendado” desde arriba, por ser sobrino del Senador Héctor Yunes Landa, aunque ocultándose en bajo perfil, es motejado o conocido por el “alias” “Lic. Abraham Blanco”.
El tráfico de cigarros es una de las normas estrictamente más prohibidas y de exigencia aduanal que permite la extorsión y elimina el tratado comercial entre cámaras empresariales de Estados Unidos, que sin cobro de impuesto permite la compra de cigarros a bajo costo, inferior que en cualquier parte de México, pero que al “retornar” a Estados Unidos duplica la inversión ilícita y genera cada día mas bandas dedicadas a este mercado negro de tabacos.
La aplicación arancelaria por 30 paquetes de Marlboro para ejemplificar el ilícito, cuando es decomisado en la aduana la mercancía y el auto que la transportaba, revisten una penalidad administrativa –sin pérdida de libertad- que oscila entre 22 mil y 30 mil pesos para “liberar” el automóvil perdiendo la mercancía y generando por día multas que en dos meses por 22 mil pesos alcanzaría 34 mil y por 30 mil pesos hasta 45 mil pesos en la creciente de impuestos y multas.
Obvia referir que cuando se adquiere la mercancía de tabacos en Estados Unidos, un “visor” del comercio donde se adquirieron legalmente uno o varios paquetes de cigarros, le pone “cola” al “cliente” hasta la línea con México, para asegurarse que no regresará a Estados Unidos donde su valor de 4 dólares por paquete “exportado” a Tijuana, exime impuestos, empero, regresando “ilícitamente” por la misma puerta a Estados Unidos, se eleva a 10 dólares por paquete el precio, por lo que si en mil paquetes una banda invierten 4 mil dólares para cruzarlo a México, a su regreso al mercado estadounidense ¡incrementa a 10 mil dólares!, derramando 6 mil dólares de ganancia solo por exportarlo e importarlo.
Las operaciones recurrentes de este mercado negro por hasta 3 mil paquetes a la semana promedio “per cápita”, permite a esa mafia cohechar a inspectores aduanales, razón de sobra por lo que se pasa de la extorsión primeriza, al registro o empadronamiento al sistema de corrupción que crea, la “aduana libre” en Tijuana.
El dato curioso es que la mercancía –cigarros- decomisada no es transparentada, solo el automóvil, lo que hace sospechar la creación de un grupo infiltrado a la mafia operadora de cigarrillos, que “libera” los paquetes para “negociarlos” introduciéndolos a Estados Unidos y solo “libera” el auto incautado si se cubre el pago referente en el banco como control recaudador.
Lo anterior demuestra que la red de corrupción de la aduana está inmersa en el tráfico de aranceles por lo que cada inspector por paquete cobra un dólar y hasta 1.50 dólares solo con “apalabrados” que tienen números celulares de los inspectores “autorizados” por la organización, a quien hablan para decirles color de auto, placas, operador y hora del “cruce”, si el semáforo fiscal está en verde, verde será, y habrá deposito posterior a determinada cuenta bancaria, si es rojo se esperara a entregar lo “pactado” como recaudación clandestina, mientras “se pinta” de verde el rojo.
AL SILENCIO…Cuando los cigarros no logran regresar al mercado Estadounidense, la merma de la transacción es de un 50%, lo que no refleja perdidas jamás, las plazas de los Carteles de tabaco se mueven en Tijuana, Ensenada y Rosarito.
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