viernes, 23 de abril de 2010
“Acusenme de lo que quieran, cual es el problema?”: Pbro. Raymundo Figueroa
PLAYAS DE ROSARITO.- En lo que es el tercer round entre el “excelentísimo arzobispo metropolitano”, Rafael Romo Muñoz y el Padre Raymundo Figueroa Pérez. La situación se pone tensa otra vez, al sentenciar el jerarca un fulminante ultimátum, incluida la advertencia de excomunión, la dimisión clerical y la posible intervención de la Secretaría de Gobernación en esta desavenencia. Atrás quedaron las acusaciones de ofrecer misa en medio de la emergencia sanitaria por el brote de la influenza AH1N1, el oficiar misas cobradas fuera de su jurisdicción, incluso en el estado de California. Ahora se suman fuertes acusaciones de supuesta corrupción en la venta de criptas por parte de su hermana y su cuñado. Señalamientos que no hacen mella en el buen ánimo del párroco de la Iglesia del Santísimo Sacramento de la populosa Colonia Constitución, quien acepta que su situación no es nada cómoda, que ora por el Arzobispo, por un diálogo constructivo y que todos los problemas se los deja a Dios. “Dios me llamó a ser sacerdote para bendecir, santificar y perdonar no para hablar mal de mis hermanos siento el dolor del señor Arzobispo por lo que está sucediendo, pero pues yo no soy nadie para juzgar o hablar mal de él ni mucho menos de mis hermanos sacerdotes, hay muchas cosa, errores como humanos, pero a mí no me corresponde. Eso se lo dejo a Dios”, expuso. Cuestionado directamente sobre el negocio en la venta de criptas en donde se involucra a su hermana, el Padre Figueroa aclaró que efectivamente, ella apoyó en ese proyecto en donde permaneció hasta el pasado mes de Diciembre en un tema que manejan los integrantes del Consejo Parroquial. “Pueden decir lo que quieran, acusarme de muchas más cosas y aplicarme todo el Derecho Canónico pueden hacerlo…pero si quieren vengan a ver para que juzguen los hechos, apliquen auditorías y de persistir en sus acusaciones, pues que presenten pruebas. A quienes tengo que rendir cuentas es a Dios y a una comunidad, nada más”. Mas adelante y en franca retirada a sus múltiples ocupaciones, incluida una dotación importante de despensas para los damnificados por los sismos en Mexicali, el Padre Figueroa rechaza ser un desobediente o rebelde, mucho menos que piense crear su propia secta religiosa. “Miren la gente tiene mucha hambre y sed de Dios, quiere creer en Dios, no tanto en una jerarquía o una autoridad sin amor”. Se declara en rebeldía?, se le cuestiona. “De ninguna manera, solo estamos luchando por una injusticia, porque se ha lastimado mucho a una comunidad, a mí que me acusen de todo y si he robado, pues que hagan el juicio y que me metan a la cárcel, hombre, cuál es el problema. El que nada debe, nada teme”, asentó sin despedirse y luego treparse a su camioneta nacional Silverado 2010.
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