Por Teresa Gurza
Hay veces que pareciera que todo el mundo espera algo para agolparse a declarar cualquier cosa; para muchos lo importante es hacerse notar. Y así ha sido en estos días en los que surgen como torrente declaraciones interesadas, en torno a la entrega del papel que acredita como presidente electo a Enrique Peña Nieto.
Dentro de todas, me parece que la más seria y atinada ha sido la de Cuauhtémoc Cárdenas, quien tras consumarse oficialmente la anunciada derrota de Andrés Manuel López Obrador, criticó a los dirigentes del PRD por no haber trabajado lo suficiente para fortalecer al partido y poder ganar la presidencia. Y pronosticó que de no cambiar y seguir en pleitos internos y con la política de cuotas y amiguismo, la izquierda mexicana se irá achicando cada vez más y finalmente estará destinada al fracaso. Por lo que toca a la más obvia o tonta declaración, me parece difícil la decisión de a quien dar el primer puesto; porque muchos lo merecen. Podría ser para Felipe Calderón, que además de primer mandatario de un país en donde todo funciona de maravilla desde que él es presidente, se convirtió en pitoniso de males futuros al declarar felíz, que después que él se vaya “seguirá la violencia”. Pero fue más allá y con semblante alegre, muy diferente por cierto a ese aire de hombre severo y meditabundo y a ese caminar como de viejito flojerudo que muestra en la publicidad sobre su sexto informe de gobierno que satura las pantallas, Calderón aconsejó a Peña Nieto: “las Fuerzas Armadas deben continuar en el combate al crimen organizado”. Lo que significa una de dos: Que en plena euforia y con el ánimo en alto por sus "éxitos sin precedentes" en todos los rubros nacionales, --- seguridad, economía, infraestructura, salud, educación, empleos y democracia--- Calderón se atrevió a lo que prácticamente nunca había osado ninguno de los casi expresidentes; o sea, intervenir en el futuro gobierno de su sucesor. O que ya entrado en gastos, ahora que andan íntimos lo hizo por expresa petición de Peña Nieto. Apueste usted lector, a la posibilidad que le guste. Y hablando de Peña Nieto, ¿cómo no se le ocurre al representante del “nuevo PRI”, decir algo más sesudo que la frase “integrarán mi gabinete los mejores hombres”?… Pero no descartó que puedan integrarse a su administración algunos funcionarios del actual gobierno… ¡¡¡Ay nanita!!!, ¿Cuáles de ellos podrían ser catalogados como “mejores hombres”? ¿Cuántas veces no hemos oído lo mismo en los últimos 40 o 50 años, para que a la hora de la hora queden los mismos? ¿o sus hijos, nietos o compadres?. ¿Se acuerdan cuando como presidente electo Fox contrató head hunters para que le buscaran a los mejores cerebritos?. Y terminamos con cada “seso” que mejor ni recordarlo. Fox es también candidato de este artículo en la pelea por el primer lugar en declaraciones que parecen ser valientes y son sólo acomodaticias y convenencieras. Y es que antes de salir de nuevo de viaje a Europa, el próximamente expanista dijo que Calderón “es un mentiroso” por anunciar un nuevo yacimiento en el Golfo de México; “que no es nada nuevo”, porque ya su gobierno sabía de su existencia. Tampoco se queda muy atrás el PAN en este tipo de declaraciones; porque ahora sí muy gallito, esta semana se autocalificó como “fuerza transformadora”; y anunció que se mantendrá vigilante del gobierno de Peña Nieto a fin de evitar regresiones. ¿Y porqué no las evitaría en el gobierno calderonista, donde hubo tantas?… Otros que desaprovechan buenas oportunidades de no hablar, son los obispos. En el comunicado emitido por su máximo órgano que es la conferencia del episcopado mexicano, CEM, para felicitar a Peña Nieto y manifestar el respaldo de la jerarquía católica a los órganos electorales, podemos leer el disparate siguiente: “los comicios no fueron perfectos; pero sí fueron auténticos”… Santa María, ¿porqué no se quedarán callados los monseñores?
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