lunes, 7 de diciembre de 2015

Expediente Político: No es lo mismo, la seguridad de Silvano, que la inseguridad de los rosaritenses

Por Alfredo Calva
Mientras el alcalde de Playas de Rosarito, Silvano Abarca Macklis, hacia apología de su ¨seguridad¨ que le brinda a sus gobernados, la delincuencia le robaba materiales de construcción de su vivienda, la cual se encuentra en proceso de ampliación.


Discursando con cinismo pleno del que hace su credo el primer edil rosaritense, intento engañar a sus conciudadanos que son los que cada día sufren el embate de los delincuentes a través de los robos a casa habitación, de vehículos, asaltos a comercios con violencia, asesinatos, y todos, aderezados con una corporación policiaca preventiva desprestigiada por la corrupción, el abuso de autoridad y la impunidad que le brinda la Sindicatura Procuradora.



En el Rosarito que se niega a ver y aceptar el alcalde Silvano Abarca Macklis y su director de la policía, Joaquín Olea, se encuentra nadando en una pila de corrupción e inseguridad, alentada y protegida desde el mismo palacio municipal a través de la omisión e indolencia.

El Rosarito seguro que con vehemencia prometió a los rosaritenses y que tanto pregono Abarca Macklis durante su campaña electoral, no existe para el resto de los ciudadanos, solo es una zona de exquisito confort en el que radican y se desenvuelven Silvano y todos los funcionarios de elección y designación que en colusión participan en disfrazadas acciones de gobierno que solo son negocios en los que logran sustanciales beneficios.

La seguridad pública preventiva es, y esto lo deja muy en claro el Consejo Ciudadano Estatal de Seguridad Publica, un inhibidor del 75 por ciento de los delitos que se cometen, por lo que, cuando esta área de la seguridad es deficiente por no decir nula, los resultados son desastrosos.

Rosarito con la llegada de Joaquín Olea a la dirección de la policía municipal, no tuvo la capacidad de penetrar en la tropa y hacer sentir el don de mando que le permitiera dar cohesión, dirección y sentido de pertenencia a los elementos, quienes ante esta carencia fundamental en un liderazgo, tomaron el camino que se acomodara mejor a sus exigencias y conveniencias personales y de grupo.

No tuvo la firmeza que el ex Secretario de Seguridad Publica de Tijuana y ciudad Juárez, Julián Leyzaola Pérez, recientemente le exigió tener para hablar, actuar y ponerse a la orden de la ciudadanía

Esta ausencia de firmeza a contribuido a que aumente el número de elementos nocivos a la sociedad rosaritense que solo contribuyen en dañar la ya de por si pésima imagen de la corporación, ya sea por aliarse a los intereses de la delincuencia organizada, por obtener de los ciudadanos a través de la extorsión recursos económicos, y que, ante la incapacidad jerárquica expuesta se incrementaron exponencialmente los abusos y excesos de los elementos en contra de los ciudadanos.

Los delitos de robo de vehículos, robo a casa habitación, robo a comercios, privación de la libertad, son los que más se han disparado. Ilícitos que de acuerdo a lo expresado por el Consejo Ciudadano de Seguridad Publica, pudieron ser prevenibles o atajados por la corporación municipal.

Colonias como la Lucio Blanco, Constitución, Ampliación Lucio Blanco, Aztlán, Magisterial, Santa Mónica, Ampliación Plan Libertador, son un claro ejemplo del pésimo desempeño de la policía municipal, muestran y demuestran la falacia con la que se conducen el alcalde Abarca Macklis y su jefe policiaco, no admiten que el tema que más preocupa y ocupa a los ciudadanos es el de la inseguridad, y su enanismo mental no les permite comprender que, entre más se aferran a no reconocer su incapacidad para combatir el flagelo social, mayor es el resquemor que generan en contra de ellos en los rosaritenses.

A ellos se suma la perniciosa laxitud en su actuar, el regidor presidente de la Comisión de Seguridad Publica del VI Ayuntamiento, Carlos Ortega, quien desde su unción a través de una traición a su correligionario, Jorge Arévalo, se ha empeñado fehacientemente en mostrar que el capricho de Silvano y el propio, fue una funesta decisión, eso sí, avalada con la insultante estulticia de los restantes integrantes del cabildo.

La calificación del Consejo Ciudadano de Seguridad Pública Estatal, sitúa en los últimos tres meses a Rosarito como un municipio cuya incidencia delictiva se encuentra en fase roja, es decir, la incapacidad y falta de atención de parte de la autoridad local para atender y atacar el serio problema de inseguridad que se vive en la demarcación ha generado el crecimiento de los delitos.

Es urgente que las fuerzas vivas y la ciudadanía en general exijan al alcalde que cumpla con su obligación y remedie la situación que se vive al interior de la dirección de seguridad pública, que le permita tener una policía preventiva que pueda inhibir la comisión de delitos, que infunda confianza y seguridad a los rosaritenses y sobre todo, que los ciudadanos tengan la certeza de que los elementos si están para servirles.

Sin embargo, lo lamentable es que, teniendo en cuenta el comportamiento del alcalde Silvano Abarca Macklis, es de esperarse que jamás aceptara que su peor fracaso en la ejecución de las políticas públicas, es en el tema de la seguridad, por lo que hemos de suponer que el padecimiento que sufre la dirección de policía municipal, ira transitando de la seriedad a la gravedad y si le alcanza el tiempo, a la mortandad, en cuyo caso los sepultureros del tema de seguridad en la presente administración serán, Silvano y su ex escolta Joaquín Olea, y quien coloque la cruz, será el regidor, Carlos Ortega.



Solo en Rosarito sucede……….

Solo en el municipio de Rosarito se puede registrar una marcha ciudadana en protesta por la inseguridad que se vive y siente en el municipio, y que esta, concluya con un enfrentamiento verbal entre el alcalde Silvano Abarca y el promotor del evento, Roberto Esquivel Fierro, acusándose mutuamente de borrachos.

El edil, no respetando como es su costumbre la investidura que ostenta, le falto al respeto a quien promovió la marcha, y este, no tuvo la capacidad y la cordura de no caer en el juego del alcalde.

Solo en Rosarito sucede.



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