miércoles, 3 de octubre de 2018

El Pericón y San Miguel

Por Teresa Gurza.
En muchísimos poblados mexicanos hay tradiciones que, pese a los siglos transcurridos y a los avatares de la política, no se pierden.
Y curiosamente muchas de ellas, tienen que ver con la lucha que la gente piensa dan ángeles y arcángeles, contra las llamadas fuerzas del mal.


En los pueblos del estado de Morelos, por ejemplo, a fines del mes de septiembre pueden verse mujeres y hombres entretenidos en hacer una especie de cruces con una florecita amarilla llamada yauhtli, que tiene un rico olor entre anis y manzanilla y con el tiempo, se vuelve media rojiza.

Estas cruces con flores en los cuatro extremos, se colocan en sembradíos, casas y negocios, para el 29 de septiembre que se festeja a San Miguel Arcángel quedar protegidos, en previsión de que algún espíritu maligno quisiera acercarse; y que viendo la cruz tendrá que desistir porque sabe, que San Miguel lo arrojará a los infiernos.

De acuerdo con información que me proporcionaron mis amigas Mónica López Castellanos y Leticia Geo, el uso del yauhtli como especie protectora, era común desde antes de la llegada de los españoles.

Cuenta Mónica que yauhtli es una palabra Náhuatl, que significa oscuridad o niebla; que tuvo importancia mágico-religiosa y estuvo asociada al culto a Tláloc, dios de la lluvia y que incluso, las ofrendas a Tláloc del Templo Mayor, contenían restos de yauhtli que era usado como incienso.

Esta rica herencia indígena y patrimonio de México, se sigue utilizando en Morelos en rituales y curaciones.

Y en el calendario agrícola, funciona como reloj de la naturaleza; porque la planta asoma, cuando aparecen las lluvias indicando que es tiempo de la siembra; y florece, cuando ya pueden cortarse los elotes tiernos, promesa del maíz recio que servirá todo el año al mantenimiento familiar.

Las cruces deben tener todos sus lados iguales; característica ésta, que es símbolo de ollin o movimiento, indispensable para guardar equilibrio.

Añade Mónica, que los españoles daban a esta flor el nombre de Pericón por parecerse al hipericum, o flor de San Juan.

Que el Arcángel San Miguel, es el Jefe de los Ejércitos de Dios en las religiones judía, islámica y cristiana; y en el arte, es representado como un bellísimo ángel con armadura de general romano, que amenaza con una lanza o espada a un demonio o dragón.

Y también suele ser pintado, pesando almas en una balanza; pues según la tradición, tomará parte en el Juicio final.

En cuanto a su uso medicinal, se recomienda el yauhtli para aliviar torceduras; para lo que deben ponerse directamente sobre la piel durante varios días y asados, los cogollos de la flor.

Sirve también, para las vías urinarias y males del estómago hirviendo en medio litro de agua 10 gramos de cogollos y flores y tomando ese líquido tres veces al día, hasta desaparecer los síntomas.

Y de acuerdo con el libro "Mitos y Leyendas de Cuernavaca I" de Juan José Landa Ávila, citado por Leticia, la tradición es originaria de Cuernavaca.

El autor consigna que los tlahuicas, conocían la flor de yauhtli y la incorporaron al culto que rendían a Xilonen, diosa del maíz tierno y de cuyo nombre derivan los xilotitos como se llama al pelo de los elotes.

Y que un día Ehécatl, dios del viento, desató su furia sobre Cuauhnáhuac, la actual Cuernavaca, destruyendo casas y milpas con excepción, de las situadas junto a matas de yauhtli; lo que hizo pensar a los indígenas, que se trataba de una flor sagrada con poderes protectores; por lo que empezaron a cortarla, para elaborar ramos y colocarlos a la entrada de sus propiedades y templos, implorando la protección de la diosa.

A la llegada de los españoles, Fray Toribio de Benavente aprovechó la situación para asociarla con santos y empezó por llamar "pericón" al yauhtli; en alusión a San Pedro, que se decía tenía poder de mando sobre las lluvias; porque coincide con el ochpaniztli, mes prehispánico dedicado a la diosa mencionada.

Más tarde, Fray Motolinia cambió los ramos por las cruces y convenció a los habitantes de que su característico olor era lo que ahuyentaba al diablo; y que la cruz representaba a la espada de San Miguel.

Actualmente mucha gente sigue recolectando yauhtli y reuniéndose a formar las cruces y  convivir mientras come los primeros elotitos tiernos.

Pero, la centenaria tradición puede acabarse; porque esta planta está disminuyendo, por el uso de pesticidas.

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