Las autoridades del estado sureño de Estados Unidos Arizona sonaron las alarmas sobre la filtración de actividades relacionadas con el narcotráfico mexicano.
La policía local asegura que últimamente se ha registrado un notable incremento de secuestros, tiroteos e invasiones a hogares, tácticas comúnmente usadas por cárteles.
La ciudad de Phoenix, Arizona, se ha convertido en la capital del secuestro en EE.UU., y la policía está vinculando estos actos criminales a los cárteles de la droga mexicana y sus grupos asociados en suelo estadounidense.
Al parecer, los secuestros para pedir recompensa monetaria se está convirtiendo en una actividad suplementaria rentable para las organizaciones criminales. En los últimos 12 meses, la cadena de televisión estadounidense ABC, informó que se registraron más de 370 raptos en Phoenix, lo que la coloca de segunda en la lista de secuestros en el mundo, superada sólo por la Ciudad de México.
Durante una reunión con políticos de Arizona, fuerzas de la ley en el estado presentaron un reporte sobre amenazas impuestas por bandas que operan a los dos lados de la frontera. Las cifras oficiales del condado de Maricopa, que rodea a Phoenix, muestra que los secuestros y toma de rehenes en hogares se han cuadruplicado en los últimos cinco años.
Equipo militarUn oficial de la policía declaró que cada vez hay más denuncias por delincuentes armados con rifles de asalto y granadas usadas por el ejército. También indicó que existían casos frecuentes de hombres armados entrando a propiedades que se hacen pasar por unidades de la policía.
Los cárteles de la droga en México llevan años de enfrentamientos, pero como las autoridades mexicanas están aumentando la presión y los esfuerzos para combatir al narcotráfico, varios analistas en seguridad creen que el problema se está exportando a EE.UU. No obstante, la violencia en los estados norteños de México continúa.
El fin de semana, el jefe de la Policía de Ciudad Juárez renunció a su cargo tras intimidaciones del crimen organizado. La corresponsal de BBC Mundo en ese país, Cecilia Barría, informó que a Roberto Orduña lo había amenazado de asesinar a un agente de la policía cada 48 horas si éste no dejaba su cargo.
"Orduña informó sobre la dimisión a su cargo horas después de que un funcionario policial y el guardia de una prisión fueran asesinados", agregó Barría.
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