La ecuación es simple. Más sexo, más sano, más feliz. Estamos diseñados para el placer. De todos los primates, el hombre es el que tiene el pene de mayor tamaño en relación con su peso corporal. En la mujer, el clítoris es un órgano cuya única función es proporcionar placer.
En los seres humanos, el sexo va mucho más allá de la reproducción. Nuestros órganos y nuestras respuestas son típicas de los animales que practican el sexo recreativo, como los delfines, o los bonobos, unos primos hipersexuales de los chimpancés.
El sexo es la forma en la que evolucionamos para mantener el grupo unido, porque la supervivencia de nuestros ancestros dependía del trabajo en equipo.
Cada vez más estudios científicos confirman, algo que todos sabemos, de forma instintiva: el sexo es bueno, muy bueno.
Menos estrés, mejor humor
El sexo aumenta los niveles de dopamina, el neurotransmisor del placer en el cerebro, igual que ocurre con las drogas, y el chocolate. Después del orgasmo aumentan los niveles de prolactina, que produce relajación, y sueño, sobre todo en los hombres.
Después de una buena sesión el cerebro segrega endorfinas, opiáceos naturales que disminuyen la sensación de dolor. También se segrega oxitocina, que hace bajar los niveles de cortisol, la hormona del estrés.
La oxitocina es uno de los responsables de ese sentimiento que llamamos amor. Varios estudios demuestran que además el sexo disminuye el riesgo y los trastornos de la depresión.
Durante el sexo se queman tantas calorías como pasando el aspirador, es decir, no sustituye la sesión de cardio ni los cinco kilómetros de carrera.
Con el sexo se segrega la hormona DHEA que dilata las arterias y mejora la circulación, previniendo enfermedades cardíacas.
Más sexo, más testosterona, más sexo
El sexo frecuente hace aumentar los niveles de testosterona, la hormona que necesitas para aumentar tu masa muscular. A la inversa también ocurre. Los suplementos deportivos para aumentar la testosterona, como el extracto de Tribulus Terrestris, tienen como efecto secundario aumentar la libido.
Al alcance de la mano
Como decía Woody Allen, el sexo es como jugar al bridge. Si no tienes un buen compañero, más vale que tengas una buena mano. El sexo en solitario, lejos de ser un problema, tiene tantas ventajas fisiológicas como el compartido. Mejora el sistema inmunitario, previene infecciones por hongos en las mujeres y protege la próstata en los hombres. Además es imprescindible para aprender sobre nuestra propia respuesta sexual antes de compartirla con otras personas.
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