Por Alberto Aguirre (El Arsenal)
¿Una campaña política o una producción para los medios electrónicos? ¿Proselitismo o montaje? Los estrategas de Enrique Peña Nieto habían anunciado innovaciones, para la gira del candidato presidencial de la coalición Compromisos por México, y cumplieron. Con creces.
Aunque en realidad, están en la siguiente fase de un proceso iniciado hace seis meses. De las camisas rojas que distinguieron a las redes electorales priistas en las épocas de Humberto Moreira, al blanco pacifista. Del glauco obsceno de los Niños Verdes, a un tono aceituno que deslava las imprudencias de los aliados. De la nomenklatura partidista, al binomio con La Gaviota, quien comunica mejor y cuenta con más seguidores que cualquier líder de los sectores o las organizaciones tricolores.
El arranque de la contienda ha sido conforme lo planeado y Peña Nieto ratificó su disciplina y adhesión inquebrantable al discurso creado por el equipo que encabeza Luis Videgaray. La selección de lugares y audiencias, en estos primeros cinco días, ha sido milimétricamente estudiada: la primera jornada, en uno de los bastiones panistas, para mostrar cercanía, lo mismo con pequeños artesanos que con mujeres emprendedores y hombres de grandes capitales. Y los dos siguientes días, con “comunidades étnicas” de Chiapas y Chihuahua.
Excluidos de esta parafernalia –al menos así lo dice en el script– las fieles bases del tricolor. Tras los bastidores, los dirigentes de las centrales obreras y de las organizaciones campesinas; los candidatos al Senado y a la Cámara de Diputados.
Los escenarios montados –literalmente– por los técnicos de By Power Media, de Juan Carlos Limón García, y los mensajes elaborados por el equipo de Aurelio Nuño buscan impactar a otros públicos, convencer a los “indefinidos”. Pero nada innovador hay en esa apuesta.
La intentona tricolor de captar al voto switcher está basada en las emociones, no en las razones. Y tiene como premisa central “exportar” al resto del país el modelo mexiquense de gobierno. Un proceso –en la terminología de los asesores de Peña Nieto– trifásico donde el ejemplo local es vendido por el candidato.
Los elementos del discurso ya están plasmados en México, la gran esperanza (Grijalbo, 2011) y ahora, en la campaña, tendrá lugar la transmutación de las promesas… a más promesas.
La gran aportación de los priistas a la mercadotecnia electoral en México es lo que la vox populi ha identificado como “te lo firmo y te lo cumplo”. Desde que Peña Nieto comenzó con esa cantaleta –hace seis años– todos los candidatos tricolores han replicado el “modelo mexiquense”… y las tarjetas para canjear útiles escolares, productos para el hogar o herramientas.
Este mediodía, en un foro denominado “Encuentros por el futuro de México”, ocurrirá el estreno de la versión 2012 del “te lo firmo y te lo cumplo”: en un smartboard, Peña Nieto estampará su firma. Antes, durante una hora escuchará las propuestas que formularán líderes de agrupaciones ciudadanas y otros representantes del llamado “tercer sector”, en respuesta a una invitación por la Fundación Colosio.
El responsable de recoger las propuestas, sistematizarlas y adaptarlas a la plataforma peñista es Guillermo Deloya Cobián, ex secretario particular del ex gobernador de Puebla, Mario Marín Torres, y el más reciente de los Golden Boys.
Con un nuevo manual de identidad gráfica –donde los logotipos de las viejas estructuras priistas se presentan en versiones modernas–, una onerosa producción de sus eventos y una intensa presencia en espacios no convencionales (como el Museo Franz Meyer), Peña Nieto construye una narrativa multimedia. El futuro es el concepto. Y la idea de un cambio, el motor.
“Unidos, podemos lograr el cambio”, le toca decir hoy, de acuerdo al script que le han preparado sus asesores. Y así, día a día, sumará elementos discursivos para tratar de conectar con los votantes switchers. Impecable, su plan… siempre y cuando lo ejecute sin distracciones, yerros o ardimientos.
Y es que el contraste entre el discurso y la realidad suele generar grandes decepciones. ¿Cómo creer que Peña Nieto es sincero en su promesa de construir un México incluyente y sin pobreza, si no tiene el cuidado siquiera de disimular su faraónico life style? Ya ni siquiera puede diferenciarse de Josefina Vázquez Mota: ambos utilizan el mismo modelo de helicóptero (AW 109 Power).
EFECTOS SECUNDARIOS
RETO. Indiscutible, su calidad de puntero. Enrique Peña Nieto comienza a afrontar la andanada de críticas, provenientes de Andrés Manuel López Obrador y Josefina Vázquez Mota. Así será, hasta que se celebre el primer debate. Mientras tanto, sus asesores han recomendado que rechace invitaciones a eventos donde no pueda tenerse el control de la asistencia. Es por eso que no ha aceptado la invitación que le giraron egresados del ITAM para acudir a la sede de esa institución. El equipo del priista puso como condición conocer la lista de invitados y las preguntas que tendría que responder. ¡Órale!
SOMBRA. Tal parece que la apuesta panista es por el contraste… entre su candidata y el priista. Josefina Vázquez Mota estuvo en Chiapas y Guanajuato, tras de los pasos de Enrique Peña Nieto. Y directamente lo contradijo: “Nadie puede venir a Dolores Hidalgo y hablar de democracia cuando representa el autoritarismo y también la corrupción. Nadie puede venir a Dolores Hidalgo a hablar de compromisos firmados y de compromisos cumplidos cuando en el Estado de México se tiene uno de los más bajos índices de competitividad y feminicidios”, sentenció.
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