sábado, 24 de diciembre de 2011

Para sufrir menos, ¡¡¡FELIZ NAVIDAD!!!

Por Teresa Gurza
Mientras todos celebran estas fiestas y se juntan con familiares, ya sea forzados y de mal humor o de buena gana y con gusto, hay millones de personas que no pueden hacerlo.


Unas por falta de medios, ya que su pobreza las obliga a pasarlas con las carencias de un día cualquiera; y ni haciendo esfuerzos podrían tener una sencilla cena, ya no digo algo más caro.

Otras porque perdieron una persona querida y teniendo el corazón destrozado, no están para agasajos.

A ellas quiero destinar este artículo, esperando les sirva aunque sea poquito para poder sobrellevar el bullicio general de mejor manera; y enfrentar estas fechas con menos dolor por la falta de ese ser amado; sobre todo si es la primera Navidad que ya no está.

Al respecto los médicos de la Clínica Alemana de Santiago de Chile, especialistas en el tema, aconsejan varias cosas.

Lo primero que siempre advierten, es que sentir pena es un sentimiento muy desagradable pero completamente normal; y que no hay que negarse a sentirla.

Pero que al mismo tiempo, es muy positivo que con pena y todo se intente disfrutar la compañía de otras personas; y se piense en las bendiciones que se tienen, sin que por ello se olvide la ausencia que agobia.

Cuando alguien está triste, es común que se moleste si personas cercanas le aconsejan que trate de distraerse y deje de pensar en lo que la angustia.

Lo mejor es no enojarse por eso, porque hay que entender que también la gente de alrededor se preocupa por ver la congoja del amigo o pariente; y creen que tratando de alentarlo lograrán que se alegre; pero de ninguna modo significa que son indiferentes a la pena que se está sintiendo.

Tampoco es conveniente tratar de disimular y fingir felicidad frente a los niños, que contra lo que muchos piensan son más capaces de entender las cosas y darse cuenta de lo que sucede.

Tener fe en Dios o alguna creencia religiosa siempre ayudará; sobre todo si sigue un rito relacionado con ella; y puede organizar una actividad a la que se unan los que están viviendo el duelo, como visitar un cementerio; o hacer juntos un momento de oración para recordar al ser querido.

Si usted está demasiado triste, va a ser difícil que se sienta feliz; pero si afortunadamente eso le llega a suceder, no se sienta culpable; al contrario.

Los sicólogos afirman que no debe confundirse recordar con revivir; y explican que recordar, es traer a la memoria a la persona amada; lo que es sano y necesario para vivir adecuadamente el duelo.

Mientras que revivir, es incorporarlo a las actividades diarias, comprarle regalos, ponerle lugar en la mesa, etc; lo que no es sano ni positivo, porque la realidad es que ya no está.

Explican que mientras más se repriman los sentimientos dolorosos, se está más expuesto a que en algún momento lo guardado pase la factura y venga un quiebre emocional de devastadores consecuencias; y coinciden en la importancia de expresar la pena de acuerdo a la cultura, entorno y personalidad.

Aconsejan evitar excesos con el alcohol; y advierten que es mucho mejor no consumir sustancias tranquilizantes o estimulantes.

En cuanto a la duración del duelo aunque cada persona es diferente, lo común es que dure seis meses poco más o menos; si se extiende por más tiempo en forma intensa, es necesario pedir ayuda médica.

También hay que recurrir a auxilio especializado, cuando a pesar de que era un ser muy amado se reprime de tal forma la pena, que no se siente nada por su pérdida, como si se tuviera el alma anestesiada.

Y en caso de que existan antecedentes depresivos o se haya ya pasado por otros duelos patológicos.
Lo sano advierten finalmente, es reinsertarse a la vida habitual, sin culpa, rabia ni resentimientos; pero eso lleva tiempo.

Así que si está en esta situación, le mando muchos abrazos de ánimo.

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