Por Federico Arreola
El terremoto en Mexicali, terrible, devastador, no mereció ningún comentario la tarde de ayer en el Canal de las Estrellas. Ni en TV Azteca tampoco.
No se trataba de que suspendieran la transmisión del clásico Chivas-América o de la Academia, sino de al menos dar a conocer algún teléfono o página web para que la gente se informara acerca de lo que pasaba en esa ciudad de Baja California. Pero las mayores empresas de comunicación del país no estuvieron a la altura de la tragedia. Fueron, sin duda, irresponsables. Eso sí, para algunos críticos del periodismo, como Héctor Aguilar Camín, eso no fue lo peor que hicieron los medios mexicanos durante el domingo de Semana Santa. Aguilar Camín lo que vio reprochable fue otra cosa: la entrevista que, en la revista Proceso, hizo Julio Scherer García a Ismael “El Mayo” Zambada.
Mientras Televisa ignoraba completamente en su principal canal, el de Las Estrellas, la catástrofe de Mexicali, seguramente Aguilar Camín, por cierto empleado de la televisora propiedad de Emilio Azcárraga, redactaba su columna que este lunes publicó en Milenio, en la que con el mayor descaro simple y sencillamente descalificó el trabajo de Scherer.
Ha dicho Aguilar Camín: “Si alguien conservaba alguna duda de que el narco sabe usar a la prensa y hay prensa que se deja usar por el narco, no tiene más que acudir al encuentro que Julio Scherer aceptó tener con Ismael El Mayo Zambada, capo número dos del cártel de Sinaloa, uno de los más buscados y temidos de México. La nota del encuentro ocupa la portada de la revista Proceso, propiedad del propio Scherer. En la foto aparece Zambada, con lentes y gorra que impiden precisar sus facciones, poniendo un brazo protector, a la vez amigable y prepotente, sobre el más bajo Scherer, quien ofrece a la cámara una sonrisa donde puede leerse a la vez deleite, atrevimiento, satisfacción y extravío”.
No conforme con decir que Scherer se dejó usar por la mafia, Aguilar Camín llegó al extremo de acusar al fundador de Proceso de ser tolerante con la mafia que mata periodistas. Cito de nuevo al columnista de Milenio: “¿A cuántos periodistas habrán mandado matar El Mayo Zambada y El Chapo Guzmán? ¿A cuántos tendrán sentenciados, amenazados o en la mira? ¿A cuántos habrán silenciado o comprado?”.
Por último, Aguilar Camín se lanzó de plano a ofender a Julio Scherer: “Llegados a ese punto, de pronto la entrevista con un jefe del narco es codiciable. Momento climático de nuestra confusión pública: el criminal se vuelve personaje y puede escoger al periodista que lo visita. El Mayo Zambada escogió a un santón de la prensa mexicana, y el santón fue a su guarida, un lugar no revelado, derramando adrenalina, valentía, entereza periodística. Qué pena”.
No es Julio Scherer el primer periodista mexicano que entrevista a un narcotraficante. Reporteros del propio Milenio y hasta de Televisa lo han hecho. La noche del pasado domingo, por ejemplo, después de que comprobé que el Canal 2 no informaba sobre el terremoto en Mexicali, sintonicé el canal de noticias de la empresa de Emilio Azcárraga, Foro TV. Vi fragmentos de un reportaje sobre compositores de narcocorridos y claramente escuché al asistente un concierto grupero decir frente a los micrófonos de Televisa algo así: “¡Viva el narco que nos da dinero, se van a la verga los demás!”.
Entrevistar delincuentes, mafiosos, dictadores, estafadores, pederastas, etcétera es práctica común en todo el mundo. ¿Por qué le pareció a Héctor Aguilar Camín tan criticable lo que hizo Julio Scherer? Porque el fundador de Proceso cada vez que realiza uno de sus buenos trabajos obliga a los periodistas entregados al poder a verse en el espejo, y lo que aparece en el cristal no les gusta. Y es que, frente a la dignidad de Scherer, se nota todavía más la falta de ética con la que actúan los periodistas domesticados que viven para servir al gobierno como Aguilar Camín.
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