Por Gilberto Lavenant
A los tijuanenses les consta que ésta ciudad tiene enormes contrastes, pero en especial en materia urbanística. Escenarios de “lujo” en aquellas zonas donde se aplicó el Pire, pero otras, representativas del abandono total, del desastre, en las que tal parece que no existen autoridades y que los goberantes actuales conocieron y recorrieron durante sus campañas electorales, pero que –por fortuna para ellos y para desgracia de la ciudadanía- no volverán a recorrer, hasta la próxima contienda.
Si alguien quiere tener una idea de cómo es el suelo lunar, pues no han de batallar demasiado. Basta que recorran la ciudad, fuera de las zonas “maquilladas” con el Pire. Son intransitables, apenas se sale de un bache, y se cae en otro. Los hay por miles y por doquier. Es difícil precisar qué zona está peor que otra. La verdad, no hay mucha diferencia entre una y otra, porque todas están iguales.
A los tijuanenses les está pasando, como a los mexicanos en general cuando el foxismo llegó al poder, prometiendo un cambio. Y en serio que se lo creyeron, pero el cambio nunca llegó. Ni parece que vaya a llegar. Bueno, cambiaron los monos y las siglas partidistas, pero salió igual, o peor. Los panistas asimilaron muy pronto las mañas y excesos que imputaban a los priístas. Y las superaron. De eso no hay duda.
Algo similar ocurrió en Tijuana con el cambio de gobierno municipal. Jorgito Ramos, panista, frívolo, gastalón, proyectando su imágen personal con recursos públicos, como actor gringo. Por un lado, promovió el negocio del Pire, pero por el otro, dejó en el abandono total al resto de la ciudad. La prueba está a la vista, por todos los rumbos de Tijuana, donde no había negocio.
Llega el priísta Carlos Bustamante y muchos pensaron que el cambio sería benéfico para los tijuanenses. Hasta los que votaron en su contra o que se abstuvieron de votar, seguramente pensaron que de inmediato se notaría el cambio. Sobre todo porque el priísta presumió, como un factor especial a su favor, su experiencia empresarial. Sin embargo, se cumplieron los 100 días iniciales de la nueva administración y no llegó el cambio.
Tratando de justificar lo poco logrado en esta primera etapa, el Alcalde y sus colaboradores, sacaron a relucir los enormes adeudos heredados de la administración panista, encabezada por Jorgito Ramos, que les limita para realizar obras, e incluso, los recursos disponibles, apenas alcanzan a cubrir los costos de operación del gobierno municipal.
Alguien por ahí le dijo a Bustamante Anchondo, que el tema de los baches sería bueno para descargar un poco las culpas propias y cargarle a Ramos Hernández el panorama desolador de la ciudad. Aceptó la propuesta y al día siguiente inició una campaña, oficial, pagada con recursos públicos, advirtiendo que se había recibido la administración municipal, con enormes baches, tanto financieros como físicos en las vialidades.
De ahí pues el slogan de esta campaña con la que se trata de justificar el estancamiento del gobierno municipal : “Así nos la entregaron” y de fondo una fotografía en la que aparece un enorme bache, anegado. Seguramente muchos tijuanenses llegaron a considerar que ese bache, era representativo de los muchos que existen en Tijuana.
A nadie se le ha ocurrido, pensar que ese bache no es de Tijuana, sino “importado” de otras regiones de México, pues hay tantos baches en las calles tijuanenses, que se podrían romper records mundiales, propios o dignos de ser registrados por guinnes.
Y no solamente en guinnes, sino también en Riplay, pues resulta que habiendo miles de baches en Tijuana, los colaboradores del Alcalde no encontraron ninguno que consideraran adecuado para insertar su imágen en la campaña publicitaria sobre dicho tema. Por esa razón tuvieron que “importar” un bache del Estado de Jalisco.
Lo publica el Semanario Zeta, nuestro reconocimiento por ello, en la Página 4-A de la edición correspondiente a la semana del 25 al 31 de marzo del 2010, en donde indica que la foto fue captada por el fotógrafo Humberto Muñiz, que corresponde a una calle de Guadalajara, Jalisco y que aparece en Internet. Así mismo, lamenta que la hayan publicado y ni siquiera le reconocieran el crédito al autor.
Esto, pareciera un detalle sin importancia, que a cualquiera pudo ocurrirle, pero no lo es tanto, si consideramos que se está engañando a los tijuanenses, al mostrar una escena que no corresponde a Tijuana, sino a otra parte del país y que se les muestra como si fuese una de las tantas zonas destrozadas de esta ciudad.
Don Carlos Bustamante no es responsable directo de tal error, falla o exceso, pues él no toma fotos, ni prepara u ordena la publicidad del gobierno municipal, pero si lo es indirectamente, porque, se supone, todos sus colaboradores los designó él y cada uno de ellos deben ser los mejores en sus respectivas áreas y por lo tanto deben ser cuidadosos y sumamente responsables de lo que dicen y hacen a nombre del XX Ayuntamiento o del Alcalde.
Lo peor, además de la falta de profesionalismo del autor o autores de tal pifia, es que les ganó la pereza. No fueron capaces de agarrar una cámara fotográfica, salir de la oficina, caminar unos metros y escoger el bache más grande de todos los que puedan observar, a simple vista. Así de sencillo.
Y si aún les parece poca cosa éste asunto, pues imaginen nada más que si en lugar de tratarse de un bache extraído de internet, fuese el caso del permiso para una obra, o la compra de bienes diversos, o la autorización de gastos, y los responsables, por holgazanes, no revisaran minuciosamente la documentación correspondiente y simplemente estamparan su firma. ¡Ufff…”, qué enorme esfuerzo y qué grave para Tijuana.
Ahora que, ya saben, hay qué revisar las cosas, sobre todo cuando de la función pública se trate, pues les pueden dar “gato por liebre”. Por cuanto al cambio, por el poco tiempo de esta nueva administración, aún no se puede determinar, si los tijuanense “…salimos de guatemala, para entrar en guatepior”.
gil_lavenant@hotmail.com
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